"La carretera hídrica se quedó en puras palabras grandilocuentes"
El exdiputado analiza la situación local en materia hídrica. Sostiene, además, que es necesario avanzar en materia laboral dentro del agro.
Una nutrida agenda tuvo hace unos días el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela. Entre miércoles y viernes, el exdiputado se desplegó por la Región del Biobío para visitar ciudades como Penco, Tomé, San Pedro de la Paz, Santa Juana o Mulchén, lugares en lo que encabezó firmas de convenios, transferió recursos o visitó proyectos clave para el desarrollo del área.
Su visita se da en medio de la emergencia agrícola que experimentan las 33 comunas del Biobío y otras zonas del resto del país. A su jucio, sin embargo, hay elementos de esta emergencia y del cambio climático de los cuales es posible sacar provecho.
"La frontera frutícola se ha venido bastante al sur. La producción de vinos, por ejemplo, está cobrando vitalidad en Florida y otras áreas del Biobío. Lo mismo con el auge del cultivo de fresas, el avellano europeo o el castaño. Hay posibilidades, pero eso también nos obliga a una política más activa de pequeños tranques y embalses y en temas de co-responsabilidad. Por ejemplo, la idea es que en un año los consejos de cuenca sean obligatorios", desliza.
-Aquí entra en juego el Comité de Transición Hídrica Justa. ¿Qué rol tendrá esta instancia interministerial?
-Lo conversamos con el gobernador Rodrigo Díaz. Este comité tiene la obligación de destrabar proyectos, y ya lo estamos haciendo con los embalses medianos y pequeños. Hay un trabajo operativo con la Subdere y hay conversaciones con el BID para acompañar a este proyecto.
-En materia de escasez hídrica , mucho se ha hablado del proyecto de carretera hídrica. ¿Cuál es su postura frente al tema?
-La carretera hídrica se quedó en puras palabras grandilocuentes y no está en la agenda de este gobierno. Hay un cuestionamiento bastante académico y serio. Además, los embalses a gran escala han mostrado su ineficacia en estos 13 años de sequía. Acá tiene que haber cuidado del acuífero, seriedad y avanzar con la eficiencia del agua de los pequeños, así como en restauración forestal.
-¿Pero el proyecto se cayó, o es que el Ejecutivo no dará ningún apoyo?
-Es que yo nunca conocí el proyecto concreto. Este gobierno no está botando nada. Habría que preguntar a Juan Sutil o a sus promotores si alguna vez, más allá de una idea gruesa, lograron un trabajo concreto con el Ministerio de Obras Públicas en el gobierno de Sebastián Piñera. No hay nada concreto.
-Esa iniciativa busca aplacar la sequía de la zona norte. ¿Qué ocurre a nivel local? ¿Cómo se puede combatir la falta de agua en las zonas rurales del Biobío?
-El Gobierno Regional está siendo ejemplar, pues acaba de firmar un acuerdo con la ONG Huella Local a fin de optimizar los APR en el sector rural. Además, este comité que encabeza el ministro Carlos Montes (Vivienda y Urbanismo) da racionalidad al tema de las parcelaciones. Parte de los problemas de suministro tiene que ver con no crecer ordenadamente.
-¿Cuánto impactarían en el sector agro las nuevas disposiciones del actual borrador constitucional sobre los derechos de aguas? Hay actores que ya muestran su preocupación.
-Nosotros tenemos que tener prescindencia de nuestras opiniones sobre el apruebo o el rechazo, pero sí puedo decir que Chile estaba muy fuera de los estándares mundiales, en un predatismo extremo (...) Se da un paso significativo en transparencia al dar estatus legal a los consejos de cuenca, donde dice de manera explícita que estarán representados los tenedores de derecho de permiso administrativo de agua. Eso asegura que, en caso de ganar la propuesta, haya un modelo de co-responsabilidad.
-O sea, el temor es infundado.
-Yo también hubiese preferido que la nueva Constitución dijera de manera explícita que se asegurará la disponibilidad de agua para los productores de alimentos para Chile (...) Lo que la Convención ha ido avanzando está en el promedio de las constituciones de la OCDE respecto a la gobernanza y uso del agua.
Mano de obra
-Uno de los grandes problemas que acusa el sector agroindustrial es la falta de mano de obra. ¿Qué medidas han asumido ustedes al respecto ?
-Hay un envejecimiento de la población rural y hay una evaluación autocrítica, porque el Ministerio tiene que hacer mucho más. Estamos buscando una alianza con Fundación Superación de la Pobreza para el próximo año proponer al Presidente y a la Dipres un programa muy sustancial de trabajo con jóvenes y ruralidad. En lo más concreto, la próxima semana iniciaremos una mesa para lograr el estatuto del trabajor agrícola de temporada que incluirá también los permisos temporales para trabajadores extranjeros. Chile no puede ser cínico, porque en los últimos años la mayoría de los trabajadores que han hecho las cosechas son de otros países, pero debe haber acogida y regulación.
-¿Puede ser un problema asociado a bajos sueldos?
-Acá hay una mezcla producto de la pandemia. En algunos casos hubo un segmento que, al haberse asegurado económicamente, dejó de trabajar. Hay que ser sinceros, también hay una responsabilidad del sector privado, pero igual del Estado, ya que tenemos que mejorar para que la agricultura tenga buenos colegios, conectividad y oferta cultural. Los privados tienen que reaccionar con trabajos estables, no solo en el peak de la temporada.