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Bernardo Suazo, vicepresidente de la CChC Concepción, agrega que cuando se solicita un permiso, la constructora está obligada a hacer un estudio de factibilidad de agua potable y alcantarillado. "El impacto en la ciudad está cautelado por el plan regulador. Donde sí puede haber un impacto es durante el proceso constructivo, pero no habría un colapso de la vialidad", asegura.
Para Sergio Baeriswyl, lo que generen las construcciones dependerá de la distribución de los edificios: "Si están todos concentrados en un mismo punto será complejo, pero si están dispersos el impacto es menor".
Bajar las alturas
Durante la tramitación de la 15° modificación se han generado varias instancias para considerar la opinión de la comunidad. Entre estas hay tres jornadas de diagnóstico participativo, la consulta ciudadana que se llevó a cabo hace exactamente un año y varias audiencias públicas.
En todas esas instancias hay juntas de vecinos y organizaciones civiles siguiendo de cerca el proceso y entregando su opinión. Una de ellas es Fundación Síntesis, que desde un primer momento mostró su preocupación por rebajar las alturas en el centro de la ciudad.
La arquitecta Romina Acevedo, directora de la fundación y parte de la directiva de la Junta de Vecinos Parque Ecuador Norte, plantea que el meollo del asunto es que la ciudad debe pensarse para los vecinos, no para las empresas.
"Lo que los vecinos quieren debe ser la prioridad y luego el mundo técnico tiene que ver cómo puede aportar a eso. La mayoría de los edificios proyectados para la ciudad están pensados para los inversionistas, no en entregar una solución habitacional", expone.
Si bien comparte las alturas que fija la modificación al plan regulador (entre 5 y 7 pisos en el centro y hasta 15 pisos en la periférica), cree que el instrumento quedará obsoleto una vez que entre en vigencia, pues en estos años ya se han aprobado permisos para construcciones que exceden hasta en cuatro veces lo normado en la 15° modificación.
Según Acevedo, la reducción de alturas no será algo catastrófico y remarcó que hay que poner a los vecinos en el centro, para pensar cómo diseñar viviendas que incorporen un mejor uso del espacio público y que dialoguen con los servicios que se requieren, como colegios, hospitales o comercio.
En equilibrio
La discusión de si los edificios en el centro deben ser de máximo cinco pisos, siete, nueve o altura libre no es algo exclusivo de Concepción. Sergio Baeriswyl, presidente del CNDU, expone que en varias ciudades del país se ha visto algo similar. Por eso en el Consejo decidieron elaborar una guía que aborda la construcción en altura.
Baeriswyl, que participó en el diseño del plan regulador actual, cree que el foco de la discusión no debe centrarse en la altura, sino en la vinculación del edificio con la ciudad.
En la guía -que presentaron esta semana- proponen que exista una relación armoniosa entre la construcción y el espacio público, con una relación que admita edificios más altos en aquellas calles más anchas, y que se generen incentivos para que eso así ocurra. Esto, considerando que la guía es una recomendación y no una normativa.
"La densificación en altura, en sí misma, es un proceso que garantiza sustentabilidad en las ciudades, es un proceso virtuoso frente a las ciudades que crecen de manera ilimitada hacia la periferia y que trae destrucción del paisaje, mayor gas de efecto invernadero", explica el arquitecto.
La clave en este proceso, dice, es encontrar un equilibrio entre la altura y la relación con el entorno. "Un edificio sin espacios verdes, aunque tenga cinco pisos, no va a ser bueno para la ciudad", afirma. Por ello, cree que lo que debe hacerse es estimular a las empresas a que generar propuestas que incorporen galerías, patios interiores comunitarios o antejardines más amplios.
El seremi de Vivienda, Sebastián Abudoj, comenta que ellos están revisando la guía del CNDU para ajustarla a la realidad regional. Espera presentarla en una sesión del Consejo Regional de Desarrollo Urbana, programada inicialmente para febrero.
Según Bernardo Suazo, vicepresidente de la CChC Concepción, todo eso está incorporado en los últimos proyectos presentados, pues "se acaba de aprobar, en noviembre, la ley de aporte urbano, que significa que cuando construyo genero una cierta intervención y tengo que retribuirla a la ciudad. Uno tiene que aportar con terreno o pagar y ese dinero va directamente a una cuenta corriente de la municipalidad respectiva y sólo se puede usar en mejorar el espacio público".
Aunque el cambio al plan regulador está casi en fase final, Suazo espera que el municipio promueva una discusión más reflexiva, con contenido y que apunte a la proyección de una ciudad que, hasta el momento, es una de las principales capitales del país.
El arquitecto Sergio Baeriswyl considera que ya se han hecho demasiadas modificaciones al plan regulador y es momento de elaborar uno nuevo. Pero ese es otro cuento.