El pasado 3 de enero del presente año se recordó un nuevo aniversario de la inauguración del Aeropuerto Internacional de Carriel Sur.

Al recordar esta fecha es importante señalar la importante y trascendente gestión realizada por el entonces presidente del Instituto de Ingenieros y Arquitectos y también presidente del Club Aéreo de Concepción, don Raúl Gillet Leliva.

El primer foro realizado en el Salón de Honor de la Universidad de Concepción contó con la participación de autoridades civiles y militares de la zona, la Fuerza Aérea de Chile, la Dirección de Planeamiento del Ministerio de Obras Públicas, Línea Aérea Nacional, los Clubes Aéreos, Clubs de Leones y Rotary y numeroso público, Foro en el que se acordó por recomendación de los representantes de la Fuerza Aérea de Chile Sr. Leopoldo Tachi y Comandante Sr. Roberto Parragué el nombramiento de un Comité Permanente para impulsar las conclusiones del Foro.

Al mismo tiempo se estipuló que la ciudad de Concepción necesitaba un buen aeródromo y que su mejor ubicación era el centro del triángulo formado por las ciudades de Concepción, Talcahuano y Penco, pidiendo a los organismos técnicos que a la brevedad posible se elaborara el proyecto y se estudiara la forma de financiarlo, como también se indicó que el proyecto se incorporara a la planificación total de la zona, que recién estaba estudiándose.

Un hecho digno de mencionarse fue la construcción de la cancha de aterrizaje que se realizó en Junio de 1955, a menos de un año después del Foro, a iniciativa del Comandante Sr. Roberto Parragué y gracias a las facilidades dadas por la Suc. Rioseco y a la gran ayuda prestada por el entonces Ingeniero Sr. Sergio Drápela y que ocupó los primeros 800 metros desde el cabezal norte de la actual pista de aterrizaje de Carriel Sur.

Han pasado 53 años de la construcción e inauguración efectuada durante el gobierno del Presidente de la República Sr. Eduardo Frei Montalva, del Aeropuerto Carriel Sur, aeropuerto que vino a reemplazar definitivamente al aeródromo Hualpencillo, que durante casi 30 años prestó ingentes servicios a toda la zona del Biobío, constituyendo un refuerzo importante para las rutas aéreas de nuestro país con sus modernas instalaciones, las cuales en diferentes períodos se han ido modernizando de acuerdo al desarrollo y crecimiento de nuestra Región y de nuestro país.

La adaptación implica que modifiquemos nuestro comportamiento según las características del medio. En materias educativas, este concepto lo llevamos al límite en 2020. Quienes trabajamos educando, realizamos esfuerzos sobrehumanos para construir aprendizaje, con todas las complicaciones que genera la necesidad imperiosa de recursos tecnológicos.

Soy profesora y el año recién pasado ingresé al programa de Liderazgo Colectivo en Enseña Chile. Al trabajar en una poderosa red de personas, que al igual que yo, busca cambiar el actual e injusto sistema educativo, descubrí que no estoy sola y que es muy posible.

No estaba ni por asomo preparada cuando a mediados de marzo el clásico inicio del año escolar cambió rotundamente. La sala de clases se transformó en videollamadas de Google Meet y el libro de clases en planillas de Excel compartidas. Bajo estas nuevas condiciones, mi desafío de formar estudiantes que a través del cuestionamiento y la empatía logren impactar en la sociedad desde la reflexión, la superación constante y sobre todo la apertura al cambio, me preocupaba.

Hoy, sostengo firmemente que es posible alcanzarlo y construir educación de calidad para todas y todos, contemplando la diversidad como el valor que nos hará más empáticos, más tolerantes, justos y unidos, trabajando en red, más ahora en tiempos de transformación. Veo a mis estudiantes (los que a veces se excusan, piden plazo o los que necesitan más apoyo que nunca) agradeciendo el espacio de reflexión final, porque están llenos de opinión, y tienen las mismas ganas que tengo yo de cambiar el mundo. En ellos fui encontrando el refugio para los días difíciles. Si queremos ser agentes de cambio, comencemos por cambiar la visión de la pedagogía, llevemos el amor a la sala, las emociones, todas ellas, solo así podemos sentir que los cambios son urgentes. Pero por, sobre todo, aprendamos a trabajar en unidad y no en competencia. Esta vez, la tarea es de todas y todos.

He visto muy de cerca lo adverso de la educación remota cuando hay pobreza multifactorial, lo que va más allá de tener o no computador. ¿Qué pasa cuando mamá y papá deben trabajar mucho? ¿Qué pasa si quien apoya no tiene las herramientas necesarias para educar?

Miles de niñas y niños simplemente quedan atrás. Así de dolorosa es la brecha. Así es vivir en un país con tanta desigualdad. La educación debe entenderse como un proceso liberador, no como un objeto que se adquiere luego de un pago mensual. Se vive, se construye educación.

El encierro involuntario nos ha hecho personas más reflexivas, hemos tenido tiempo para analizar las problemáticas en materias educativas desde la raíz, pero simultáneamente aprendimos a desarrollar la templanza. Si queremos cambios, que sean siempre con miradas autocríticas, analíticas e integrativas con el entorno. Ante tantas dificultades, aprendamos a sacar provecho del altibajo, veamos el vaso medio lleno. Eso es adaptación.

Recordemos el 2020 como el año que se puso color hormiga, y lo pintamos con arcoíris de posibilidades, trabajo en equipo, crecimiento y claramente, más amor a la docencia.

En el plebiscito celebrado el 25 de octubre pasado el pueblo fue convocado para votar por aprobar o rechazar la redacción de una Nueva Constitución Política.

