El escenario electoral abierto que podría movilizar más votantes en este balotaje
Generalmente la participación aumenta en las segundas vueltas presidenciales, a excepción de que la diferencia entre ambas cartas sobrepase los 20 puntos porcentuales como sucedió el año 2013 entre Michelle Bachelet y Evelyn Matthei. Analistas suman otros factores que afectarán una mayor o menor participación: el voto de rechazo por la alta polarización, eventos contingentes que podrían afectar a los indecisos y la estrategia de campaña territorial que impulsaron ambas candidaturas.
Por Lesly Zurita Arriagada // lesly.zurita@diarioelsur.cl
Desde 1990 que Chile no tenía una elección presidencial tan competitiva como la que se vivirá esta jornada, donde los dos nombres que pasaron a la segunda vuelta lo hicieron con menos de dos puntos porcentuales, traducidos en apenas 146 mil 755 votos de diferencia. Este aspecto es el principal factor que puede incidir en que el número de personas que llegue a las urnas durante esta jornada sea mayor al que se registró el pasado 21 de noviembre.
Una elección abierta como la de hoy, es decir, donde cualquiera de los dos candidatos puede ser el triunfador, hace que la gente se movilice más porque no hay un claro ganador y, por ende, aumenta la sensación de que cada voto contará en el resultado final. Esto, porque se trata de la segunda vuelta más estrecha en los últimos 30 años.
Se suman otras variables que pueden influir en la participación el día de hoy: el voto de rechazo también moviliza, especialmente en el contexto actual donde ambas candidaturas representan polos opuestos del espectro político, también la positiva situación sanitaria que se vive puede permitir movilizar a quienes se restaron de otros procesos por el riesgo de contagios, como es el caso de los adultos mayores.
Históricamente en Chile se registran aumentos en participación en las segundas vueltas presidenciales con excepción del año 2013, cuando se midió Michelle Bachelet y Evelyn Matthei. Por lo mismo, además de las condiciones mencionadas anteriormente, se esperaría que hoy también exista una mayor participación en relación a la primera vuelta. Eso sí, cualquier contingencia que ocurra, incluso durante la misma jornada de votación, puede movilizar o desincentivar el voto.
CARRERA ABIERTA
"Las posibilidades reales que tiene un candidato de ganar, es lo que motiva. Por eso el 2013 bajó la participación, porque probablemente mucha gente dijo 'mi candidata va a ganar' o 'mi candidata ya perdió', porque la diferencia era muy alta, casi 30 puntos entre cada una y eso no motivaba a votar", indica Lesley Briceño, cientista política y docente de la Universidad del Desarrollo Concepción.
Por eso, agrega que "las posibilidades reales que tenga el candidato de efectivamente ganar, es parte de lo que moviliza a la ciudadanía y eso se ve en los resultados de la primera vuelta y hoy eso está dado para cualquiera de los dos, por ende, se motiva a una mayor participación".
En esa línea, Jeanne Simon, doctora en Ciencia Política y miembro de la Red de Politólogas, precisa que "cuando hay una sensación de que la elección va a ser cercana, voto a voto, muy competitiva, el votante siente que su voto vale y que puede hacer la diferencia. Es la experiencia de Estados Unidos con Trump y Biden que, si bien allá no existe segunda vuelta, sí se trató de una elección competitiva y donde muchas personas salieron a votar, como consecuencia, ambos lograron las mayores votaciones en la historia del país".
Es por esto, que el escenario de competitividad podría ser un factor positivo desde el punto de vista de la participación, considerando que no se avizora per sé un ganador o un candidato que corra con ventaja por sobre el otro.
"Ninguno de los dos logró una ventaja importante por sobre el otro en la primera vuelta, por lo tanto, los resultados pueden ser reversibles y eso aumenta la movilización porque significa que la elección no está cerrada para el votante y que puede modificar el escenario actual", dice Susana Riquelme, magíster en Política y Gobierno.
Lo anterior, pese a que históricamente quien logró el primer lugar en primera vuelta, consiguió ser electo en segunda. Eso sí, nunca la diferencia entre ambas cartas había sido tan escasa como ahora.
Briceño agrega el dato de que el 2017 se movilizó más gente, pero analizando las cifras y revisando el padrón electoral de primera y segunda vuelta, se movilizó el 58% de los habilitados para sufragar. Eso significa que muchas personas no fueron a votar en segunda vuelta y otras sólo fueron a las urnas en la segunda vuelta, por ende, pese a que el número total de votantes en cada una de esas elecciones cambió, también lo hizo quienes acudieron a los locales a sufragar.
VOTO RECHAZO
Otro factor que se suma a la participación es el voto de rechazo, es decir, quienes van a votar por un candidato para que no salga el otro. "El que gane, lo va a hacer con votos prestados, de otra alternativa política y eso se puede traducir en temas de gobernabilidad. Porque hay un 47% de los electores que no votaron por ninguno de los dos y en términos más macro, siguen representando a un porcentaje ínfimo de la ciudadanía. Y al tener votos que son de otros, van a tener que hacerse cargo después al ser gobierno", sentencia Lesley Briceño.
Lo anterior, porque -además- la estrategia de moderar posiciones también puede afectar a los primeros adherentes que pueden no sentirse cómodos con la moderación.
Briceño aclara que el voto rechazo también es algo que los propios candidatos han ido a conquistar "en el caso de José Antonio Kast con el tema del anticomunismo y de parte de Gabriel Boric es con el antifascismo. Entonces, se plantea al votante, por ejemplo, si quieren democracia o el fascismo".
Susana Riquelme, también suma a este factor que "se impulsa un discurso del miedo, por ejemplo, desde la derecha con el fantasma del Partido Comunista, que es injustificado porque ellos ya fueron gobierno. Pero también otros van a ir a votar no porque estén convencidos por el candidato, sino para que no salga la carta contraria o su coalición. Y ahí aparece gente que por primera vez puede ir a votar".
LOS QUE SE RESTARÍAN
Si bien hay variables que motivarían al electorado, hay quienes no se van a sentir convocados y ese es el caso de los "viudos". Aquellos que fueron a votar a la primera vuelta convencidos por un candidato que finalmente no estará en la papeleta de hoy. Tampoco se sienten convocados por uno de los dos que pasaron y como consecuencia, no irán a votar.
Jeanne Simon puntualiza que "son muchos que van mirando las franja, los debates, la misma agresividad de las redes sociales y eso hace que la gente se pueda restar. También les pasa a los más indecisos, eso pese a que ambos candidatos han hecho un esfuerzo por moverse al centro y convocar a los votantes de Sebastián Sichel y Yasna Provoste, por ejemplo".
Eso sí la también académica de la UdeC cree que la participación no aumentaría en esta segunda vuelta porque "así como pasó para el Plebiscito que hubo una buena participación, pero
El voto rechazo significa que se vota por un candidato sólo para que no salga el contrario, pero sin que haya convencimiento del proyecto político de la persona a la cual se le entrega el sufragio.