Los minuciosos rastros que siguen los equipos de búsqueda
Abisag Ortega y Marcelo Abusedo fueron parte de los equipos que se desplegaron en el sector Caripilún, de Lebu para encontrar a Tomás Bravo, de 3 años. Detallan cómo se unieron a Bomberos, los conocimientos aprendidos y cómo se desarrolla una labor de búsqueda sin fecha de término.
Por Iris Quevedo Luna
Para Abisag Ortega pertenecer al grupo USAR (Búsqueda y Rescate Urbano, por sus siglas en inglés) era "la elite de a elite" en bomberos. Esa era su objetivo tras, ella imaginaba, cumplir 20 años de bombera profesional. Sin embargo, su sueño llegó antes, en 2018, tras una serie de pasos que debió dar. "Primero tienes que ser miembro de algún Cuerpo de Bomberos que pertenece al equipo y tienes que hacer un curso de rescate urbano en Santiago. Haces ese curso y después postulas al USAR", explica la joven de 23 años, que justo cuando finalizaba su curso de rescatista urbano tuvo "la oportunidad y no la dejé pasar", afirma orgullosa.
Ahí comenzó su camino como miembro USAR de la Provincia de Concepción, que le permitió cumplir un rol fundamental en lo que, durante la última semana fue su mayor centro de atención: la búsqueda del pequeño Tomás Bravo, el niño de tan sólo 3 años de edad que desapareció el día 17 de febrero en la localidad de Caripilún, de la comuna de Arauco y que fue encontrado sin vida nueve días después, el 26 de febrero cerca del río Raqui, a 2 kilómetros desde donde se le perdió el rastro.
Abisag, además de bombera y trabajar a tiempo completo como despachadora de incendios en Forestal Arauco, es estudiante de último año de Geología en la Universidad de Concepción. El conocimiento adquirido en sus años de carrera ha podido complementarlo con su rol USAR, de manera tal que su trabajo ha sido fundamental en el caso, sobre todo tras la implementación de imágenes satelitales en la búsqueda.
Hasta antes de que ella llegara, el día lunes de la semana anterior, no había personal especializado en la lectura de este tipo de imágenes, por lo que tras su arribo le facilitaron el material y con eso comenzó a trabajar en una labor que fue clave en el hallazgo del pequeño Tomás en Lebu, provincia de Arauco.
"Con estas imágenes hice los planos que se le reparten a los equipos. Es un trabajo que va variando todos los días, porque según los puntos de interés hay que hacer nuevos mapeos, nuevos trabajos", cuenta la joven que pertenece al equipo de planificación de USAR provincia de Concepció, el que estuvo presente activamente en el territorio de búsqueda.
COMPLEMENTO
Cuando Abisag entró al cuerpo de bomberos de Lota, 8 años atrás, no pensó que en un futuro su carrera universitaria podía completarse tan bien con aquello que ella había escogido por vocación a los 15 años. "Simplemente quería ayudar, quería ser diferente (…) más que nada no me quería quedar de brazos cruzados mientras pasaba algo, así que ingresé a los bomberos por eso".
Años más tarde eligió su carrera, Geología, pero no pensando en relacionarlo en su labor como bombera. "Yo siempre decía yo trabajo en una cosa, estudio en otra cosa y en bombero estoy ligada a otra, entonces nunca pensé en compatibilizarlos, algo que ahora sí he hecho", explica Abisag, contando que por ejemplo pone en práctica sus conocimientos en situaciones de evacuaciones de tsunamis o terremotos, explicando a las personas cosas para que no caigan en informaciones falsas. Eso sí, con la búsqueda de Tomás dio un nuevo paso.
"Yo trabajaba en mi carrera harto con imágenes satelitales, mapeos, cosas así que ahora las estábamos aplicando acá en la búsqueda. Algo que nunca habíamos hecho, yo nunca había visto que aplicáramos este tipo de tecnologías para la búsqueda de una persona, menos de un niño, entonces ahora estoy como juntando todas las piezas y veo claro como que se complementa todo", reflexiona la joven que explica que estas tecnologías resultaron muy útiles, sobre todo considerando el gran espacio de búsqueda que se debió cubrir y lo agotador que resulta sobre todo revisando el territorio sin una guía.
