Delincuencia y deterioro de la salud mental
La quinta versión del "Termómetro de salud mental en Chile", elaborado por la Asociación Chilena de Seguridad y la Universidad Católica, dado a conocer recientemente, mostró una disminución en el nivel general de malestar psicológico de la población, si se compara con lo que ocurría a inicios de la pandemia, pero persisten problemas mentales como el gran temor a ser víctima de la delincuencia.
El estudio realizado a 3.600 personas mayores de edad en mayo del presente año, reveló que el 21,1% exhibió probable presencia de problemas de salud mental, el número más bajo desde que la encuesta se creó en julio de 2020, aunque las cifras siguen siendo preocupantes. Se estima que hoy uno de cada cinco chilenos presenta sospechas o problemas de salud mental, mientras que durante el período de cuarentenas esa proporción era de uno cada tres. Los investigadores estiman que el plan de vacunación contra el covid 19, el control de la crisis sanitaria y la recuperación paulatina de los empleos fueron algunos de los factores que influyeron en esa mejoría.
Sin embargo, el análisis detectó que ahora hay otros factores que causan el estrés de las personas y que deterioran la salud mental, como la preocupación por la situación económica, los cambios políticos, y mayormente el alto temor a ser víctima de la delincuencia. En efecto, el 70% de las personas mencionó este último caso. Y si en agosto de 2021 el 16,7% decía que había tenido que consultar con un profesional de la salud respecto de los temores que lo agobiaban, ahora la proporción subió más del doble, a 34,1%.
Las encuestas confirman que la delincuencia es uno de los problemas que más preocupa a la población, porque deja una sensación de inseguridad, que ya no se da sólo en los tradicionales barrios peligrosos, sino en todas partes. Chile se enfrenta a una violencia cada vez más cruda y agresiva, que crea inseguridad, provocando un impacto profundo en las víctimas y que conmociona a toda la población. Se entiende entonces la preocupación de las personas por la delincuencia que opera en ataques cada vez más osados a viviendas, a familias que transitan en sus vehículos (portonazos y encerronas), hasta los homicidios y ajustes de cuentas. Esa agresividad muchas veces tiene que ver con el consumo y tráfico de drogas.
Probablemente la situación delictual de nuestra región no es distinta a la del resto del país, porque las personas expresan el temor con que viven en sus casas por las balaceras y la sensación de que el tráfico de drogas avanza por todos los rincones. También es alarmante ver cómo en las redadas realizadas por las policías, se decomisan armas, lo que indica que pese a la destrucción de material, queda mucho más en circulación.
La comunidad tiene conciencia del esfuerzo que realizan las policías, pero con frecuencia se dan a conocer informes que muestran el altísimo porcentaje de causas que reciben las fiscalías y que se archivan sin tener un resultado. Por eso, el pensamiento de los ciudadanos que interactúan con estas instituciones es que no le están dando una solución concreta al problema de la delincuencia, que muestra un aumento desmedido y mayores niveles de violencia, quejas que deben ser tomadas en cuenta, porque la prevención es muy importante para atacar el problema. Si se realiza un seguimiento de las informaciones sobre delitos graves que se publican en los medios de comunicación, se llega a la conclusión de que la mayoría de estos son cometidos por reincidentes y sujetos que habían pasado por los tribunales pero fueron dejados en libertad.
La delincuencia es una realidad que atemoriza y afecta la salud mental de las familias, y la percepción ciudadana es que no se hace lo suficiente por resolverla. Por ello, las instituciones y autoridades requieren de nuevos modelos de gestión que fortalezcan las acciones preventivas y de persecución criminal inteligente, para reemplazar una estructura esencialmente reactiva.
El análisis detectó que ahora hay otros factores que causan el estrés de las personas y que deterioran la salud mental, como la situación económica y el alto temor a ser víctima de la delincuencia.