La tranquilidad que se ha visto revuelta en el borde del lago Lanalhue
El cuerpo de agua que está ubicado entre las comunas de Cañete y Contulmo es considerado uno de los 12 destinos de turismo más relevantes de la Región. Sin embargo, desde el 2018 centros turísticos y cabañas de veraneo han registrado ataques incendiarios, lo que se sumó a las bajas por el denominado estallido social y el actual cierre por la pandemia. Los operadores esperan que el destino no sea estigmatizado y se reunirán en los próximos días para analizar futuras acciones para que las inversiones en el rubro no se detengan.
Son 170 los kilómetros que separan a Concepción con el lago Lanalhue. Un viaje de poco más de 2 horas y media hacia la Provincia de Arauco para disfrutar del balneario natural que, además de ofrecer un entorno cercado por la cordillera de Nahuelbuta -con fauna y flora silvestre-, se ha desarrollado en los últimos años como uno de los destinos turísticos preferidos de la Región del Biobío.
En el lugar no sólo se cuenta con ofertas de alojamiento y alimentación, sino que además se han desarrollado emprendimientos que van desde la realización de deportes náuticos hasta el etnoturismo del valle de Elicura, ubicado a pocos kilómetros del cuerpo de agua.
La naturaleza que lo rodea y la cercanía con el Gran Concepción ha hecho que el Lago Lanalhue sea preferido para pasar fines de semanas, vacaciones, pero también paseos de curso y hasta encuentros empresariales y sociales en las distintas instalaciones que se han construido en su borde, concentrando gran interés en emprendedores.
Sin embargo, no sólo la pandemia ha puesto un alto al turismo en el lugar: desde el año pasado se vienen sucediendo ataques incendiarios que han afectado tanto a cabañas de veraneo, como a centros turísticos. El último ocurrió hace apenas una semana, donde cuatro cabañas fueron destruidas por las llamas y sus moradores tuvieron que arrancar del fuego en un bote por el lago.
Estos hechos mantienen en alerta al rubro, quienes esperan que el sector no sea estigmatizado como peligroso y eso evite la llegada de turistas una vez que la autoridad sanitaria dé el visto bueno para la reapertura. La próxima semana se reunirán para analizar la situación para la siguiente temporada y cómo evitar que las inversiones en el borde del lago se detengan por el temor a que les suceda algo porque la situación de los ataques no se calme.
CONCENTRACIÓN DE CASOS
El primer ataque incendiario registrado en el borde del Lago Lanalhue, y que no fue a un camión forestal, ocurrió el 15 de noviembre del año 2018 y afectó al Centro Turístico Quelén. Se trataba de unos de los recintos más grandes del sector y que contaba con una amplia reserva de eventos como matrimonios y citas empresariales.
El ataque sólo dejó dos de sus instalaciones sin daño, las que sufrieron un nuevo ataque en julio de este año. El espacio pertenecía a Pedro Durán, esposo de la presidenta del Consejo Regional, Flor Weisse, quien es un reconocido empresario del rubro. Tras el siniestro la decisión fue inmediata: no reconstruir por la incertidumbre y los cerca de 2 millones de dólares que perdieron.
Eso sí, la marca inició en Hornopiren, en la Carretera Austral negocios de alojamiento en cabañas y un restaurante.
Desde ahí en adelante se suman no sólo ataques incendiarios a cabañas de veraneo, también tomas de espacios dedicados al turismo, donde los afectados también son comunidades mapuches, como fue el caso del incendio que destruyó las dependencias de Puerto Peleco en julio del año pasado, administrada por la comunidad Pascual Pucol.
En total son 11 los hechos de este tipo que se han registrado entre el 2018 y el 2020, la mayoría concentrados hacia el lado cañetino del lago y más alejado del centro urbano de Contulmo.
Hacia ese otro lado, José Manuel Jara tiene instalado su centro Bordelago. Funciona hace 13 años en el lugar y tiene tanto cabañas como sitios para camping. Como gran parte de los operadores, también tiene centro de eventos y arriendo de bicicleta y kayaks.
Por la pandemia del coronavirus, Bordelago se encuentra cerrado desde el 16 de marzo. Jara reconoce que en estos años que lleva trabajando en el sector, "los hechos de este tipo (ataques incendiarios a cabañas o centros turísticos) han ido creciendo con el tiempo, antes casi no se veía nada parecido por acá. Sólo la quema de camiones en las rutas. Pero ahora es algo que se ha ido acrecentando".
Reconoce que evidentemente la situación le genera preocupación, "como toda persona normal que ve hechos de violencia", precisa. Especialmente porque siente que, en general en la provincia los ataques tanto a camiones como a forestales han subido en cantidad y que nunca habían estado concentrados en un sector más turístico.
¿INVERTIR?
"Nosotros nos hemos juntado en varias ocasiones con el gobernador (Óscar Muñoz), hemos pedido reunión con el intendente (Sergio Giacaman), pero no nos hemos podido juntar con él. Nos interesa ver las acciones del Gobierno para solucionar este tema que tenemos de las tomas territoriales de las comunidades mapuches. Pero no sabemos muy bien cuál es la génesis de los atentados, porque tenemos muchos socios que son de las comunidades y que trabajan con nosotros", plantea Anabel Ramírez, presidenta del Consejo Público Privado de Turismo de Arauco.
Dicho organismo está integrado tanto por los presidentes de las cámaras de turismo de las comunas, los coordinadores del rubro, además de representantes de Arauco 7 y algunos delegados de empresas como Forestal Arauco.
Para Ramírez, quien también representa al Parque Reussland, lo más complejo de lo que está sucediendo va de la mano con el temor que pueden sentir operadores turísticos en torno a la seguridad del sector. "Tenemos varios empresarios que se ven como amenazados, no sabemos si invertir, si mejorar las instalaciones o no, estamos como desvalidos, no tenemos apoyo para nuestras proyecciones, tampoco sabemos si vamos a poder trabajar en octubre y si va a venir la gente".
La representante del sector cree que las condiciones no están dadas para que recintos turísticos inviertan o se desarrollen nuevas iniciativas.
El último ataque afectó a cuatro cabañas y ocurrió el pasado 28 de agosto.