Muchos de nosotros hemos esperado con ansias el verano y el momento de poder ir a la playa, tomar aire puro y acercarnos a la naturaleza, después de un 2020 muy difícil para todos. Pero ¿cómo vamos a la playa hoy, en tiempos de pandemia? ¿Cómo logramos recrearnos sin contagio y propagación del covid-19? Para lograr el acceso a zonas de playa en un contexto seguro, debemos respetar el protocolo de manejo y prevención del covid-19, entregado por las autoridades chilenas.
Una de las medidas de este protocolo es el distanciamiento social, el cual se hace muy difícil de cumplir en las playas, ya que es un lugar de aglomeración y encuentro durante el verano. ¿Cómo entonces generamos distancia, en un lugar donde nunca ha existido? Es aquí que desde la mirada del diseño podemos generar respuestas oportunas y creativas, aprovechando la oportunidad de plantear soluciones innovadoras para una nueva realidad. Esto se logra reinterpretando los objetos que hasta hoy ocupábamos en todos los cuerpos de agua; como playas, ríos, lagos y lagunas.
Estos objetos como toallas, reposeras, quitasoles, etc., son los que nos permiten delimitar nuestro espacio y crear pertenencia de manera temporal. Además, nos marcan la distancia con las demás personas, medida fundamental hoy en el espacio público como la playa, para pasar un buen momento.
En este escenario es que durante el año 2020, los alumnos y docentes de Diseño de la Universidad del Desarrollo, junto con la Universidad Ucal de Perú, participamos de un Workshop llamado "Ciudades en primera línea", cuyo objetivo fue reinterpretar el diseño de los espacios públicos y/o privados, para promover la bioseguridad y el bienestar sostenible de la sociedad latinoamericana postpandemia.
Es en este contexto donde nacieron y se plantearon ideas para la estancia segura en el espacio público. Un ejemplo de esto es el proyecto del grupo Aqua, que diseñaron un objeto para la playa (AURA) donde el objetivo debía contemplar: pertenencia, permanencia, un límite perimetral que generara un cierre y estableciera un espacio personal y seguro. Además, el grupo trabajó con la biomimesis, es decir, tomaron a la naturaleza como medio de inspiración para el desarrollo visual y estético del proyecto, dando respuesta, a través, de tecnología innovadora, a un problema humano a nivel mundial. La solución permite tener una intervención mínima del entorno, sin alterar la visión a la naturaleza, que buscamos en estos lugares de relajo.
El objeto nace de las formas sinuosas y envolventes del mar y caracolas marinas, con un sistema modular y plegable, integrándose a la naturaleza, permitiendo ser un objeto transportable, que delimita el espacio para una o más personas, a través, de diferentes modulaciones, y es diseñado con una materialidad permeable, por lo tanto, se tiene una visión completa del entorno.
Así, podemos entender que el diseño es una herramienta valiosa a la hora de dar respuestas a los desafíos que nos coloca la vida, como los que hemos vivido los últimos meses.