Hacia un envejecimiento positivo
El Gobierno ha anunciado el envío al Congreso del proyecto de ley denominado "de envejecimiento positivo", que pretende que la adultez mayor sea una etapa donde se pueda vivir en plenitud, por lo que hay que hacerse cargo de temas como los ingresos, las pensiones y la integración, entre otros.
La iniciativa tiene como objeto la promoción del envejecimiento positivo, el cuidado integral de los adultos mayores y el fortalecimiento institucional del cuidado de esas personas. Tiene cuatro capítulos fundamentales: Reconocimiento legal de programas de cuidado del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama); programa ciudades amigables y consejos asesores regionales de adultos mayores; creación de la figura "abandono social del adulto mayor" y del contrato especial del trabajador mayor; y el fortalecimiento institucional del Senama, estableciéndose el comité interministerial de Desarrollo Social y Familia para los Adultos Mayores, con las respectivas constituciones en las regiones.
Chile es un país que envejece a pasos agigantados y no parece estar muy preparado para enfrentar en buena forma una realidad tan compleja. Hay que resolver la falta de inclusión, las bajas pensiones, el olvido social y hasta familiar, como también las enfermedades asociadas a los años que se transforman en una serie de problemas con los que deben lidiar las personas de avanzada edad. Es claro que la esperanza de vida ha aumentado, haciendo que Chile se convierta en el segundo país más longevo de Sudamérica. Sin embargo, esta realidad no ha sido asumida por la sociedad y el Estado en términos prácticos y especialmente útiles para los mayores.
Estudios de la Universidad San Sebastián y Equifax muestran que los adultos de 70 años y más alcanzan alrededor del 25% del total de morosos, experimentando el mayor crecimiento de los últimos años. De acuerdo a la Superintendencia de Pensiones, la jubilación promedio del segmento llega a los 197 mil pesos, lo que hace más preocupante el horizonte. Parte importante de los gastos de los más adultos se concentran en la salud, no sólo en consultas, sino que también en compra de medicamentos, tratamientos y hospitalizaciones, debido a problemas propios de la edad. En efecto, la Encuesta Nacional de Salud 2019 que elabora la Universidad Andrés Bello, en conjunto con la consultora Ipsos, determinó que una familia promedio gastaba entonces 59 mil pesos mensuales en medicamentos, considerando el desembolso que no es cubierto por seguros, Isapres o Fonasa.
El aumento en la esperanza de vida ha traído también como consecuencia un mayor gasto en atenciones médicas para hacer frente a enfermedades crónicas, y el consumo constante de fármacos.
Es indudable que hay un problema muy importante que no solo se va a resolver con cambios en el marco legislativo, sino que también en la medida que los seguros de salud se atrevan a empezar a cubrir parte de los gastos en fármacos, porque este impacto es más significativo entre los adultos mayores, que tienen ingresos deprimidos, como consecuencia de las pensiones escuálidas. También hay que considerar también los altos precios que alcanzan los fármacos en Chile. Un estudio de IMS Health, reveló que los medicamentos originales comercializados en Chile son los más caros de Latinoamérica, aunque los precios se suavizan con los de los fármacos genéricos, que son los más consumidos.
Hay que preguntarse en qué condiciones se llega a la vejez en Chile. Es fundamental hacer que los "años dorados" sean tales, con una vejez activa, que comprende el bienestar, la salud integral, participación en todas las áreas, con legislación y políticas que protejan a ese segmento. Hay que preocuparse entonces de ver cómo puede el país seguir trabajando para ser más inclusivo con los mayores, y de qué manera se pueden generar más políticas que garanticen en concreto su bienestar y calidad de vida. Y mejor aún, abrir instancias que permitan valorar y respetar el aporte que los adultos mayores pueden hacer al país.
Chile envejece a pasos agigantados y no parece estar muy preparado para enfrentar en buena forma una realidad tan compleja. Hay que resolver la falta de inclusión, bajas pensiones, olvido social y familiar, como también las enfermedades asociadas a los años, con las que deben lidiar los adultos mayores.