Menores confinados en residencias sanitarias
Dos familias relatan su experiencia. Mientras una en Coronel pudo pasar junta el periodo de aislamiento, otra en Concepción fue separada para evitar que los niños se contagiaran. Desde la Seremi explican los protocolos de atención y cómo hacen para mantener a los pequeños entretenidos.
Por Alma Canales Silva / alma.canales@diarioelsur.cl
Carolina Quiñones tiene tres hijas, una adolescente de 14 años y dos mellizas de dos años. No las ve hace 19 días, cuando ingresó a una residencia sanitaria para hacer su cuarentena, tras confirmarse que tiene covid-19. Sabía que había hartas posibilidades de que ella contrajera la enfermedad, ya que trabaja en la UCI del Hospital Regional.
Como los PCR de sus niñas dieron negativo tuvieron que quedar separadas, para evitar que ellas también adquirieran el coronavirus.
Cuenta que aunque estaban a unos metros de distancia, no podían verse. La forma de comunicarse era a través de mensajes de texto y de vez en cuando, videollamadas para observar sobre todo a sus pequeñas. Aquí hace una pausa. Le da pena llevar tanto tiempo lejos de sus hijas, quienes fueron dadas de alta hace un par de días y se encuentran en la casa de la abuela, la única adulta que puede atenderlas mientras ella y su esposo se recuperan.
Las hijas de Carolina son parte de los 103 menores de edad que, hasta este miércoles, se encontraban internados en 12 de las 17 residencias sanitarias habilitadas en la Región del Biobío para atender a aquellas personas o familias que requieran aislamiento. En total, 616 personas requirieron aislamiento.
El seremi de Salud, Héctor Muñoz, explica que los niños y adolescentes son internados con sus padres, pues no se ingresan pacientes menores de edad sin un adulto.
"Cuando se nos han presentado casos en que los padres se han descompensado y han sido trasladados a establecimientos de salud se gestiona el ingreso de un adulto familiar del paciente o bien se coordina el retiro del menor por parte de un familiar y es trasladado por la Seremi de Salud a su domicilio", complementa Muñoz.
Desde la Seremi añaden que la atención de los menores incluye desde la revisión médica hasta rutinas para que puedan sobrellevar el encierro y aislamiento.
Estadísticas
La Seremi de Salud informó que hasta el 3 de noviembre, 103 menores de 18 años estaban siendo atendidos en residencias de la región, de los cuales dos eran lactantes menores de un mes. La mayoría está en una de las residencias de la provincia de Concepción, donde hay 91. En la provincia de Arauco es donde menos niños hay, pues sólo se contabiliza uno. Por comunas, Concepción es donde hay más niños en residencias. Hay 72 repartidos en seis hoteles.
El seremi Héctor Muñoz indica que las cifras incluyen tanto a los niños y adolescentes contagiados como aquellos catalogados como contacto estrecho y que, pese a tener resultados negativos de PCR, igual deben mantener el aislamiento.
"Hemos tenido casos de niños, niñas y lactantes que han sido covid y no sólo contactos estrechos, por lo que reciben el tratamiento al igual que un paciente covid o contacto estrecho, adaptado por el médico de residencia a su edad", detalla la autoridad sanitaria.
Todos juntos
Carmen Gloria López estaba en su casa. No se le ocurrió que ahí podía contagiarse con covid-19, menos que el maestro que fue a arreglar el techo le iba a transmitir la enfermedad. Se enteró que esa persona tenía coronavirus justo cuando tuvo que ir al consultorio en Coronel, donde vive, porque le dolía la garganta. Amigdalitis, pensó. Por protocolo le hicieron una PCR. Esto fue el 4 de septiembre. Al día siguiente la llamaron por teléfono, le dijeron que su examen dio positivo y le sugirieron que se internara con su familia en una residencia sanitaria.
"Al principio ingresé sola con mi hijo pequeño de ocho meses, que tiene displasia broncopulmonar, así que estaba preocupada por lo que le podía pasar. Le dijeron a mi esposo que se internara también, pero él no quería porque estaba preocupado por dejar la casa sola, pero empezó a sentirse mal y pidió que lo ingresaran", relata.
