Museo de Historia Natural celebra 120 años mirando al futuro
Siendo el tercer lugar en su tipo más antiguo del país, ha pasado por más de 20 sedes y contado con nueve directores. Hoy se ve enfrentado a grandes desafíos y a la falta de más amplitud física para mostrar más cosas.
Siendo uno de los paseos obligados para cualquier penquista, el Museo de Historia Natural de Concepción (Mhnc) es un de los pocos lugares que albergan casi todas las dimensiones de los más de 470 años de la ciudad.
Fundado en 1902 por el naturalista británico Edwin Reed, el lugar es hoy el tercer museo de historia natural más antiguo del país -solo detrás de Santiago y Valparaíso- y el de más trayectoria en el sur de Chile.
Aún más antiguo que la UdeC o el Museo Pedro del Río Zañartu, el espacio ubicado actualmente en Maipú 2349, en la Plaza Acevedo, ha transitado en su más de un siglo de historia por 21 sedes con nueve directores a la cabeza. Hoy al frente -como directora subrogante- está la licenciada en Artes Plásticas, Roxana Torres.
Con solo un cuatro por ciento de todo lo que alberga en exhibición, el Mhnc ya está quedando pequeño. De acuerdo al curador de colecciones, Eduardo Becker, cuentan con una trayectoria, que "es bastante profunda en el tiempo y la gracia es que los primeros directores tuvieron una tendencia a trabajar mucho en la zona".
A fines de los 90 y comienzos de los 2000, el museo -por medio de su director, el curador y otros colegas- realizó muchas prospecciones e investigaciones arqueológicas en el área. "Era una materia relativamente olvidada", destacó el antropólogo, poniendo en valor al mismo también como un espacio de investigación.
Trayectoria
Cuando Reed concretó la creación el lugar a inicios del siglo XX, una semana más tarde llegó con sus nueve hijos a Concepción y se adentró en su labor.
Por aquellos primeros años, contaba solo con su propia colección privada como exhibición, llegando a ocupar habitaciones de su casa cuando el espacio de Chacabuco 29 comenzó a hacerse pequeño.
En ocho años como director, su labor fue incrementar la colección, una que se caracterizaba por sus animales disecados. Sin embargo, el incipiente museo ya comenzaba a experimentar un problema que -a 120 años de su apertura- lo sigue aquejando, la falta de un espacio propio.
Un año antes de morir, en 1909, Reed le escribiría al ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, "es lástima ver a uno de los buenos museos de América del Sur sin edificio a propósito".
Una muestra más de la itinerancia que ha marcado su vida. Anexado al entonces Liceo de Hombres, sin líder y con su colección usada por alumnos como material didáctico, el lugar no podía estar en peores condiciones. Un joven uruguayo, a punto de egresar del establecimiento educacional se ofreció para hacerse responsable de lo poco que quedaba.
Es así que comienza el vínculo del Mhnc con el recordado Carlos Oliver Schneider, en 1916. Tres años más tarde, cuando abrió la UdeC, Oliver se matriculó como estudiante de Química, pero no interrumpió su labor museológica.
De ahí, con un peligro constante de desaparecer, es el director de la época, Alcibíades Santa Cruz y luego la naciente casa de estudios, quienes lo salvan.
En 1929, con el ingreso del museo a la desaparecida Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) -de la cual fue fundadora- Oliver asume la dirección.
En sus 20 años al frente, el uruguayo emprendió investigaciones arqueológicas, paleontológicas, etnológicas y folclóricas. Al mismo tiempo, puso en marcha importantes iniciativas de difusión científica. Luego de períodos de estancamiento, es en 2003 que es modernizado y obtiene su actual museografía.
Itinerancia es tema
Si bien ha enfrentado inundaciones, tres grandes terremotos y otros problemas durante su historia, para su actual directora (s), Roxana Torres, el no contar con una infraestuctura propia ha sido lo que más lo ha afectado.
El museo resguarda en la actualidad piezas arqueológicas que datan de más de seis mil años, fósiles de más de 60 millones de años y diversos animales disecados.
En sus depósitos se esconden secretos como diversos objetos de la Guerra del Pacífico, la momia de un soldado de esa época, objetos del Concepción colonial, y un sinfín de artefactos y piezas que dan cuenta del poblamiento de la zona, así como de su flora y fauna.
Torres cuenta que hoy se están poniendo a la fila de la mejora, de una infraestructura nueva y más acondicionada a los nuevos requerimientos de la comunidad.
"Hay proyectos iniciados hace cinco años, donde se han visto espacios que puedan dar cabida al museo, uno integral que complementarían bibliotecas y archivos", señaló, asegurando que el lugar no está necesariamente anclado a su ubicación actual: donde está desde 1996 en un edificio que pertenece a la municipalidad.
Para la licenciada en Artes Plásticas, llega a su aniversario 120 mejor posicionado, con un equipo de 12 personas. La vinculación con la comunidad también es un punto a destacar, lo mismo que su labor educativa -para niños y adultos mayores- e investigativa.
"Nuestra proyección es una instalación que pueda otorgar más beneficios para la implementación de las distintas acciones que se desarrollan. Para que se consolide el museo en la ciudad, la región y a nivel nacional. La experiencia de esta institución amerita que así sea. Se lo merece, no solo el equipo, sino también a quienes entregamos esto", finalizó.