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CHRISTIAN SCHMITZ, RECTOR DE LA U. Católica de la Santísima Concepción:

"Hemos refrescado nuestra imagen y nos posicionamos no sólo en la Región, sino que en todo el país"

En su primera entrevista tras anunciar que se baja de la opción de asumir un segundo periodo como rector, el abogado especialista en Propiedad Intelectual aborda los logros de su gestión, los desafíos que afronta la Educación Superior y la forma en que los nuevos liderazgos deben afrontar la realidad nacional.
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felipe.cuevas@diarioelsur.cl

Durante sus cinco años y medio como rector de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Christian Schmitz Vaccaro en pocas ocasiones emitió comunicados fuera de su labor como autoridad superior, y prefirió un estilo más dialogante, sin mayor publicidad para resolver distintas contingencias. Pero el pasado martes 27 de abril emitió una declaración pública que rompió con ese estilo: era para informar su decisión de no estar disponible para un segundo periodo como máxima autoridad de la casa de estudios.

La comunicación se dio en el marco de que durante los últimos meses -y bajo la normativa institucional- un comité de búsqueda trabaja en el sondeo de posibles nombres para ocupar el cargo, y elaborar una terna que el Gran Canciller, el arzobispo Fernando Chomali, sancionará próximamente. El sucesor de Schmitz asumirá sus funciones el próximo 2 de junio, luego de que el proceso fuese postergado seis meses por la pandemia.

"Ya llevo siete años en la dirección superior, siete largos años que partieron como prorrector por un año y medio, y los cinco años y cinco meses como rector. Eso significa que he estado, de alguna forma, siete años alejado de las actividades académicas habituales que me ocupaban hasta ese entonces", confidencia el abogado especializado en Propiedad Intelectual, en su primera entrevista tras hacer el anuncio.

Schmitz añade que el periodo frente a la casa de estudios que reúne a 12 mil alumnos, "nos requirió un posicionamiento y liderazgo por parte de nuestra universidad, y por el lado interno, los procesos cualitativos y el desarrollo institucional también exigieron lo propio. Hay que pensar que vivimos dos procesos de acreditación en este periodo, la construcción de un Plan de Desarrollo Estratégico (PDE) muy exigente, luego las acreditaciones de las carreras y programas, y el crecimiento muy significativo de la universidad en cuanto a matrículas, ingreso de personal académico y administrativo, luego en infraestructura".

Y los logros están a la vista: hitos como la reacreditación por cinco años, incluida el área de investigación -se instala en el grupo de universidades complejas-, el aumento de la producción investigativa, la elaboración de planes para abordar la equidad de género y el fortalecimiento de la matrícula, docencia de pre y postgrado.

Todos logros que tienen el sello de Schmitz y el equipo de trabajo que lideró -"conformamos un grupo de trabajo que se cohesionó y generó una confianza y espíritu muy especial, que al mismo tiempo se autoexigió, y eso también lleva a un cierto agotamiento, no del espíritu de equipo, pero sí físico y psicológico, producto de la alta exigencia que estábamos llevando"- y que son fruto de una alta exigencia que el directivo reconoce tiene sus costos.

"Está claro que nosotros tenemos unas ganas de mayor tranquilidad, una vida laboral más normal y eso, de alguna manera, se cumple con esta decisión. No hay que olvidar que la pandemia también hizo lo propio, aceleró todo, y finalmente fueron cinco años y medio de una experiencia única, inolvidable, y hermosa que tenemos cada uno", confidencia.

-¿Conversó con el Gran Canciller sobre los avances de la universidad y sobre su decisión de no continuar por otro periodo en el cargo?

-Con el Gran Canciller tenemos reuniones de trabajo habituales y regulares desde siempre, desde que asumí. En esas reuniones se informan y comunican las novedades, el estado de avance de las cosas y de la universidad; entonces el Gran Canciller siempre ha estado muy informado y preocupado de nuestra universidad, no está desligado del quehacer diario. Por lo cual, las buenas noticias que hemos recibido en acreditaciones, ranking o fondos logrados, no son novedad y contamos con su respaldo como equipo. Pero en la decisión que he tomado, evidentemente la informé primero al Gran Canciller, luego al comité de búsqueda y al equipo más cercano para luego darlo a conocer a la comunidad; en esta decisión inciden factores más personales y familiares, además de los mencionados. Quiero aclarar también que no hay otros ofrecimientos o desafíos a la vista, estoy sin una agenda personal, laboral o profesional propia para futuro. No hay ningún cargo que me espera u otro desafío de otra índole, sino que simplemente volver a la academia y por ende, dedicarle más tiempo a la familia.