Así fue como Carmen Gloria llegó a una cabaña del Hotel Butan, donde quedó confinada junto a su pareja y sus tres hijos. Además del bebé de 8 meses tiene un adolescente de 16 y un mayor de edad de 22 años.
A diferencia de Carolina Quiñones, ella mantuvo el contacto con toda su familia, lo que ayudó a sobrellevar de mejor manera el aislamiento.
Explica que la rutina diaria partía con un control. Los enfermeros que los visitaban chequeaban sus signos vitales, la temperatura, les preguntaban cómo habían dormido. En la noche, antes de dormir, les hacían otro control.
En el hotel les proporcionaban cuatro comidas y en su cabaña tenían internet y cable para entretenerse. También los incluyeron en un grupo de WhatsApp donde podían informar si se sentían mal, para que recibieran atención inmediata. Aunque tuvieron dolores de cabeza y del cuerpo en general, no fue necesario trasladarse a un centro de salud.
Carmen Gloria agradece la atención que recibió y también el estar con sus hijos, sobre todo el más pequeño, que duerme con ella.
Cerca pero lejos
La experiencia de Carolina Quiñones fue diferente, porque ella quedó en una habitación distinta a la de sus hijos.
El 16 de octubre empezó a sentirse mal. Cuando se fue a dormir tenía dolor de cabeza y le molestaba el cuerpo. Al día siguiente fue a trabajar y avisó en su unidad sus síntomas. Le pidieron un PCR y la enviaron a su casa. Le avisaron que tenía covid-19 y que sus familiares, como contactos estrechos, también tenían que tomarse el examen. Sólo su esposo dio positivo.
Todos ingresaron a una residencia sanitaria el 20 de octubre, pero Carolina fue asignada a una habitación con su esposo y sus tres hijas, a otra. Como todas son menores de edad ella pidió que su mamá, que también debía hacer cuarentena preventiva, se quedara con ellas para que pudiera atenderlas.
Aunque estaban en el mismo recinto, no podía ver a sus hijas, así que a través de mensajes de texto su mamá le iba contando cómo pasaban el día. Su hija mayor tuvo dolor de cabeza, una de las mellizas estuvo con fiebre y la otra con dolor de estómago, pero ninguna presentó síntomas graves. Carolina no pudo cuidar a sus hijas. Esto quedó en manos de los enfermeros que realizan las rondas diarias, y en las de su madre.
Las niñas ya salieron de la residencia. Fueron dadas de alta esta semana. Sin embargo, Carolina y su esposo siguen en la residencia, pues los síntomas no han cedido. No sabe cuándo podrá salir y está inquieta porque lleva muchos días alejada del resto de su familia.
Atenciones
Si estar confinado es complicado, para un niño puede serlo aún más. Cecilia Meliñan, jefa del Departamento de Planificación y Gestión de Inversiones de la Seremi de Salud indica que están coordinados con el Ministerio de Desarrollo Social para la entrega de kit de entretenimientos, así como cunas en el caso de lactantes.
"Buscamos a través del intersector apoyos que son vitales para su autocuidado. Además se trabaja en coordinación con el programa de la mujer y programa de infancia de la Seremi de Salud con el fin de gestionar lo necesario para la entrega de atención a los menores presentes en residencias sanitarias.Actualmente se está evaluando destinar a gestantes, niños y niñas a una sólo residencia sanitaria con el fin de fortalecer la entrega de atención a niños, niñas y gestantes", afirma.
En cuanto a la atención y tratamiento que reciben los menor de 18 años, dice que si bien el grado de independencia es mayor en los más grandes, para efectos de la ley y protección del menor sigue siendo menor de edad, por lo que todos deben estar en compañía de un adulto. Lo mismo aplica en caso de traslado a sus domicilios: "Pueden diferenciarse aspectos atingentes a la atención clínica o psicosocial, pero lo demás tiene una línea común".