Altos niveles de morosidad regional
El Informe de Deuda Morosa que elaboran la Universidad San Sebastián y Equifax, reveló que en la Región del Biobío el 30% de las personas que han contraído deudas se encuentran en la condición de morosas. Esto significa que en el período abril-junio del presente año, totalizaban 362.794 personas con sus compromisos impagos.
Los investigadores indicaron que el porcentaje de morosos es levemente superior al promedio nacional. Sin embargo, hay un comportamiento muy disímil entre las comunas de la región. Es el caso de Lota, donde el 47% está en esa condición. Le siguen Talcahuano (38,9%), Los Ángeles (35,4%), Penco (34,8%) y Coronel (32,6%) en cantidad de morosos en relación a su población mayor de edad. Entre los factores que explican los altos niveles de incumplimiento de compromisos en esas comunas están los créditos hipotecarios, pues el no pago del dividendo inmediatamente genera una alta morosidad, y las tasas de desempleo que son más altas en esas zonas.
Este informe se realiza en forma trimestral desde hace una década y las últimas cifras indican que en el segundo trimestre se agregaron 1.207 personas en mora respecto del primer trimestre. En promedio, cada una de esas personas tiene una cifra impaga de $ 1.452.958. El 53,3% son mujeres y el 46,7% son hombres, lo que podría explicarse porque el segmento femenino fue el más afectado por la cesación de empleos durante la pandemia. No obstante, los montos de mora son mayores en los hombres.
En las últimas décadas, la sociedad se ha vuelto muy permeable al consumo, estimulada por las tendencias, las modas, el impulso de viajar, las facilidades que ofrecen los sistemas de endeudamiento, como tarjetas de créditos bancarias y comerciales, así como el expedito acceso a los préstamos y avances en dinero. Asimismo, es frecuente que a los jóvenes universitarios se les ofrezcan productos bancarios, lo que constituye un riesgo si se considera que aún se encuentran estudiando, no generan ingresos y dependen económicamente de sus familias, lo que supone que ingresarán al mercado laboral con compromisos financieros ya contraídos.
Por otra parte, está el endeudamiento de personas de la tercera edad, que muestra más tendencia a caer en el incumplimiento de pagos, la gran mayoría de los cuales no corresponde a la existencia de créditos hipotecarios, automotores o de consumo sino al recurrente avance en dinero que obtienen en tiendas comerciales y supermercados, que se utilizan para la adquisición de medicamentos, alimentos y calefacción, pero que tiene altas tasas de interés.
El endeudamiento no responsable, por sobre la capacidad de pago de las familias, ha llevado a un persistente aumento de la morosidad en nuestra región, que se acentúa en los períodos en que se deteriora la economía y el mercado del trabajo se restringe. Así, las personas que pierden sus empleos estables deben buscar otros más precarios, que en ocasiones sirven para sobrevivir pero no para asumir los compromisos que representa un endeudamiento excesivo.
El tema no es distinto a los dramas que viven otros miembros de la comunidad, cuyos sueldos no les alcanzan para solventar sus gastos y echan mano a las tarjetas bancarias, de farmacias y casas comerciales para llegar a fin de mes. Sin embargo, en el caso de los mayores tiene una connotación más grave, porque atrás de ese endeudamiento está la evidencia de las escuálidas pensiones y de sus necesidades de medicamentos no cubiertas.
Es importante tener muy claro los gastos fijos y saber cuál es el margen de ahorro y gasto familiar; no utilizar tarjetas de crédito en gastos pequeños y evitar aquellos que involucren pagar intereses, prefiriendo hacerlo en una o varias cuotas pero con precio contado. Por ello, hay que actuar con moderación al asumir esos compromisos, ya sea con las multitiendas, los supermercados, las financieras o la banca.
El porcentaje de morosos en la Región del Biobío es levemente superior al promedio nacional, aunque hay un comportamiento muy disímil entre las comunas. El caso más grave es el de Lota.