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-¿Cómo percibe a la derecha frente a las varias elecciones que vienen, con tendencias centrífugas o de unión?

-Estamos viviendo, creo, un punto muy bajo de nuestra clase política. Tanto la oposición como la derecha. En términos absolutos veo que los dos sectores están muy mal. La pregunta sería cuál está menos mal o relativamente menos mal en estas circunstancias. En ese sentido la derecha está más unida. Ahora bien, tiene que pasar este tema de las primarias, las elecciones de alcaldes, etc., que es muy tensionante y muy desgastador porque la opinión pública se forma una muy mala idea cuando se ven estos tironeos por puestos que se suponen propiedad de los partidos (Vitacura es mío, Las Condes es mío). Yo creo que eso produce un rechazo entre los ciudadanos y votantes. Pero superado eso, se ve un grupo más unido e incluso con más posibilidades de llegar a un acuerdo para un eventual pacto en las elecciones parlamentarias y presidenciales del próximo año.

-¿No es así en la oposición?

-En la izquierda el quiebre entre la ex Nueva Mayoría o la ex Concertación y el Frente Amplio, se ve como un quiebre muy difícil de arreglar. Hay un cierto nivel ya de odiosidad que llama la atención. No sé: este diálogo de Jadue y el exministro Insulza, en que el primero insultó (porque cuando una persona le dice a otra que tiene demencia senil ya no podría considerarse sino insulto) al segundo, en ese nivel de diálogo es muy difícil pensar que esas personas van a hacer una coalición y luchar por la misma causa. Esa división del Frente Amplio con la ex Concertación es muy difícil que se pueda componer. Y en el Frente Amplio mismo prácticamente cada semana se subdivide alguna de sus unidades o grupos que lo conforman, yo ya perdí la cuenta. No sé, tal vez la Asociación de Mujeres Ajedrecistas a lo mejor es más representativa que alguna de esas subunidades del Frente Amplio. Yo veo en la izquierda muchas más dificultades. Incluso en el votante de izquierda hay una especie de desilusión de esta promesa que fue el Frente Amplio, que ha terminado fragmentándose y dividiéndose por cuestiones más bien personales antes que ideológicas, y además incorporándose a todos los vicios que tanto criticaron de la política tradicional: los acuerdos en las cúpulas y todos esos aspectos que la gente rechaza en la política.

-¿Nadie se salva entonces?

-Uno de los temas más débiles y que nos hace estar temerosos del futuro del país es definitivamente esta debilidad de nuestra clase política. Me parece que la mayoría de los políticos hoy en día no sale a la calle porque serían abucheados o funados. Si uno lee las encuestas al final lo que hay es un gran clamor de renovación de caras, la idea de que se vayan todos y que vengan otros. Dentro de las cosas que vamos a elegir en pocas semanas más, si Asamblea Constituyente o Asamblea Mixta, yo creo que va a ganar muy por lejos la Asamblea ciento por ciento elegida porque la gente espera que allí haya renovación.

-Los nombres que figuran como presidenciables no son tan nuevos. ¿Qué le parecen las opciones que se han barajado: Jadue, Kast, Lavín, Matthei y Undurraga, lista que podría ampliarse?

-En esos nombres, no todos, pero casi todos son alcaldes. No hay nadie del Parlamento, no hay diputados ni senadores. Eso muestra también este rechazo por la política tradicional, por el Congreso y por los partidos. Los alcaldes son líderes locales que más que en partidos se apoyan en su propia persona para el apoyo en sus comunas. Pero la elección está muy abierta todavía. Las cifras que se dan son bajas y hacer proyecciones de estas encuestas que son espontáneas, que tiene mucho que ver con quién aparece más en la televisión en la última semana, creo que, al menos en el tema presidencial, las encuestas no están mostrando nada definitivo. Sospecho que los nombres que están ahí no van a ser los que estén en la papeleta final.

-¿Va a cambiar la política después del plebiscito y qué puede cambiar en las figuras políticas o, en otras palabras, qué cualidades debería tener el próximo Presidente de Chile?

-Nuestro futuro depende mucho de cómo sea este proceso que estamos iniciando: que el plebiscito que va a tener lugar en pocas semanas más tenga una legitimidad, sea cual sea su resultado, pero que ese resultado logre proyectarse como uno legítimo y que la población acepte. Que después la Asamblea Constituyente que se elija también sea una Asamblea que tenga legitimidad. Eso es lo que le va a dar o no le va a dar una posibilidad de estabilidad institucional a todo lo que sigue incluyendo la elección presidencial y parlamentaria. Dependemos mucho de que estos procesos sean legítimos. Da la impresión de que el próximo Presidente o Presidenta va probablemente a ser un líder no tradicional, uno que sea capaz de unir. Es probable que salga de todo este proceso. Si alguien es capaz de darle este sentido, si es capaz de validar y dar credibilidad a todo este proceso constitucional, ese alguien tiene grandes posibilidades de convertirse en un liderazgo presidencial. Por eso, insisto, creo que está muy abierto ese camino todavía.

"Esa división del Frente Amplio con la ex Concertación es muy difícil que se pueda componer.

Y en el Frente Amplio mismo prácticamente

cada semana se subdivide alguna de sus unidades o grupos que lo conforman, yo ya perdí la cuenta".