TRABAJO INTENSO
Algo que es fundamental para la formación de un miembro de USAR es la preparación psicológica, y es que el trabajo realizado es intenso. Así explica Marcelo Saucedo, miembro del grupo al que pertenece Abisag. "Nos levantamos a las seis de la mañana para trabajar y despachar a los equipos, que en conjunto PDI, Carabineros, Bomberos y ONG, forman un solo grupo de alrededor de 30 personas o menos", detalla Marcelo, el único bombero de nacionalidad argentina que pertenece a Bomberos de Chile, desde 2010.
"De ahí se asigna un sector, el que después se entrega con coordenadas tanto de ida como de regreso para verificar los puntos de trabajo. Son trabajos de rastrilleo sumamente minuciosos para encontrar cualquier indicio. Yo le llamo las migas de Hansel y Gretel para encontrar a un desaparecido, ese es el fin", continua, ahondando en el trabajo realizado por el equipo USAR, al cual pertenece desde 2013, y donde se desempeña como jefe de la sección logística con subespecialización en búsqueda agreste.
USAR provincia de Concepción destaca principalmente por estar conformado por voluntarios de siete compañías de bomberos, lo que significa un mayor trabajo de coordinación entre todas, ya que la mayoría sólo se compone por una. El grupo en 2018, tras años de tramitación, alcanzó la acreditación para formar parte de los nueve equipos USAR que hay en el país. Esto implica regirse por un Sistema de Comando de Incidentes que es de Estados Unidos, lo que significa tener una organización y protocolos con estándares internacionales.
"Si lo llevamos a comparar con el fútbol esto es como la selección provincial que tiene Bomberos de Chile", explica Marcelo emocionado, porque además "cuando nosotros nos acreditamos en 2018 se nos dio la oportunidad para postular y ser USAR BoCH, que es la selección nacional -por así decirlo- Chile en rescato urbano. Fuimos aceptados en la postulación y hoy estamos ya alcanzando esa calidad, por llamarla así", agregó, explicando que esto le permite, por ejemplo, ir en ayuda a otros países de ser necesario.
"La verdad espero que no me toque salir porque eso significaría que alguien está pasando una desgracia, pero en caso de tener que hacerlo espero tener las capacidades y ser de ayuda, una ayuda real y efectiva para las personas", reflexiona el bombero. Complementa eso sí, que "hay que pedir permiso primero en la casa antes de poder salir". Algo que pese a decirlo con humor, tiene mucho de verdad.
SACRIFICIOS
El dejar a las familias es un tema que afecta a toda labor que implica estar un tiempo largo fuera, y si bien es algo a lo que Marcelo está preparado, no puede evitar extrañar a su pequeña, sobre todo cuando lo llama al teléfono desde Talcahuano, donde está su hogar.
"Hace unos días me preguntó si ya habían encontrado a Tomás o dónde estaba y me dijo que ya no se acordaba de mi cara. Yo le decía que ya pronto iba a terminar todo, que íbamos a tratar de encontrar a Tomás, y a ver dónde andaba escondido", relata Marcelo, recordando cómo calmaba a su hija de 6 años que lo extrañaba.
Esto implica también ser rescatista urbano y parte de USAR y es lo que los diferencia en parte de los demás bomberos, el estar preparado para actividades de mayor fortaleza, no solo física sino mental, sobre todo porque "nosotros aquí tenemos sistema de trabajo de siete días más dos, que son para ida y regreso, nueve en total", detalla el bombero que agrega que esto implica que "la convivencia se vuelve bastante dura en este tipo de emergencias, porque hay que saber manejar las frustraciones, saber manejar muchas cosas que en otras emergencias quizá no se dan porque son de menos aliento, estas son de largo aliento".
Por esto explica que el equipo USAR exige que muchas cosas estén preestablecidas antes de partir a una emergencia.
"Por ejemplo, saber qué va a pasar si mi hija si se enferma o si hay un accidente en la casa cómo lo vamos a enfrentar, cómo nos vamos a trasladar. Todo aquí está planificado y se trata de no dejar nada al azar", explica Marcelo. Salir a una emergencia, sin saber cuándo terminará, requiere de la mente lo más tranquila y clara posible.
En el rastreo, se forman grupo de 30 personas, que tienen coordinadas exactas del lugar a revisar y un mapa para ir y retonar al puesto de mando.