El impacto de la prolongada sequía
Resulta evidente que el cambio climático es una realidad que está demostrando sus efectos en el mundo y particularmente en Chile. Hace unos días, la Dirección Regional de Aguas ha señalado que observa con preocupación el inicio de este invierno, ya que por efecto de la corriente marina cálida del Niño se ha generado en Sudamérica un déficit en la acumulación de nieve en la cordillera. Esto supone una disminución del recurso que abastece de agua, especialmente en verano.
La principal recarga de los acuíferos en verano es de nieve, pero el aumento de la temperatura se traduce en que en invierno hay menos recurso en la cordillera. Como consecuencia, las cifras de acumulación de agua en las estaciones de monitoreo de la región muestran fuertes déficit con respecto a lo que se considera un año normal. Así, en Cañete tenemos un es 23% inferior; en Los Ángeles la baja es de 50% y en Concepción llega a 71%. Y si bien la Laguna del Laja acumula un superávit de 9% debido a las lluvias en esa zona cordillerana de la provincia de Biobío, los técnicos dicen que no hay presencia de nieve que la circunde, lo significa que el déficit de agua se hará presente en el próximo verano. Como nuestra cordillera no es tan alta, cuando llueve allí no se ha acumulado nieve hasta ahora, lo que afectaría pronto al riego y la agricultura..
Por ello, hace unos días el ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, ha dicho que tenemos un año que es similar al 2019, que fue considerado el más seco desde que hay registros en Chile. De acuerdo con los informes que maneja la situación es especialmente compleja para las zonas agrícolas del país. "Estamos viendo hasta junio déficit que son superiores al 90% de la lluvia entre Atacama y Coquimbo, y déficit de aproximadamente 65% entre Valparaíso y O'Higgins. Todo lo que está al norte del Maule es muy deficitario. Si miramos hacia atrás, la década entre los años 1995 y 2005, la lluvia en la zona centro norte y centro sur disminuyó aproximadamente 10%, a la década siguiente cayó 20% y la última década a partir del año 2010, ha sido la más seca en la historia de Chile. Tuvimos una caída promedio en la zona central Valparaíso y Santiago del orden del 40%", ha indicado.
A juicio de las autoridades, el escenario que se enfrenta en la actualidad no es una emergencia, ni una sequía, sino que se trata de un cambio climático permanente que hay que enfrentar.
Los meteorólogos estiman que hay un evidente fenómeno de sequía en todo el país, que se ha venido repitiendo desde 2010 y que la última década es una de las más secas de la historia, debido a que en toda la zona centro y sur de Chile las precipitaciones no alcanzan los umbrales normales. Por ello, ya se comienza a hablar de la sequía más larga en más de un siglo.
En nuestra Región del Biobío, es evidente que junto con la baja acumulación de nieve en la cordillera, en lo que va del otoño e invierno ha llovido muy poco. Esto también se traduce en que se estrechan los caudales de los ríos y en las zonas rurales las napas se están secando paulatinamente, lo que afecta a miles de personas, que no cuentan con un buen suministro de agua para enfrentar sus necesidades diarias y para regar sus cultivos, sobre todo en verano. También ha habido en los últimos años un cambio en el régimen de lluvias, porque cuando caen precipitaciones fuertes, se concentran en muy poco tiempo, por lo que el agua escurre superficialmente y no se infiltra para recargar los acuíferos. Eso parece explicar los problemas que hay en la captación de aguas subterráneas en verano.
Las personas deben tomar conciencia del impacto que puede provocar cualquier actividad que realizan, más si se trata de las atentatorias contra el ambiente, como talas indiscriminadas de bosques, incendios forestales y derroche en el consumo de agua. El cuidado del recurso nos compete a todos y debe partir desde cada hogar, porque el agua es cada vez más escasa.
La principal recarga de los acuíferos en verano es de nieve, pero el aumento de la temperatura hace que en invierno hay menos recurso en la cordillera. La acumulación de agua en las estaciones muestran déficit de 71% en Concepción, 23% en Cañete y 50% en Los Ángeles, con respecto a un año normal.