Con una participación de 7.562.173 personas, casi el 80% aprobó estudiar una Nueva Constitución Política.

En la segunda pregunta, el pueblo por similar votación optó por la Convención Constituyente integrada por 155 convencionales y que se elegirá en abril próximo, conforme al sistema de elección para los diputados con cifra repartidora (Victor D"Hondt). Art. 121. Ley de Votaciones y Escrutinios. Estará compuesta exclusivamente por miembros elegidos popularmente. Así indica el Art. 130 de la Constitución, reformado el 24.12.2019.

Lo mismo reitera el Art. 141. Son 155 ciudadanos electos especialmente para estos efectos.

El pueblo soberano representando a la Nación aprobó en forma indiscutible, precisa, clara y contundente la elección de 155 convencionales conforme a la Ley de Votaciones y Escrutinios para los diputados.

La soberanía es un elemento del Estado. Es "sine qua non". Su estructuración viene de los tiempos de Aristóteles, derecho romano y consagrado en la revolución francesa. Declaración del Hombre y del Ciudadano del 27 de agosto de 1789. En el Art. 25 señaló: La soberanía reside en el pueblo; es una, indivisible, imprescriptible e inalienable." Sieyés fue el gran teórico que estructuró la teoría que hoy es un axioma del derecho público mundial conjuntamente con Rousseau y poco antes lo había también planteado Montesquieu. Sieyés consagró el tema en su obra "¿Qué es el Estado Llano?".

Chile desde su declaración de independencia ha señalado que la soberanía reside en la Nación. Todas las constituciones así lo han señalado.

Nuestro Congreso y el Presidente de la República han aprobado una reforma constitucional por ley 21.298 del 23 de diciembre pasado, que otorga 17 escaños reservados para los pueblos indígenas.

Para ello del total de 155 escaños que debieron ser elegidos sobre la base del sufragio universal (una persona, un voto), se le rebajan para las diferentes regiones y se protege a los escaños reservados. Los distritos 20 y 21, que corresponden a la Región del Biobío, ven disminuidos en dos convencionales sus cupos.

El precedente es gravísimo y de funestas consecuencias. Si el pueblo es soberano ¿puede el poder constituyente derivado cambiar lo aprobado 60 días antes por el plebiscito? Sin duda que la lógica y el raciocinio lo niegan.

Esta barbaridad es una más de la avalancha de reformas constitucionales que transgreden principios básicos del derecho universal.

Creo que todos estamos de acuerdo en reconocer los pueblos indígenas en la historia del país. Es algo en lo cual hay consenso, pero este reconocimiento debía hacerse precisamente en el plebiscito informado, elaborando la propuesta con tiempo, prolijidad y certeza jurídica. Y no hacerlo, entre gallos y medianoche, en forma reservada por las autoridades y violando flagrantemente lo señalado por el pueblo soberano.

El artículo 5 de la C.P. nos señala que la "soberanía reside esencialmente en la nación. Su ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y elecciones periódicas y, también por las autoridades que esta Constitución establece".

¿Será cierto, entonces, que en nuestro país la soberanía de la nación es un mito y que las autoridades hacen lo que se les dé la gana? La respuesta, sin duda, es precisamente ésta.

Lunes 4 de enero: El Ministerio de Salud informó ayer más de 2.200 nuevos contagios por coronavirus detectados en 24 horas, cifra que representa una baja en más de 1.000 casos respecto a los tres balances anteriores, que desde el 31 de diciembre mostraban más de 3.000 casos diarios. Sin embargo, el domingo fue el tercer día del feriado de Año Nuevo, por lo que numerosos laboratorios permanecían cerrados. La autoridad sanitaria reportó ayer 2.289 nuevos casos de covid-19, un descenso significativo respecto del 2 de enero (3.338), del 1 (3.588), y 31 de diciembre (3.022).

Jueves 7 de enero: Dos ministros dejaron el gabinete del Presidente Sebastián Piñera para ser candidatos a integrar la Convención Constitucional en representación de Chile Vamos.

En una ceremonia muy breve, el mandatario les dio la despedida a Cristián Monckeberg, quien dejó el Ministerio Secretaría General de la Presidencia, y a Antonio Walker, quien abandonó el ministerio de Agricultura. El jefe de Estado firmó las renuncias de sus asesores y tomó juramento a Juan José Ossa (RN) como titular de la Segpres y a María Emilia Undurraga (Evópoli) a cargo de Agricultura.

Miércoles 6 de enero: El presidente saliente de EE.UU., Donald Trump, convirtió lo que debía ser un mitin a favor de los dos candidatos republicanos al Senado en Georgia en un acto de defensa de sus propias maniobras para retener el poder, que amenazan con dividir en dos a su partido.

Tanto Trump como el presidente electo del país, Joe Biden, viajaron a Georgia para hacer campaña a favor de los candidatos de sus respectivos partidos que se jugaron un cupo en unas elecciones que decidirán quién controla el Senado durante los próximos dos años, y sus mítines no pudieron ser más diferentes.

Jueves 7 de enero: Miles de seguidores del presidente Donald Trump irrumpieron en el Congreso de Estados Unidos, tras desbordar a la policía, y provocaron caóticas escenas en la capital, que dejaron al menos a una mujer fallecida por un disparo en el interior del recinto. El Gobierno de Washington reaccionó imponiendo toque de queda y Trump tuvo que activar a la Guardia Nacional. "No cederemos nunca, nunca concederemos", dijo Trump sobre su derrota electoral a los miles de manifestantes congregados en las afueras de la Casa Blanca para la marcha denominada "Salvar a EE.UU."