Landes: reconversión permite recuperar la mitad de empleos perdidos por ley de la jibia
Más de 230 personas quedaron desempleadas en 2019 a causa de esta norma.
Cuando entró en vigencia la ley de la jibia -polémica normativa que entregó la captura exclusiva del recurso al sector artesanal- la compañía pesquera Landes de Talcahuano debió despedir a 232 personas, es decir, se registró una contracción superior al 50% de la planta, lo que golpeó fuertemente el negocio y la estabilidad laboral de muchos colaboradores.
A casi dos años de lo ocurrido, desde la firma cuentan que, pese a las dificultades que acarreó esta prohibición, han podido salir adelante y repuntar, aunque a un nivel menor. A partir de septiembre del año pasado, Landes inició un proceso de reconversión que les ha permitido recuperar, al menos, la mitad de los puestos locales perdidos en agosto de 2019, a través de nuevas estrategias.
"Cuando se terminó la posibilidad de pescar la jibia decidimos cerrar la unidad de negocios y tuvimos que despedir a más de 230 personas y buscar cómo reconvertirnos. En esa última línea, tomamos decisiones que resultaron ser correctas", sostiene el gerente general de la instancia, Andrés Fosk.
Landes, incluso, había presentado un recurso ante el Tribunal Constitucional en contra de la ley. Sin embargo, la acción fue desestimada por el órgano jurisdiccional a mediados de 2020.
CLAVES DE RECUPERACIÓN
Según Fosk, hay tres elementos que facilitaron este nuevo escenario: el potenciamiento de la operación de jurel, el mejoramiento de la planta para aumentar la capacidad de congelamiento diario y el aprovechamiento de la capacidad ociosa de otra de sus instalaciones. Esto último ha servido para procesar los subproductos de salmón (descartes y ensilaje) que se producen en Biobío y en las regiones de Los Lagos y Magallanes, a fin de elaborar aceites y harinas.
"Todo eso nos ha dado la oportunidad de mirar el futuro con un poquito más de optimismo y volver a activar la compañía en niveles que sean viables, sobre todo en un ambiente tan complejo como el que vivimos", plantea el gerente general.
Eso sí, reconoce que al principio no había claridad alguna sobre los mecanismos de cambio, razón por la que iniciaron una serie de estudios y evaluaciones que decantaron en los métodos actuales de producción. El presupuesto requerido para ejecutar las modificaciones alcanzó los US$ 5,5 millones.
"Haber continuado con la planta de jibia hubiese sido un error garrafal, pues no hay mucho suministro, así que estamos contentos de andar por una senda correcta", agrega.
Todos estos datos fueron entregados recientemente junto al Reporte de Sostenibilidad de la empresa, instancia desarrollada de forma telemática en donde se presentaron los avances en ámbitos económicos, ambientales y sociales a los colaboradores de Talcahuano, Santiago y Dalcahue.
En virtud de su experiencia, desde Landes observan atentos lo que pueda suceder en el resto de la industria, a raíz de la prohibición del arrastre de la merluza común. La medida que regulaba este arte de pesca fue desechada el martes en la Sala de la Cámara debido a falta de quórum, pero diputados opositores anunciaron 24 horas después que volverían a ingresar el proyecto.
La situación fue criticada recientemente por la Asociación de Industriales Pesqueros (Asipes), ya que nuevamente se pondrían en riesgo los empleos de 800 trabajadores de PacificBlu, firma que también se ubica en Talcahuano.
"Esto me parece increíble. Este es un país en donde el gran problema es la pesca ilegal en las regiones de O'Higgins y Maule, que está protegidas por mafias y pudiendo mover hasta 20 veces la cantidad de cuota que existe allí sin que nadie los revise (…) Cuando desaparezca la oferta industrial y siga habiendo esa cantidad de merluza, no sé cómo le echarán la culpa a la industria", cuestiona Fosk.
Sin embargo, a diferencia de Landes, el empresario plantea que "no hay ninguna posibilidad" de que las plantas dedicadas a la captura de la merluza común sean reconvertidas, "pues no hay materias primas para que trabajen".
Alrededor de US$ 5,5 millones debió invertir Landes el año pasado para reconvertir parte de sus procesos. Hoy, se sustentan gracias al jurel y a subproductos del salmón.