La Bahía de Concepción puede ser considerada como uno de los territorios más relevantes en la historia de Chile. Protegida por la isla Quiriquina que genera dos accesos hacia la rada, la bahía alberga a tres puertos de Chile que, a su vez, son inconfundibles ciudades históricas: Talcahuano, Penco y Tomé. Aunque este territorio estuvo ocupado por el pueblo autóctono por tiempos inmemorables, la bahía ingresa en la historia chilena escrita alrededor del año 1550, cuando Pedro de Valdivia, en su conquista de la zona centro y sur de Chile, llega a este lugar desde el Valle Central. En consideración de diferentes cualidades que poseía el lugar, el conquistador decidió fundar en sus orillas la primera ciudad denominada la Concepción de la María Purísima del Nuevo Extremo donde está actualmente Penco. Dichas cualidades podrían ser resumidas por la cercanía del río Biobío que ofrecía una defensa natural contra los ataques del pueblo mapuche, la protección que ofrecía la bahía frente a las inclemencias del océano Pacífico, la presencia del pueblo autóctono para la realización de obras y el proceso de evangelización. Desde entonces, este territorio ha conocido una suma de hechos determinantes en la historia de nuestro país, desde la creación de la Villa de Penco en 1842, la creciente importancia de Talcahuano como puerto de la refundada ciudad de Concepción, el cerro Perales donde Bernardo O'Higgins realizó la primera declaración de la Independencia, las primeras construcciones de la futura Base Naval desde el año 1819, el crecimiento de los puertos de Penco y Tomé como principales puntos de exportación hacia los Estados Unidos de América, el desarrollo de la industria textil de Tomé desde el año 1865, y hasta el desarrollo de la industria de azúcar, loza y vidrio en Penco desde los años 1886.
Esta larga serie de hitos históricos generó un fundamental aumento de medios, recursos y conocimientos, con un apreciable impacto sobre el desarrollo de proyectos arquitectónicos y urbanos, sean viviendas, conjuntos habitacionales, oficinas o servicios de diferentes índoles, con la lógica aparición de diferentes estilos, desde el neoclásico hasta el contemporáneo, pasando por el art deco y la arquitectura moderna. Se trata de una arquitectura como testigo de un pasado glorioso o como reflejo de un presente esperanzador.
Desafortunadamente, esta región también ha sido duramente golpeada por diferentes desastres con la consecuente pérdida de su patrimonio. Y no se trata exclusivamente de desastres naturales, sino también de una falta de cultura arquitectónica que es producida por una educación insuficiente que conlleva el desconocimiento y la desvaloración de nuestro patrimonio. Una desvaloración que contribuye al abandono y la demolición de nuestro pasado. En consideración de lo planteado, la Escuela de Arquitectura de la Universidad San Sebastián asumió nuevamente el ambicioso desafío de publicar un segundo volumen de la Guía de Arquitectura del Gran Concepción, esta vez enfocado en la Bahía de Concepción. Así, respondiendo al compromiso de aportar a la educación con la presentación de 74 obras arquitectónicas de las comunas Talcahuano, Penco y Tomé y seis textos temáticos sobre los aspectos más relevantes de este territorio y contribuir a esta labor de lograr, algún día, una tan necesaria y merecida cultura del patrimonio.