Por Lesly Zurita Arriagada
Si bien en febrero se anunció que el inicio de clases presenciales de los establecimientos educacionales iba a ser el 1 de marzo, el gremio del Transporte Escolar no recibió ningún llamado de algún apoderado antes de esa fecha. Y pese a que son uno de los gremios que esperan el retorno a la presencialidad de los alumnos, saben que en las condiciones sanitarias actuales sería riesgoso hacerlo.
Silvia Vidal, presidenta de la Federación del Transporte Escolar del Biobío, cuenta que la situación en la que han estado este año de pandemia es insostenible para ellos y que, pese a que se ha solicitado, no han tenido ninguna ayuda concreta de parte del Gobierno. Se han tenido que reconvertir para poder subsistir y unos pocos han debido dejar atrás el rubro o vender su furgón para obtener algo de dinero.
"Nosotros venimos con problemas desde el estallido social, porque en esos meses se suspendieron las clases. El 2020 alcanzamos a trabajar siete días y luego para la casa por la pandemia. De ahí en adelante, todo fue de mal en peor", indica la dirigenta del gremio.
Lo que más lamentan desde la Federación de Transporte Escolar es que pese a que son un gremio regulado, que se les exige estar registrados y cumplir con ciertos requisitos, han sido olvidados por esta pandemia y la escasa ayuda que han recibido viene de los municipios que han visto una forma de darles trabajo en el área de salud.
OTROS TRABAJOS
A nivel nacional, mencionó Vidal, el 80% de los transportistas escolares asociados solo tienen una fuente laboral y que, por ende, buscar ingresos se volvió prioridad. Una de las ayudas que les ha permitido estabilizarse, pero solo a unos pocos, han sido los convenios con municipios, como es el caso de Talcahuano, donde desde junio en adelante 35 transportistas prestan servicios, entregando medicamentos o en la campaña de vacunación a domicilio.
La dirigenta del rubro especificó que "en promedio somos más de 200 en la Región del Biobío y haciendo estos trabajos en salud, no superan los 50. De todas formas, estamos muy agradecidos con los municipios que nos siguen empleando, así como el Servicio de Salud Concepción".
Otros, en tanto, trabajan de forma independiente haciendo repartos para Chilexpress, "o vendiendo verduras o implementos sanitarios a domicilio. Han tenido que reconvertirse, porque está muy difícil subsistir. No pensamos que este proceso iba a ser tan largo", precisó Silvia Vidal que, en su caso, traslada pacientes que se tienen que dializar.
Sin embargo, lo que ellos esperan es poder contar con un mayor aporte de parte del Estado, considerando las exigencias que se les solicitan para funcionar, por ejemplo, que sus vehículos no superen los 14 años de funcionamiento. "Nosotros somos regulados y, a pesar de eso, sólo ha llegado ayuda para el transporte público. En cualquier cosa que demande transporte nosotros podemos trabajar, pero no nos ayudan en nada", sentenció Silvia Vidal.
El año pasado realizaron movilizaciones a nivel nacional y durante estos días se encuentran en conversaciones a lo largo del país para tomar decisiones sobre el futuro y cómo exigir alguna ayuda. Desde la Federación indicaron que se han pedido reuniones con las autoridades, pero que en la práctica no se ha traducido en ninguna ayuda.
Silvia Vidal recalcó que, en promedio, los vehículos pueden costar entre 30 y 40 millones de pesos, por lo que todos están siendo pagados, "con cuotas de 700 mil o más, el BancoEstado ya nos postergó muchas cuotas el año pasado, pero ya desde ahora hay que pagar. Estamos con la soga al cuello", precisó.
RETORNO A CLASES
El año pasado los transportistas escolares solicitaron al Ministerio de Salud un protocolo para estar preparados al momento de retomar sus labores en el transporte de niños y que les fue entregado en octubre del año pasado. Lo primero, es que el documento no les plantea un límite de aforo, es decir, si la capacidad del furgón son 20 niños, ese es el número que puede trasladar.
Deben realizar sanitización a los vehículos con amonio cuaternario, tomar la temperatura del niño al subir, instalar letreros que recuerden las medidas de prevención de contagios, disponer de alcohol gel y tener una nómina para la trazabilidad. En general, el protocolo fue bien recibido por el gremio.
Y pese a que quieren volver a trabajar, no existían expectativas en este nuevo año escolar, precisamente por la cantidad de casos activos que presenta la Región del Biobío, que obligó a decretar cuarentena en una veintena de comunas. "Sabíamos que, con esa cantidad de casos diarios, iba a ser un riesgo para nosotros volver a funcionar y, bajo esa premisa, es que nadie recibió llamados de apoderados", mencionó Vidal.
La dirigenta del transporte escolar agregó que lo más correcto es esperar, porque además "nosotros conocemos a las familias, muchas veces hemos trasladado a otros miembros y no los vamos a poner en peligro si la situación sanitaria no está controlada. Mientras el escenario no cambie, difícil volver".