Aumento de peso con los años: indiscutible, pero no imbatible
Los procesos fisiológicos del envejecimiento de los organismos generan una disminución en la eficiencia metabólica. La tendencia a engordar es inevitable, pero no es ley: se puede superar.
Asumido está que, pasada cierta edad, el "peso ideal" va quedando atrás, y el aumento de kilos surge como un sino inevitable. Tanto por un factor estético o por preocupación por la salud (por los efectos colaterales que implican el sobrepeso y, particularmente, la obesidad propiamente tal), es imposible no cuestionarse: ¿qué hacer para acelerar el metabolismo basal y lograr así el peso que aconseja la Organización Mundial de la Salud, a través del Índice de Masa Corporal (IMC)?
Para entender el proceso biológico, se debe saber, primero, por qué ocurre el fenómeno. "Con la edad, lo que realmente cambia es la composición corporal, no necesariamente el peso", afirma Lincoyán Fernández Huerta, director de Kinesiología de la Universidad San Sebastián Concepción. "Una persona puede tener peso normal, pero encontrarse completamente fuera de los rangos de la composición corporal. Es esperable que nuestro peso sea el resultado entre la composición de la masa grasa (tejido adiposo) y la masa magra (principalmente muscular), sin embargo, con el paso de los años, diferentes estudios han determinado que se produce un aumento de la masa grasa que, dicho sea de paso, es la principal fuente de energía. También disminuye la masa magra, aproximadamente hasta un 2% por año después de los 50 años", señala el académico.
Con el paso del tiempo el metabolismo se vuelve menos eficiente, "y el cuerpo ya no reacciona de la misma forma", dice el kinesiólogo, quien además es magíster en Kinesiología Gerontológica. "Consideremos que cada sistema que aporta al metabolismo viene acumulando daños producidos por el envejecimiento (fisiológicos), y que toda esa acumulación de deterioro sistémico causa una disminución de la eficiencia metabólica. Si un hígado en etapa de juventud funciona a la perfección, en etapas adultas (aun cuando se está sano) sigue funcionando igual de bien, pero tarda más tiempo en completar su tarea. En geriatría conocemos este proceso como "deletéreo", es decir, que lleva a una progresiva pérdida de la función, producto de un envejecimiento fenotípico y biológico. Cuando aparecen las enfermedades es cuando estos procesos se ven considerablemente acelerados en tiempo y forma", acota.
¿Qué hacer para que la "eficiencia metabólica" no decaiga? Realmente no se necesita "acelerar el metabolismo": lo que se requiere es homogenizar entrópicamente el gasto y la ingesta metabólica. "Dicho en palabras simples, es mantenerlos en perfecto equilibrio (como un trampolín), pero considerando la edad como un factor importante", afirma Lincoyán Fernández. "En el envejecimiento se produce un desequilibrio energético, es decir, ya no funciona de manera equilibrada respecto del consumo y el gasto energético, lo que genera dos cambios: por una parte, en la regulación de la energía (en la absorción de macronutrientes, en mediadores hormonales y patrones de ingesta) y, por otro, en los cambios que se producen en los componentes del gasto energético (disminuye el gasto de energía en la actividad física y en estado basal)", asevera el académico.
NO TODO ESTÁ PERDIDO…
"En la ecuación de gastar más energía de la que se ingiere, la actividad física siempre jugará un rol fundamental, ya que si nos movemos más, gastaremos más energía", manifiesta Elizabeth Sánchez Novoa, académica de Nutrición y Dietética de la USS. "Desde este punto de vista, a medida que envejecemos, nos volvemos más sedentarios, lo que favorece la pérdida de masa muscular y reduce considerable la cantidad de energía que utilizamos en el día. Esto, sumado a que muchas veces se mantiene la misma ingesta alimentaria que en la juventud, favorece el incremento de peso en el tiempo", acota.
"Por ello, en la medida que envejecemos, debemos acrecentar la actividad física que realizamos (de tipo aeróbico y de fuerza, para estimular la firmeza de la masa muscular), ya que de esta forma aumentaremos la cantidad de energía que gastamos durante el día. Por ello es importantísimo, además, cuidar nuestra alimentación", expresa la profesional, diplomada en Nutrición Clínica del Adulto y en Nutrición y Obesidad Infantil.
ASESORÍA PROFESIONAL
Tanto el kinesiólogo, como la nutricionista, aconsejan asistencia profesional durante el envejecimiento, a fin de lograr una madurez saludable. "Idealmente debiéramos asesorarnos por un nutricionista, para que nos indique, de manera personalizada, nuestra alimentación, poniendo énfasis en la cantidad de proteínas que se consumen para mantenernos sanos y en un peso adecuado", afirma Elizabeth Sánchez.
"Los cambios en el peso corporal no se ven sólo en la báscula: se debe medir la composición corporal, o categorizar el peso en las personas mayores", dice Lincoyán Fernández, quien, al igual que Sánchez, recomienda controles con nutriólogo cada 6 meses, y con nutricionista cada mes, "para esta forma ir observando los cambios que se presenten e ir planificando las variaciones en periodos inmediatos", puntualiza.