Los secretos y detalles que rodean la Catedral de Concepción
Punto de reunión obligado, como centro religioso y social, el edificio es uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad.
Por Nicolás Martínez Ramírez. espectaculo@diarioelsur.cl
A inicios del siglo XX, la Catedral de Concepción era quizás el hito arquitectónico más importante de la provincia.
Con sus dos imponentes torres y en medio de una ciudad con construcciones de baja altura, el edificio era visible desde casi todos lados. Sin embargo, el fatídico terremoto del 24 de enero de 1939, dejó su estructura que databa de 1846 seriamente dañada.
Si bien -de acuerdo a crónicas de la época- el daño fue profundo, el fin del edificio del arquitecto francés Jean Herbage se produjo debido a que sus dañadas torres fueron dinamitadas y, por error, cayeron sobre la estructura y no a la calle.
En este caso, lo curioso es que los campanarios que decoraban el edificio religioso no eran parte de la obra original, ya que fueron incorporados -entre otras modificaciones- por el también francés Eugène Joannon en 1904.
De acuerdo al arquitecto y creador del sitio Historia Arquitectónica de Concepción, Luis Darmendrail, "Joannon fue quien hizo la Iglesia San Ignacio de los Jesuitas en Santiago. Las torres de ese templo son muy similares, por no decir iguales a las de la antigua Catedral".
NUEVO TEMPLO
Luego de la traumática pérdida del edificio y bajo el gobierno episcopal del arzobispo Alfredo Silva, el 3 de noviembre de 1940 se coloca la primera piedra de lo que sería la nueva Catedral penquista. La cuarta ubicada en el mismo lugar, desde el traslado de Concepción al Valle de la Mocha en 1765.
Con un estilo neo-románico y con forma de cruz latina, la nueva Catedral tuvo como arquitectos a Ramón Venegas, Carlos Casanueva y Fernando Urrejola.
"Este edifico, a diferencia del anterior, está retranqueado varios metros hacia el interior, por lo tanto, se genera un atrio bastante generoso. Eso mismo hace destacar aún más la altura del edificio, que aparece focalizado, muy simétrico con un punto medio bien marcado", agrega Darmendrail.
Para el arquitecto, el edificio religioso es uno de los testimonios del cuarto centenario de la ciudad de Concepción. Es más, sus obras fueron terminadas justo el 5 de octubre de 1950.
Para el profesional, "este es un momento clave para la ciudad, ya que -de algún modo- se da por terminado el trauma de la tragedia del terremoto de 1939. Los años 40 se llenaron de reconstrucción y aparece una nueva línea arquitectónica, nuevos modos de expresión en torno a las líneas modernas".
"Referirnos a la Catedral de Concepción, es observarla desde sus más diversos matices que este hito urbano presta. En ella se respira historia, arte, modernidad, urbanidad y, por supuesto, religiosidad", agrega la historiadora y coordinadora del Museo de Arte Religioso Ucsc, Natalia Baeza.
La obra del templo penquista es un conjunto, ya que consta -además- del nuevo Palacio Arzobispal, en la esquina de Barros Arana con Caupolicán; la nueva Parroquia El Sagrario, en O'Higgins; y el Aula Magna.
ARTE
Uno de los aspectos más llamativos de la actual Catedral penquista, es el arte que resguarda. Uno donde llaman la atención relevantes hitos como los 20 vitrales de personajes religiosos que rodean las naves laterales y el rosetón que puede observarse desde el frontis.
También se destacan la imagen de María Inmaculada, tallada por el español Juan Martínez Montañés en el siglo XVII; el Sagrario, traido desde Barcelona en el siglo XIX; encima de este, está un óleo de Cristo Crucificado del pintor francés Raymond Monvoisin; y otras joyas artísticas. Todos recuerdos del rico arte que decoraba la antigua Catedral.
Otros elementos de este último edificio se resguardan en el Museo de Arte Religioso Ucsc.
Sin embargo, los grandes hitos artísticos del edificio moderno es la obra del pintor y escultor chillanejo, Alejandro Rubio Dalmatti.
Ingresando al templo, lo primero que se observa es un fresco de la Inmaculada Concepción en el ábside, coronado por una imagen de la Santísima Trinidad. A los lados, se encuentran representados el nacimiento y crucifixión de Jesús. Y debajo se encuentra una llamativa escena del pecado original, con Adán y Eva representados por el propio artista y su esposa.
En lo más alto del templo, también obra de Rubio, se encuentra una imagen de la Virgen María que mira hacia la plaza de la ciudad. Las puertas principales del templo, hechas en bronce, muestran 16 relieves de escenas bíblicas del Antiguo y Nuevo Testamento.
"Rubio Dalmatti, desde su pensamiento moderno para la época en la que se construía, se preocupó de entregar vida a la Catedral desde su expresión artística", destaca Baeza, quien dirige el Museo desde 2018.
Para Darmendrail, también es relevante destacar que, "el artista es el mismo que hizo la decoración de la Catedral de Chillán, otra iglesia construida en un contexto de reconstrucción. Sin embargo, esta última es bastante más moderna".
Abierta finalmente al culto, la actual Catedral penquista fue consagrada el 11 de julio de 1964 por el arzobispo Silva, bajo el gobierno del segundo arzobispo penquista, Manuel Sánchez.
"Debemos destacar y poner en valor, no solo el espacio como tal, sino también a las personas que han dado vida a la Catedral. Es decir, no solo debemos resaltar los valores materiales, también a quienes vitalizaron sus espacios, como fueron, artistas, arquitectos, arzobispos y cientos de personas que ayudaron a impulsar este hito, que -sin duda- es parte de la cultura urbana penquista", agrega la historiadora.
Sin la magnificencia de su antecesora, pero no menos relevante, la Catedral penquista se mantiene como uno de los símbolos más reconocibles y tradicionales de una ciudad que progresivamente va perdiendo su patrimonio.