El debate presidencial en Estados Unidos del pasado martes 29 de septiembre, probablemente quedará en la retina de todos como el debate más controversial y vergonzoso para los estadounidenses, particularmente en cuanto a cómo se ven ante los ojos del resto de mundo. Pero dentro del evento hay dos conceptos que se mencionaron, probablemente por primera vez en un debate presidencial: "Weatherization" y "Net Zero". Ambos conceptos son importantes en relación a nuestra adaptación frente a las condiciones extremas que están asociadas al cambio climático, y que implican reducir las emisiones de efecto invernadero a partir de la carbono-neutralidad.
Fue sin duda, lo más positivo que se mencionó en el debate, así como también volver a incorporar a EE.UU. al acuerdo de Paris. Por tanto, hay una visión de poder volver a retomar y reactivar esto como objetivo principal de la agenda de Biden durante su posible presidencia. De hecho, grandes avances se estaban haciendo en varios estados en las costas Este y Oeste durante la presidencia de Obama. ¿Por qué la relevancia de esto y por qué debería importar a nuestro país? Lo primero, estas grandes potencias mundiales como EE.UU. (hoy en día altamente cuestionado), Alemania, Reino Unido, Nueva Zelandia, etc., pueden ayudar con su "know how" (conocimiento práctico) a países más chicos como Chile a liderar políticas e integrarse a estrategias mundiales que nos permitan mantenernos bajo los 1.5°C de aumento de temperatura media por sobre los niveles pre-industriales, producto del calentamiento global.
Sin ir más lejos, nuestro país se ha propuesto la ambiciosa meta de ser el primer país en vías de desarrollo en lograr la carbono-neutralidad para el 2050. Esto significa que para ese año, Chile va a ser capaz de absorber una cantidad de emisión de dióxido de carbono (se estima actualmente unas 45 mega-toneladas equivalentes de CO2) la cual se va a igualar a las emisiones de todas nuestras actividades, de forma de generar un impacto cero.
Sin embargo, ¿cómo logramos semejante meta en los próximos 30 años? Ad-portas del plebiscito, es indiscutible la gran necesidad de modificar nuestra hoja de ruta y cómo urge también actualizar nuestras leyes y normas, en particular las que se refieren a cómo planificamos nuestras ciudades y edificaciones en ellas. Las que puedan generar un marco legal que concretamente impulse una política carbono-neutral.
Ahora, esto no sólo tiene implicancias para el medio ambiente, sino que también para el diseño de ambientes sanos y saludables para las personas y que nos permitan adaptarnos y responder de manera resiliente al cambio climático. Espacios que promuevan el bienestar y la salud, y el derecho de habitar dignamente en nuestros hogares, lugares de trabajo y establecimientos educacionales. Donde existan estándares y normas de confort dignos, donde nos olvidemos de que pasar frío o calor en nuestros hogares sea normal: parece que es parte del ser chilenos el aceptar 10°C de temperatura interior en invierno o más de 30°C en verano. Donde los niños y adultos mayores no deban sufrir las inclemencias de cada crudo invierno producto de enfermedades respiratorias en las ciudades del centro-sur del país. Y finalmente, donde nuestras ciudades dejen de estar en los rankings de las ciudades más contaminadas del mundo, e ingresen a los rankings de las ciudades más saludables y carbono-neutral del mundo.
Suena bien en el papel, pero es hora de actuar y de asumir los compromisos adquiridos por nuestro país con una política de Estado, donde los beneficiados seamos todos nosotros para así lograr ser una sociedad resiliente y adaptativa. Que nos convierta en líderes en cuanto al "know how" de cómo desarrollar una sociedad carbono-neutral y resiliente y así proyectarnos ante los ojos del mundo.