El conflicto que genera la cuarta central hidroeléctrica en la cuenca del Biobío
Organizaciones sociales y ONG de Quilaco y Santa Bárbara afirman que la cuenca del Biobío ya está afectada por los tres embalses que están operando. Desde la empresa ejecutora aseguraron que el impacto de su proyecto no es comparable y que cumplen con la normativa ambiental.
En la Provincia de Biobío, hacia la cordillera, hay tres centrales hidroeléctricas: Pangue, Ralco y Angostura. En un par de años podría sumarse una cuarta: Rucalhue.
El proyecto de 90 MW, ya aprobado por el Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental, está definido, como consta en su sitio web, como la construcción y operación de una central hidroeléctrica que funciona como central de pasada sin regular el caudal del río Biobío. Está emplazado en un sector de Quilaco, pero también tiene incidencia en Santa Bárbara.
"Al elevarse la altura del río, se genera un embalse sin capacidad de regulación, donde el agua es restituida de manera íntegra e inmediata al cauce del río, sin que se acumule agua para su posterior uso. Además, la central no desvía el caudal del río por canales artificiales fuera de su cauce natural", afirma la empresa.
Oficialmente, las obras se iniciaron en noviembre del año pasado. Sin embargo, un grupo cercano a las 50 personas ingresó en febrero de este año al terreno donde se emplazará la estructura. La toma duró cinco meses, hasta que fue desalojada tras la presentación de acciones legales por parte de la empresa.
La semana pasada los alcaldes de Quilaco y Santa Bárbara presentaron recursos de protección para frenar las obras. En paralelo hay agrupaciones y ONG opositoras a la iniciativa, quienes estudian alternativas para que la central hidroeléctrica no se construya.
La postura de todos ellos es que no se concrete la central. Argumentaron que la cuenca ya está complicada producto de las tres hidroeléctricas que operan en el territorio.
Desde Rucalhue manifestaron que su proyecto tiene características estructurales, ambientales y sociales que las diferencian de los otros embalses existentes en la cuenca y que se ajustan a la normativa ambiental. Además, aseguraron que no es toda la comunidad la que está en contra, sino grupos puntuales.
Comienzos y evolución
El proyecto ingresó en diciembre de 2013 al sistema de evaluación ambiental. El estudio de impacto ambiental lo presentó la empresa brasileña Atiaia, que si bien en 2016 logró la aprobación ambiental para ejecutar la iniciativa en la comuna de Quilaco, tuvo que desistir porque cesó sus operaciones en el país.
Optaron por ofertar la central. Ahí lo tomó la compañía asiática China International Water and Electric Corporation, que operará la central a través de la empresa Central Hidroeléctrica Rucalhue.
Desde la compañía informaron que la fase de construcción -que tomará unos 30 meses- comenzó el 23 de noviembre del año pasado con la construcción del camino definitivo a las obras de la Central, ubicado en el enlace a la ruta Q61-R. El diseño ya fue visado por la Dirección Regional de Vialidad.
"Lamentablemente, el 15 de febrero del 2021 sufrimos una toma ilegal que impidió el ingreso al área del proyecto, y en consecuencia, la ejecución de cualquier actividad en el área. Dicha toma terminó recién el día 26 de julio, previa resolución judicial que ordenó su desalojo. Actualmente, estamos retomando nuestro cronograma para retomar los trabajos en el área del proyecto", explicaron.
Oposición
Diego Barrientos, integrante del Movimiento Autoconvocados de Santa Bárbara, fue parte del grupo que participó en la toma.
"Establecimos conversaciones informales con la empresa. Desde el inicio les dijimos que no queríamos negociar, sino que queríamos que se hiciera otro informe ambiental y ver cómo se iba a abordar la participación ciudadana. Sin eso no se puede avanzar", afirmó.
Tras el desalojo, contó, la oposición se ha canalizado de distintas maneras. Ellos lo harán a través de una perspectiva de los Derechos Humanos, por lo que están revisando el Convenio 169 de la OIT.
Otra fórmula es la legal. A esa recurrieron los alcaldes de Santa Bárbara y de Quilaco. Pablo Urrutia, jefe comunal de este último territorio, detalló que concurrió con el director de obras municipales al lugar donde se instalará la central y constataron que había intervención.
"Pedimos los permisos, que no se encontraban al día, y por eso Quilaco puso un recurso de protección en la Corte de Apelaciones para paralizar las obras. Fue declarado admisible. Santa Bárbara también presentó el recurso que también fue declarado admisible y veremos cómo sigue", indicó.
Agregó que están organizando una consulta ciudadana en Quilaco, Rucalhue, Rupangue y Campamento para ver cuál es la postura de la comunidad. Esto servirá para determinar los pasos a seguir.
Yanni Figueroa, directora de la ONG We Kimün, contó que ellos también están buscando cómo frenar la central. Hay organizaciones que recurrieron a la Superintendencia de Medio Ambiente, pero están atrasados con la respuesta, dijo. Por eso, ellos están analizando la opción de recurrir a tribunales internacionales, por la afectación a familias que ya fueron desalojadas de Alto Biobío cuando se construyó el embalse de Ralco.
Todo por el agua
Dentro de los opositores el argumento es el mismo: el impacto en el recurso hídrico.
El alcalde de Quilaco comentó que "estamos muy preocupados por la sequía. Complica mucho que se vaya a hacer un muro de 24 metros para detener agua del río Biobío para construir una central".
En esa misma línea, Yanni Fuentealba aseguró que la zona ya se encuentra con estrés hídrico producto de plantaciones forestales y que la intervención de Pangue, Ralco y Angostura ha modificado la cuenca.
Sumó que hay varias especies que se verán amenazadas por Rucalhue, principalmente la flora, como el guindo santo y otras especies endémicas. Diego Barrientos, del Movimiento Autoconvocados de Santa Bárbaros, comentó que todo esto redundará en los apicultores.
Según la Central Hidroeléctrica Rucalhue, el proyecto operará como central de pasada con embalse, sin capacidad de regular el caudal del río. "Es decir, no genera ningún impacto en la cantidad de agua disponible del cauce del río Biobío, ni en la disponibilidad de las aguas subterránea de su entorno. En ningún momento al agua 'se pierde' o se afectará la cantidad de agua que fluye en el cauce", aseveraron.
También remarcaron que la iniciativa se ajusta a la normativa ambiental y que las externalidades que generan fueron abordadas y que generaron planes para aportar a la comunidad, como becas o pagar sus contribuciones en Santa Bárbara y Quilaco.
A su vez, indicaron que han estado trabajando con las juntas de vecinos, como Valle del Agua y Rucalhue, por lo que la oposición no es de toda la población.
LA COMPARACIÓN CON LAS OTRAS CENTRALES
La primera central hidroeléctrica en instalarse en la cuenca del Biobío fue Pangue. Endesa (ahora Enel) la inauguró en 1997. Está ubicada en Alto Biobío y aporta 467 MW al sistema interconectado central.
Luego vino Ralco. Propiedad de la misma empresa, se inauguró en 2004 y está emplazada en la misma comuna. Su generación es de 570 MW. En 2014 se inauguró Angostura, propiedad de Colbún. El embalse está entre Quilaco y Santa Bárbara y aporta 316 MW.
Rucalhue es un proyecto de 90 MW operará como central de pasada con embalse, sin capacidad de regular el caudal del río. Su estructura principal son la casa de máquinas, muro de cierre, y siete compuertas radiales.