Evaluación del impuesto específico
Rebajar o eliminar el impuesto específico a los combustibles es una idea que se ha planteado con fuerza en los últimos meses, debido a los altos precios que han alcanzado las gasolinas. Incluso hay proyectos que han presentado parlamentarios y que se encuentran detenidos en el Congreso. La última de estas exigencias ha sido hecha por los camioneros, durante las protestas recientes.
El pasado 19 de abril la Sala de la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de resolución que solicita al Presidente Gabriel Boric eliminar de manera permanente o transitoria el impuesto específico, en atención a las alzas en los precios de las bencinas y el diésel. Según la iniciativa, de eliminar el tributo en cuestión, la rebaja del precio de la gasolina a los consumidores sería superior a 400 pesos.
Durante los últimos meses las gasolinas no han dado tregua y esto se ha traducido en sistemáticos aumentos en los precios. Hay que considerar que Chile importa casi la totalidad del crudo que consume y Enap -que lo refina- fija semanalmente el rango, que corresponde a una actualización de cuánto cuesta importar esos productos y las variaciones del dólar. De ahí que existe inquietud por estas alzas, considerando que los combustibles tienen un efecto multiplicador, ya que no sólo afectan a los automovilistas, sino que se traspasan a los mayores costos del transporte de pasajeros y de carga, cuestión que finalmente se traduce en incrementos en la variación del Índice de Precios al Consumidor y, por extensión, de la Unidad de Fomento. Y bien es sabido que hay muchos productos y servicios que se reajustan en forma periódica por esos indicadores de inflación.
La cuestión de fondo es que alrededor de la mitad del precio de las gasolinas que pagan los conductores corresponde a impuestos, donde una fuerte incidencia la tiene el tributo específico, que nació en 1985, con carácter de temporal, cuando el gobierno que presidía el general Augusto Pinochet requería recursos para que el Estado reconstruyera las carreteras y los puentes que fueron dañados por un terremoto que destruyó gran parte de la infraestructura de la zona central del país. Pero como suele suceder en el tema tributario, los gobiernos siguientes se han resistido a eliminar esos impuestos temporales , que después quedan como definitivos.
Las coaliciones políticas que han aspirado a ser gobierno tras el retorno al proceso democrático, han protestado contra ese tributo, recalcando que el automóvil dejó de ser un lujo y se transformó en una necesidad. Sin embargo, al llegar al gobierno olvidan sus promesas y se resisten a renunciar a la recaudación tributaria, porque es muy rentable gravar a la clase media, que no se organiza ni sale a protestar por las alzas. Los diversos paliativos que se han adoptado en el tiempo para estabilizar los precios, han resultado insuficientes, porque no resuelven el problema de fondo, que es la fuerte carga de impuestos.
Este tributo ya cumplió con creces su objetivo. Es más, como hoy las carreteras son concesionadas y las rconstruyen consorcios privados, se condena al automovilista a una doble carga: a pagar peajes a las empresas privadas que hicieron las obras y además, a pagar el impuesto específico de beneficio fiscal, cuestión que es carente de toda lógica. El impuesto específico en las actuales condiciones deteriora aún más la condición de desempleo y caída de los ingresos de las familias.
También hay que considerar que por factores que nunca se han podido explicar con credibilidad, nuestra Región del Biobío, teniendo acá una refinería de petróleo, presenta los precios de las gasolinas más altos que otras ciudades, como Santiago, Curicó o Talca, que están más lejos de los centros de distribución.
Este es un problema que requiere de una solución definitiva ahora y no de paliativos momentáneos. El impuesto específico para una situación de emergencia cumplió con creces su cometido hace décadas y es momento de evaluarlo.
La mitad del precio de las gasolinas que pagan los conductores corresponde a impuestos, donde una fuerte incidencia la tiene el tributo específico, que nació en 1985, con carácter de temporal.