Dispar realidad enfrenta área turística asociada al rubro del alojamiento
Mientras unos empresarios proyectan reservas por todo enero y febrero, otros ni siquiera han sido contactados. La situación más crítica se vive en la Provincia de Arauco.
Según la última Encuesta Mensual de Alojamiento Turístico que publicó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en octubre se registraron 49.017 pernoctaciones en los establecimientos de la Región del Biobío dedicados al rubro del hospedaje. La cifra es 141,3% mayor a la observada en el mismo período del año anterior, etapa en la que se experimentaba uno de los peores momentos de la pandemia por covid-19.
Estos números auspiciosos invitan a proyectar una gran temporada estival para los pequeños y medianos empresarios que arriendan sus casas y cabañas en época estival. Dicho escenario ha sido destacado por las autoridades locales que, en esta oportunidad, sí prevén un repunte en la materia, sobre todo en un contexto en donde las restricciones sanitarias han mermado a niveles mínimos.
Las buenas expectativas, sin embargo, no se perciben en todos los territorios turísticos de la zona. Por ejemplo, mientras en la costa de la Provincia de Concepción celebran el alto nivel de reservas que hay a la fecha, en la Provincia de Arauco hay arrendadores que advierten una escasez crítica de visitantes, a tal punto de que algunos decidieron poner en venta sus inmuebles.
Allí, el temor a la violencia que afecta a la macrozona sur incide de manera notable.
BUENAS SEÑALES
En el sector dichatino de Tomé ven un comportamiento atípico. Según la presidenta de la Cámara de Turismo y Comercio del tradicional balneario, Cristal Ortega, son varias las familias que comenzaron a arrendar los hogares disponibles hasta febrero. Algunas, incluso, ya acordaron pasar allí la fiesta de Navidad.
"A mí me extrañó que una familia venga a pasar Navidad a Dichato, pero me dicen que están estresados y que lo único que quieren es salir, comer un asado y tomar otro aire (…) Lo bueno es que se están haciendo reservas para Año Nuevo, enero y febrero, y programadas por diez días. Este año estaremos colapsados", celebra.
Lo anterior, pese a las alzas de $10 mil, $20 mil o $30 mil en los arriendos por los costos extras que empuja la crisis. La compra de productos de limpieza y los procesos de sanitización certificados son parte de los factores que obligaron estos aumentos, de acuerdo a Ortega.
Solo en Dichato hay unas 150 personas que viven del negocio del alojamiento.
Similar a lo que sucede en el balneario, en Laja creen que tendrán resultados económicos positivos en los próximos tres meses, aunque a un ritmo más pausado y muy similar al período de prepandemia. Con el objeto de alcanzar este objetivo, hay empresarios que decidieron prestar sus predios entre enero y febrero para realizar festivales temáticos.
Ese es el caso de Luis Valdebenito, dueño de Coyunche Cabañas, emprendimiento ubicado a orillas del río Laja. "Sin tener datos exactos, estamos viendo que está llegando la misma cantidad de gente que había antes de la emergencia, por eso creemos que vamos a retomar lo que teníamos", sostiene.
Añade que también decidieron subir valores -en $5 mil, aproximadamente-, a causa de la inclusión de nuevos servicios, como la instalación de internet, el ofrecimiento de aguas en bidones, o por el alto valor de la leña que ellos mismos deben conseguir para sus usuarios.
SIN RESERVAS
En un panorama radicalmente opuesto se encuentran ciertos emprendedores del área instalados en la Provincia de Arauco. Acusan que el miedo a los contagios y a la violencia perpetrada por encapuchados y grupos armados disminuyó el interés de los visitantes por recorrer los parajes de este rincón de la Región.
Rosario Cuevas, dueña de Hospedaje Arrebol, asegura que "siempre en estas fechas llamaban muchos turistas, pero ahora son muy pocos". Para graficar aún más el escenario, dice que ella en lo particular no cuenta con ninguna reserva y que eso la ha llevado a tomar la determinación de querer vender su establecimiento instalado a pasos del Lago Lanalhue, en Contulmo.
"La cosa está mala y no dan ganas de trabajar. Ahora, no es que en todas partes sea así, pero sí hay quienes piensan que cerca del valle o el lago hay mucho desorden", lamenta.