-¿Siente usted que tras cinco años y medio en el cargo cambió la percepción que existe de la universidad? Cuando usted llegó al cargo, la universidad comenzaba un proceso de renovación de imagen y modernización de procesos, y hoy existen logros, como los que usted menciona, pero otros más.

-Sí. Hemos refrescado la imagen y hemos ganado en prestigio no sólo en Biobío o Ñuble, sino que a nivel nacional. Estamos más posicionados en Santiago y el resto del país, eso era una meta que nos habíamos fijado, ya que éramos reconocidos como una institución seria y profesional, que hace las cosas bien, se caracteriza por un buen trato, pero a eso queríamos agregarle una trascendencia más allá de los límites regionales. Eso también se ha logrado. Somos una institución reconocida entre las autoridades del Ministerio de Educación, y Ciencia y Tecnología, somos un referente en ciertos temas como Ciencias del Mar o Energía. Nuestra marca, nuestra institución está presente en el quehacer nacional, también comisiones a nivel nacional, como espacios del Consejo de Rectores (Cruch), donde participan nuestros académicos. El prestigio se ha incrementado, mirando desde afuera, y quizás la acreditación y rankings contribuyen a ello, pero también el día a día, el cómo nos planteamos hacia afuera. Reconozco que muchas veces nos sentíamos representantes de una pequeña universidad regional, y hoy salimos para afuera y nos sentimos con orgullo representantes de la UCSC, lo cual se refleja en la construcción de una identidad propia.

-La identidad propia se ha forjado en un escenario complejo en varios puntos, entre ellos el que se ha generado respecto a las reformas a la educación superior por parte de los gobiernos. ¿Cómo visualiza los cambios que ha vivido el sistema en temas de financiamiento y estructura?

-Los cambios son para mejor, en general. Pasamos de un sistema desordenado y desregulado donde mucho era posible y los perjudicados eran los propios estudiantes o en casos graves el personal universitario, a un sistema mucho más regulado, pero con riesgos. La ley 21.091 de Educación Superior se discutió mucho y se aprobó con mucha premura y eso hizo que hayan quedado normas dentro de la ley con grandes falencias, injusticias entre distintas universidades, los cuales generan dolores de cabeza hoy más que nunca, pero esto se visualizaba del primer año de vigencia. Este gobierno, reconociendo las falencias, no ha tenido la valentía de abordar los cambios necesarios, sino que se ha dedicado a administrar e implementar esta ley imperfecta. Eso lo lamentamos, nosotros que desde casi el comienzo decíamos que había que trabajar en modificar esta disposición, este artículo, nunca se ha tomado en serio nuestra postura como Consejo de Rectores o G9, y eso sigue hasta hoy.

-¿Ha faltado voluntad del gobierno actual para hacer los cambios solicitados?

-No veo una disposición para cambiar, por el costo político, pero no existe esa valentía. Incluso, estamos con reacciones poco felices como las que acusan al Cruch como un cuerpo universitario que no quiere modernizar el sistema y declaraciones que implican cierta tendencia hacia las universidades privadas. Lamentamos eso, porque son precisamente las universidades del Cruch las que han generado una seriedad en la actuación en ser guardianes de procesos que resguardan la calidad de la enseñanza, docencia, investigación y, en ese sentido, pienso que nuestras universidades son referentes en el país.

EL FUTURO TRAS LA RECTORÍA

A la hora de proyectar el futuro de la universidad, Schmitz es claro en señalar que los desarrollos futuros deben ser una continuidad de lo ya logrado, pensando en las próximas décadas. "El pasado ha sido de un enorme desarrollo, si comparamos como comenzamos en 1991, cuando éramos la sede regional de la PUC y pasamos a ser independientes ha sido un desarrollo milagroso. Pido que no todo se reduzca a infraestructura, ya que es lo más visible, pero pienso que este desarrollo que hemos visto se verá proyectado en el futuro. Estamos frente a una universidad muy ordenada en sus procesos internos, espíritu y cohesión de la comunidad con el proyecto educativo, estamos con liderazgos internos consolidados que permiten ser optimista y tenemos que ir enfrentando preguntas difíciles", indica, en alusión a temas como el futuro de la educación a distancia, la investigación interdisciplinar y multidisciplinar o la especialización de la formación académica.

