Los planes para levantar este gigante en la ciudad fueron aprobados en 1940, pero el inicio de su construcción comenzó en 1949. Ideado por el arquitecto Orlando Torrealba, la propuesta ganó un concurso llamado por la Corporación de Reconstrucción y Auxilio en la época del terremoto del año 1939. El Edificio Los Tribunales de Justicia y su plaza constituyen el remate de la Diagonal Pedro Aguirre Cerda, incorporada en el Plan Regulador de Concepción en 1941, el cual contempló dos focos de conexión en sus extremos: la plaza que alberga a este gigante como umbral de acceso al centro de la ciudad y el otro correspondiente a la Plaza Perú, que entra como un simbolismo de acceso al barrio universitario.
Arquitectónicamente, el edificio ocupa una manzana entera y representa la transición entre el primer modernismo de Concepción, caracterizado por una arquitectura monolítica y pesada, la posterior, en que predominan grandes paños vidriados. Su aspecto exterior muestra una suerte de contrapunto entre sus espacios llenos y las enormes columnatas, que juegan un rol muy importante en el espacio urbano, puesto que al permitir el tránsito peatonal conectan el centro de la ciudad con la calle Diagonal que conduce a la Universidad y al barrio universitario. Su ubicación estratégica relaciona el área comercial, residencial y universitaria penquista, rompiendo la cuadrícula de damero y permitiendo una distribución adecuada de las diferentes circulaciones.
Este gigante inserto en la ciudad, por su morfología y ubicación, determina una centralidad y equilibrio espacial, generando una percepción espacial fácil hacia el peatón y, al mismo tiempo, a escala urbana. Su jerarquía espacial lo ubica dentro de los hitos urbanos de orientación en Concepción, el cual prima sobre su plaza, indicándonos claramente el término de un sector y el inicio de otro, pero logrando integrarlos funcional y espacialmente.
Su morfología nos muestra una simetría definida por dos volúmenes en sus extremos, llenos, puros y estancos que sostienen esta curvatura elevada, permitiendo un primer piso abierto de circulación y protección peatonal, dándole continuidad de traspaso al peatón penquista.