Desafíos para la productividad y desarrollo
La Agrupación de Organizaciones Productivas del Biobío (AGOP) -entidad conformada por los principales gremios y organismos empresariales de la región- dio a conocer esta semana un documento donde plantean 13 desafíos para la Región en materia de productividad y desarrollo. En su mayoría, se trata de peticiones y emplazamientos a las autoridades que representan a los poderes del Estado en la Región, los cuales ya habían planteado previamente por separado y esta vez hicieron públicos de manera conjunta.
Al revisar estos puntos lo que se observa es que subyace un mensaje especialmente dirigido al mundo político regional -expresado principalmente en las autoridades de Gobierno y parlamentarios- en virtud de algunas de las problemáticas que, efectivamente, más preocupan a quienes ejercen actividades económicas en la zona, pero también a los habitantes que sufren las consecuencias de las situaciones expresadas en el texto.
Por ello no es de extrañar que el primer planteamiento haya sido "poner fin a la violencia rural, robo de madera y terrorismo en la Provincia de Arauco. La pérdida del Estado de Derecho en la zona sur de la Región del Biobío, la destrucción del orden público y los mínimos constitucionales aceptables en materia de seguridad personal, protección de la propiedad privada, resguardo de las libertades mínimas y la incapacidad del Estado y sus autoridades de imponerse; es el problema más grave que enfrenta nuestra región para su desarrollo y productividad".
En efecto, tal como se ha observado esta semana, los hechos de violencia siguen registrándose en las comunas de Arauco y -a la luz de la periódica repetición de sucesos como la quema de viviendas o ataques a choferes y pasajeros de vehículos- se corre un fuerte riesgo de considerarlo parte de la "normalidad" en la zona. Sin embargo, es de toda lógica pensar que aquello no es así y que se requiere estrategias mucho más efectivas para hacer frente al clima de profundo temor que afecta a los ciudadanos que habitan esos territorios. Porque más allá de la necesaria discusión sobre causas y presuntas responsabilidades -este último punto, donde el sistema investigativo y judicial también está al debe- lo más cierto es que nadie puede aceptar que mantener tal clima de violencia sea bueno para la Región, la macrozona sur y el país.
Otra preocupación central planteada por los gremios productivos se vincula con el centralismo. Afirman que "la falta de conexión y preocupación de los tomadores de decisiones ubicados en el gobierno central por los asuntos de las regiones y la nula representación de los intereses locales en Santiago deviene en que no se privilegie en absoluto a las regiones y sus habitantes. Este grave fenómeno de centralismo agobiante va minando sin detención la capacidad competitiva de los territorios fuera de la Región Metropolitana".
En relación a este punto se debe consignar que en el futuro próximo se observan dos hitos importantes para comenzar a avanzar en un proceso de descentralización "en serio" en el país. Uno es el debate constituyente, donde se puede observar un amplio consenso en que se aspira a contar con un país menos centralizado y donde las regiones conformen realmente polos de desarrollo. Al respecto, se debe enfatizar -eso sí- que no se debe caer en el error de "romantizar" la descentralización y, por el contrario, comprender que este proceso debe ir de la mano de un creciente mejoramiento de la calidad de los liderazgos subnacionales y la existencia de proyectos regionales sólidos, que permitan realmente aprovechar esa posibilidad de tomar más y mejores decisiones localmente.
El otro hito importante es la elección de gobernadores regionales, donde es evidente que también dependerá mucho de a quién se elija cuánto aprovechará cada zona las nuevas oportunidades que puedan surgir de contar con una figura validada por el voto popular y que sea capaz de construir mejores y más modernas "cartas de navegación", que ayuden precisamente al objetivo de mejorar la competitividad y desarrollo regional.
En el complejo escenario actual -con implicancias sanitarias, pero también económicas- hay otro planteamiento llamativo en lo señalado por Agop. Dice relación con la necesidad de acelerar el Plan de Reactivación Económica para el Biobío. "Pese a los anuncios de inversiones en vivienda, obras públicas y salud, que bordearían los $900 mil millones y 14 mil puestos de trabajo en el Biobío, no ha sido posible verificar avances concretos que permitan sostener que hay iniciativas nuevas con financiamiento asegurado para tener a la vista una recuperación económica real para el territorio".
Para ello, y en vista de la necesidad de crear nuevos empleos tras la destrucción de éstos debido a la pandemia, la propuesta es que se cree una agencia local a cargo de la Oficina de Gestión de Proyectos sustentables (GPS) cuya misión sea promover la tramitación eficiente de los proyectos de inversión en la región, con un seguimiento mensual de avances a través de una matriz o planilla con los proyectos regionales.
Todo esto, sin duda, amerita una importante reflexión sobre la calidad de los actuales liderazgos políticos locales, en particular pensando en cómo hacer que la productividad y el desarrollo sean ejes claves para avanzar hacia un mayor bienestar social de los habitantes de Biobío.
Los planteamientos de la Agrupación de Organizaciones Productivas del Biobío ameritan una importante reflexión sobre la calidad de los actuales liderazgos políticos locales, en particular pensando en cómo hacer que la productividad y el desarrollo sean ejes claves para avanzar hacia un mayor bienestar sociales de los habitantes de Biobío.