Revista "La máquina de escribir" buscar enaltecer la cultura lotina
Con tres números a la fecha, proyecto apunta a enriquecer la identidad del territorio carbonífero, a través de distintas expresiones literarias y artísticas.
A 38 kilómetros del Gran Concepción se encuentra Lota, la primera ciudad del país en ser industrializada. Durante casi un siglo, fue la matriz energética de la nación. A fines de 1800, Coronel, Curanilahue y Lebu se incorporaron a la producción carbonífera. Se consolidaron como "La cuenca del carbón", una zona con fuerte dimensión histórica e identitaria.
A 22 años de la clausura minera, organizaciones culturales se levantan en pos de entregar a la comuna el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad. Mientras tanto, algunos espacios buscan empoderar la memoria lotina. Pabellón 83 es uno de ellos.
Construido en 1915 como hogar para los mineros y declarado Monumento Nacional en 2009, hace casi dos décadas trabaja con Fundación CEPAS (Centro de Educación y Promoción de Acción Solidaria), fundada en 1990, con miras a desarrollar programas educativos y sociales en el Biobío.
A modo de poner en valor el arte y la literatura del territorio, en 2020 comenzaron a crear fichas literarias que promovían a autores del siglo XX. En junio de 2021, evolucionaron a una primera edición de la revista digital "La máquina de escribir", cuyo tercer volumen fue liberado el 28 de junio pasado en la Sala Baldomero Lillo de dicha casa comunitaria.
"Este proyecto nace para contribuir a la cultura literaria y lograr que se reconozca el trabajo que están haciendo poetas y escritores. Nos dimos cuenta que con esas fichas -de sólo una hoja- no se hacía justicia a los talentos contemporáneos", indicó Juan Torres, periodista de La Unidad Patrimonio e Identidad Cultural de Pabellón 83, y parte del equipo editor.
Mediante una ceremonia que contó con la presencia del Taller Literario Fernando González Urízar, se hizo presente el escritor, Tulio Mendoza y el emergente poeta local, Jaime Uribe, "Portón Oxidado". Y en forma honoraria asistió la esposa del poeta coronelino, Mauricio Badilla, a quien se le recuerda póstumamente en el presente ejemplar.
Tulio Mendoza, junto con recalcar el legado del poeta González Urízar (1922- 2003), dijo lo fundamental que es consolidar una plataforma que rescate el arte local.
"Borges decía que los libros son una extensión de la memoria. Por eso, creo que esto, pese a ser virtual, quedará como legado para recordar 'La cuenca del carbón''. Esta revista, de nombre 'La máquina de escribir', nos permite imaginar aquella época donde se usaba esta herramienta para plasmar los recuerdos", afirmó, diciendo que esperaba que "esta máquina teclee con fuerza social e histórica en los corazones de la gente".
Empoderar la zona
En 64 páginas, la publicación, concebida por La Unidad Patrimonio e Identidad Cultural junto a la Unidad de Fomento Lector (UFM), ambas de Pabellón 83; tiene como objetivo semestral estimular la lectura y escritura creativa.
"Busca posicionarse como un espacio de difusión y diálogo a través de las distintas colaboraciones para cada número", indicaron desde la organización.
Víctor Muñoz, encargado de la UFM, enfatiza en que esta tercera versión es un trabajo colaborativo. "Con Juan hicimos una especie de fusión patrimonial entre ambas unidades, para destacar y promocionar el ser creativo de quienes están retratados en este número", dijo, subrayando la pluma de las poetisas Karina Seguel y Betty Fernández.
Dividida en cinco partes: Reseñas, Poesía, Dramaturgia, Cultura y Patrimonio, y Galería de la Memoria, este archivo digital pretende "empoderar la tierra lotina", enuncia Juan Torres, uno de sus impulsores, adelantando que el próximo será en noviembre.
Andrea Torres, coordinadora del Área de Cultura de Fundación CEPAS, está convencida de que con esta revista se fortalecerá la interacción público artista.
"Es una de las tantas actividades con las que aspiramos a que las comunidades conozcan nuestra labor y la de los gestores culturales. Trabajaremos para que ésta fomente el desarrollo y la implicación en nuestro territorio", dijo.
A estos anhelos se suman los productores del festival FAMCA, Sebastián Paredes y Nicolás Sanhueza, quienes contaron su experiencia realizando el primer encuentro de esta magnitud en Curanilahue. "Teníamos que hacer algo con el adormecimiento cultural que sufría el lugar. Hicimos un llamado participativo con el fin de obtener un emancipamiento comunitario y una transformación social", comentó Sanhueza, anunciando que se puede leer sobre este acto registrado en la revista.