Combate al consumo de alcohol y drogas
Beber alcohol en exceso y el uso de drogas son patrones de conducta que tienen cada vez más presencia en los jóvenes. Ese abuso conlleva también la aparición de la violencia y, en ocasiones, el riesgo de caer en delitos. Entre las causas que llevan a los jóvenes a consumirlas se conjugan varios factores, como baja autoestima, escasa percepción de riesgo, un medio familiar disfuncional o la necesidad de aceptación y pertenencia a determinados grupos, ante el abandono de los padres.
La Organización de las Naciones Unidas ha llamado a los países a luchar contra el consumo indebido de drogas, que incluso se aceleró con motivo de la pandemia de covid-19, y ha pedido que los padres tengan un rol más activo respecto de sus hijos, para no seguir incrementando las cifras de consumo. Una encuesta realizada por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), reveló que más de la mitad de los consumidores mantuvo el consumo de alcohol y de marihuana durante los años más críticos de la pandemia. El 51% de los 34 mil consumidores frecuentes consultados en línea confirmó que durante la emergencia sanitaria continuó con la ingesta de esas sustancias.
Respecto del alcohol, el 41,8% de estos consumidores aseguró haber bajado la cantidad debido a las restricciones que impuso la pandemia de covid, ya sea porque tuvo menos oportunidades, porque le preocuparon sus efectos o porque disponían de menos recursos económicos para ello. En contraposición, el 54,2% afirmó que su rutina continuó igual o mayor, incluso durante las cuarentenas. En el caso de la marihuana, aseguraron que siguieron consumiendo y un tercio de ellos lo aumentó, aduciendo como razones el estrés, la ansiedad y la depresión ligados a la fase más crítica de la pandemia, lo que resulta preocupante, porque se preveía que en estos procesos, especialmente de cuarentena, habría estados de alteración que llevarían a una parte de la población a buscar vías de evasión a través de la ingesta de alcohol, de drogas o de medicamentos sin prescripción. Bien es sabido que también la automedicación de fármacos sin supervisión de especialistas puede causar efectos muy nocivos para la salud de las personas, que pueden llevar a estados de ansiedad, de depresión, insomnio, e incluso a intentos de suicidio.
Las cifras de ingesta de drogas en los adolescentes y niños son alarmantes. Ha habido un aumento muy importante del consumo juvenil a partir del año 2000, a la vez que el uso se realiza cada vez a más temprana edad, con compras que no sólo se efectúan en los barrios sino también cerca de los establecimientos educacionales. Muchas veces, un medio familiar deteriorado hace que un sector de los jóvenes opte por refugiarse en la bebida y en las sustancias ilícitas. Lamentablemente, el abuso del alcohol y las drogas conlleva en ocasiones la aparición de la violencia y el riesgo para los jóvenes de caer en alguna acción delictual con el fin de conseguir dinero y proseguir en el vicio. Se estima que el consumo y la adicción tienen que ver con falta de comunicación de los padres y con falta de percepción de afecto de los niños. Es evidente que los jóvenes hoy están más expuestos a la oferta, ya que la distribución se ha ramificado por todas partes y se encuentra, tal como lo revelan las intervenciones y decomisos que realizan las policías incluso en las cercanías de los centros de estudio, en los lugares donde van a divertirse o en los barrios donde viven.
Es preocupante el incremento del consumo de marihuana, mientras que paralelamente han disminuido los índices de percepción de riesgo que tienen especialmente los niños y jóvenes acerca de los daños que provoca. La Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia de Chile ha advertido que la disminución de la percepción de riesgo, el alza en la potencia de la marihuana y los intentos de legalizarla han demostrado ser alicientes para su consumo.
Las cifras de ingesta de drogas en jóvenes y niños son alarmantes. Ha habido un aumento muy importante a partir del año 2000, a la vez que el uso se realiza cada vez a más temprana edad.