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Sobre el caso de Síndrome Inflamatorio Multisistémico (Pims) en niños, la epidemióloga precisa que "el primer caso apareció en mayo del año pasado y aunque el porcentaje es menor, se debe indicar a los padres que existe. Así no veríamos tantos niños en la calle sin mascarillas, si hasta guagüitas andan así, porque se cree que no les va a pasar nada cuando existe esta pequeña probabilidad".
Muñoz insiste en que "lo que la gente entendió es que se podía ir de vacaciones, los niños volver al colegio, bebés que no eran riesgo; eso es lo que entendió. Y uno de los errores más grandes fue que al traer la vacuna se iba a erradicar la enfermedad, cuando en realidad se requiere tiempo para poder generar una inmunidad. Pusieron la idea de que me vacuno y salvé al mundo, cunado no existe una vacuna 100% efectiva, siempre hay gente que no va a generar anticuerpos, mutaciones que no entran".
Asimismo pone como ejemplo cuando se habla de las nuevas cepas, pero no se informa de su tasa de contagio que, por ejemplo, en el caso de la brasileña es que una persona puede contagiar hasta a 11 personas y en un inicio era sólo de uno es a tres. La mayor tasa de contagios de una cepa incide directamente en el colapso de los sistemas hospitalarios.
Para la académica, lo correcto es haber informado que había que cuidarse y vacunarse, que ambas cosas iban a permitir salir antes de la crisis y que las medidas se iban a estar evaluando. Asimismo, hablar con un lenguaje más claro y no tan técnico, porque cuando se habla de que la vacuna está en etapa 3 de ensayo clínico "la gente cree que somos ratitas de laboratorio, cuando en esta etapa no estamos experimentando", enfatiza.
MÁS TIEMPO
Con la disminución de la edad en el rango etario para vacunarse, también disminuyeron la cantidad de años que pueden inocularse en una sola semana. Por ejemplo, esta semana sólo se realizó segundas dosis y personas que tienen 47 años. Para Fuentealba, esta forma de programar el calendario del Gobierno no es determinante en la caída del número de inoculados porque "el volumen de población entre los 45 y 50 años es mucho más grande que entre 70 y 75 años, por eso se deben dividir en grupos más pequeños. Hay más personas que tienen entre 45 y 50 años y eso significa una mayor cantidad de personas disponible para acudir a los centros de vacunación, cosa que podría saturarlos".
Y si bien ya se han recibido más de 10 millones de dosis entre Pfizer y Sinovac en el país, Fuentealba dice que con la aprobación de las vacunas de Astrazeneca y Cansino, no debería haber falta de stock, aunque sí las últimas semanas había una menor disponibilidad, porque se estaba a la espera de la llegada de nuevas remesas. Sin embargo, esto no sería parte de la afectación en el estancamiento de la vacunación según el químico farmacéutico. "El número de vacunas garantizadas, por lo menos de Coronavac, es un volumen importantísimo y junto con Pfizer se va a dar cobertura sin problema", sentencia.
Plantea, eso sí, una complicación por la caída en el número de personas inoculadas: "Si el proceso de vacunación no se lleva a cabo con las cifras esperadas y todavía estamos con un alto número de contagios, es probable que la ola pandémica se extienda en el tiempo, dure más de lo previsto, vamos a necesitar gente inmunizada por más tiempo para cortar el ciclo de contagio".
Es por esto que es relevantes que las personas que califican en el calendario de vacunación, acudan a inocularse. Si no, va a ser más relevante una tercera dosis de refuerzo, porque la inmunidad de una vacuna ronda entre los 3 y los 4 meses.
"Ni Pfizer ni Coronavac tienen duración eterna, ninguna vacuna lo es. La generación de anticuerpos tiene una duración de entre 3 a 4 meses y eso va a ser con cualquiera. Esto significa que, entrado al invierno, los primeros grupos inoculados, van a ir bajando sus defensas y si se extiende la llegada de la 'inmunidad rebaño' van a necesitar una tercera dosis para llegar a octubre", sentencia Maritza Muñoz.
Fuentealba agrega que "no es una cosa extraña esta dosis de refuerzo, se usa en varias vacunas para los niños o en la de hepatitis, que sirve para mantener la memoria inmune. Y el mejor ejemplo es la influenza, nadie se pregunta cuánto dura la inmunidad y justamente porque se vacunan los grupos de riesgo antes del invierno de cada año, es que no se ha convertido en una pandemia. En septiembre u octubre ya nadie se acuerda de la influenza".
LLAMADO A VACUNARSE
Ambos expertos coinciden en relevar el sistema de atención primaria de salud en el éxito y llegada de las vacunas a todos los rincones del país. "En su primer periodo, fue ejemplar, a todos les sorprendió que Chile tuviera la capacidad de vacunar tan rápido. La existencia del Plan Nacional de Vacunación facilitó este proceso y los alcaldes ofrecieron distintos recintos, ampliar espacios y mejorarlo", sentencia Fuentealba.
El especialista recalca que gracias a esta acción rápida y eficaz en los primeros grupos de riesgo, se permitió quebrar la curva de contagios que afectaba a este sector de la población, según el estudio de efectividad realizado por el Minsal en conjunto con la Universidad de Chile.
Muñoz enfatiza que "tenemos una red comunitaria muy armada y que llega a gran parte de la población. El inicio fue muy bueno, porque las personas mayores eran conscientes del peligro, se quedaban en casa, se cuidaban más y adhirieron al llamado a vacunarse, teniendo conciencia de pandemias anteriores como la polio y la importancia que era la vacuna".
Es por esto que ambos especialistas relevan que la población que está en el calendario acuda a vacunarse, no sólo como una medida de autocuidado, sino que como un aporte social. "Si no, no lo vamos a lograr. Y se tienen que seguir manteniendo las medidas de autocuidado, tenemos que bajar los contagios", puntualiza Fuentealba.
Muñoz afirma que "hay que llamar a la población a vacunarse, que vayan todo los que puedan, que se explique comunicacionalmente su funcionamiento y la importancia -además- de que sean las dos dosis".