Sobre ello, cuenta que ya se está trabajando, pero que todos son cambios "supeditados a un escenario político, social y económico cambiante, un marco regulatorio que tendrá sus ajustes, y para eso estamos abordando el nuevo proceso de construcción de un PDE que correría de 2022 hasta cinco años (2026)".

-¿Cambió algún en usted, tanto en su fuero personal como profesional, tras dirigir los destinos de la UCSC estos años?

-A modo de infidencia, nunca fui un entusiasta por la gestión universitaria. Más bien me interesaba la docencia y la investigación. Evidentemente este periodo de cinco años que me ha cambiado personal y profesionalmente, los rasgos de carácter no han cambiado tanto, pero sí me han llevado a ser más profundo en las reflexiones y prudente, pese a que desde el inicio le he tenido respeto a esta responsabilidad, y he aprendido a tomar conciencia de ciertas habilidades o rasgos míos que son atingentes a un tipo de liderazgo que está siendo presente y requerido en la actualidad. Es importante ser cercano, íntegro y abrazar valores, y he aprendido a tenerlos más presentes; la honestidad, integridad y buen trato son más importantes que nunca. La confianza que tanto se echa de menos en la sociedad de hoy, se construye desde esos rasgos, y sólo puedo promover e impulsar a la comunidad a que seamos correctos y decentes en el actuar, porque eso lleva sus frutos y cuando uno, de alguna manera, siembra el bien y actúa correcto, cosecha lo mismo de las otras personas. Es una experiencia que he podido confirmar y reconfirmar a través de los años.

Pese al estilo reservado y de diálogo, Christian Schmitz aclara que no desaparecerá de la esfera pública: "Existen ganas de volver a la academia, pero también estoy abierto a futuros desafíos. Creo que igual uno puede servir a la universidad, a la Región y el país en cargos como académico".

A la hora de abordar el legado que dejará su gestión, Christian Schmitz establece cuatro puntos más allá de los logros asociados a distintos indicadores.

Valores institucionales: "Creo que la comunidad universitaria ha crecido no solo en número de personas, sino también en los valores institucionales y vivirlos, generando cohesión y convergencia en torno a ellos, así como también el consenso de compartirlos, y son aquellos declarados: búsqueda de la verdad, excelencia, diálogo y razón, dignidad de la persona humana, y el compromiso y actuación ética. Eso lo hemos aterrizado conscientemente en docencia, vinculación y nuestras relaciones interpersonales como miembros de la comunidad y con externos".

Estilo de liderazgo: "La apropiación de los valores institucionales aterrizan en un tipo de liderazgo UCSC deseado para el futuro, y eso es, ese consenso genera compromiso, adhesión a la universidad, orgullo y sentido de pertenencia o identidad. Creo que es algo que no se puede sobreestimar, ya que posibilita el avance colectivo de una organización como la nuestra, y también genera un buen clima laboral interno, un ambiente laboral agradable donde las personas pueden encontrarse con su vocación, autorrealizarse y de eso me siento orgulloso".

Infraestructura: "También tenemos importantes avances en infraestructura, el cual no sólo se refleja en el Campus San Andrés -que se encuentran con distintas obras- sino que en las sedes del Instituto Tecnológico".

Transparencia en la gestión: "Un cuarto tema que fue siempre muy importante para mí es la transparencia, credibilidad y confianza hacia la rectoría, donde hemos ido construyendo algunos procesos que la permiten, de manera que se genere una adhesión por parte de la comunidad, una franqueza y cercanía entre las autoridades superiores y la comunidad entre sí. Eso se ha visto en la pandemia, por lo cual eso es fruto de orgullo por el gran avance".


"La comunidad ha crecido en los valores institucionales"

El 1 de enero de 2016, Christian Schmitz Vaccaro asumió como rector de la UCSC en reemplazo de Juan Cancino, quien ocupó el cargo por una década entre 2006 y 2016.