La relevancia de la prospectiva para el desarrollo
En un escenario regional, nacional y global, donde la incertidumbre parece ser un concepto y un "estado" que ha llegado para quedarse, cobra especial relevancia una disciplina que si bien ya data de algunas décadas, a propósito de la pandemia ha comenzado a cobrar una especial relevancia. Se trata de la prospectiva, disciplina que aspira a mejorar el diseño de las políticas, desarrollando estrategias con visión de futuro y garantizando que las acciones a corto plazo sean coherentes con los objetivos a largo plazo.
Para el caso de una Región como Biobío una aplicación creciente de esta perspectiva debería ser un objetivo común en el mundo público y privado, especialmente si se asocia al proceso de descentralización que se quiere impulsar en el país. Esto, porque a mayores niveles de autonomía y decisión local, más necesario será incorporar una mirada mucho más integral y compleja respecto del desarrollo local.
Informes recientes de organismos internacionales dan cuenta de la relevancia que esta materia tiene, especialmente a propósito de los desafíos asociados a la post-pandemia.
El Primer Informe Anual de Prospectiva Estratégica de la Unión Europea, publicado hace algunos días, pone el foco en la resiliencia como factor clave para ser integrado en la elaboración de políticas públicas, con una mirada social, económica, pero también ecológica y digital.
Según consigna el texto, la crisis del covid-19 ha dejado en claro que Europa necesita mejorar su resiliencia, no solo para resistir y hacer frente a los desafíos, sino también para experimentar transiciones de manera sostenible, justa y democrática. La prospectiva estratégica puede ayudar a anticipar desarrollos que puedan tener impactos adversos y a fortalecer la resiliencia correspondiente a través de cambios estructurales, teniendo en cuenta el impacto de las crisis actuales y futuras en las megatendencias relevantes y los problemas emergentes.
En relación a la resiliencia social y económica, el documento admite que la pandemia ha profundizado las desigualdades, aumentado los desequilibrios demográficos y la pobreza. Pero además ha acelerado la automatización y ha tenido un gravísimo impacto en los empleos del sector servicios, un área que es especialmente sensible para las comunas del Gran Concepción. Y la prospectiva estratégica se puede enfocar en identificar las habilidades para el futuro en las que necesitamos invertir ahora y para tener una conversación social más amplia sobre la actualización del "contrato social".
Además, se destaca que un proceso de transición hacia una economía más verde podría crear 24 millones de nuevos puestos de trabajo a nivel mundial y su impacto en la recuperación de la crisis de covid-19 podría ser significativamente mayor de lo que se pensaba. Y una mirada estratégica hacia el futuro permitirá explorar los impulsores del cambio, comprender el cambio estructural futuro en el mercado laboral y orientar la actualización de las habilidades de las personas que perdieron sus trabajos durante la crisis o que probablemente lo harán en el futuro debido a los avances tecnológicos y la automatización.
También se concluye que la crisis ha acelerado la hiperconectividad y la integración de nuevas tecnologías que afectan la condición humana y la forma en que vivimos. La prospectiva estratégica puede ayudar a anticipar cómo podrían desarrollarse las tecnologías emergentes claves, su impacto en todas las esferas de la vida y las formas de aprovechar las próximas oportunidades.
En nuestra Región, afortunadamente hay instituciones que han puesto el foco en un trabajo con la citada mirada, en ámbitos como la educación y el mercado laboral.
Como ejemplo, se cuenta el Observatorio Prospectivo de la Educación y Desarrollo Regional, que se creó para dar continuidad al Convenio de Desempeño Sistema Territorial de Educación, ejecutado entre el año 2013 y 2016, y que hoy se presenta como un ente autónomo, que desde la Universidad del Bío-Bío convoca a actores del área para discutir sobre la situación de la educación pública, con un foco especialmente puesto en el futuro.
Otra iniciativa valiosa en el área es el Observatorio Laboral del Biobío, que también bajo el alero de la casa de estudios estatal y financiamiento del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence) ha incluido como parte de sus objetivos estudiar cómo se puede ayudar a los trabajadores a mejorar sus competencias y habilidades con miras a avanzar hacia la anticipación de las brechas futuras en el área.
Una creciente aplicación de la prospectiva, especialmente como herramienta de observación del entorno a largo plazo, representa indudablemente la posibilidad estar mejor preparados para los desafíos más importante. Y esto es significativo para una Región como Biobío -que aspira a ser líder en áreas tan desafiantes como la denominada economía del conocimiento- pero lo más importante es que aquella anticipación ayudará a contar con una mejor calidad de vida local, sobre todo si somos capaces de detectar los problemas del futuro, anticipar soluciones o -al menos- estar mejor preparados para enfrentarlos.
Para el caso de una Región como Biobío una aplicación creciente de esta disciplina debería ser un objetivo común en el mundo público y privado, especialmente porque a mayores niveles de autonomía y decisión local, más necesario será incorporar una mirada mucho más integral respecto del futuro.