Sputnik V: Rusia registra la primera vacuna contra el nuevo coronavirus
"Ha demostrado su eficacia" y "crea una inmunidad estable", dijo Vladimir Putin, ante el escepticismo de científicos y la cautela de la OMS. Vacunación masiva empezaría en octubre. Hija del mandatario fue una de las personas que la probaron.
Rusia se convirtió en el primer país en aprobar una vacuna contra el coronavirus y declararla lista para su uso, ante el escepticismo internacional y la preocupación de los científicos porque sólo ha sido estudiada en decenas de personas.
El presidente Vladimir Putin anunció la aprobación del Ministerio de Salud y dijo que una de sus dos hijas adultas ya fue inoculada. Explicó que la vacuna se sometió a las pruebas necesarias y que se demostró que proporcionaba una inmunidad duradera contra el coronavirus, aunque las autoridades rusas no han ofrecido pruebas que respalden las afirmaciones de seguridad o eficacia. "Sé que ha demostrado su eficacia y que crea una inmunidad estable", aseguró Putin. "Debemos estar agradecidos con quienes hicieron que ese primer paso fuera muy importante para nuestro país y el mundo entero", agregó.
Sputnik V es el nombre elegido por Rusia para la vacuna. "El exitoso lanzamiento por la URSS del primer satélite del mundo en 1957 impulsó las investigaciones espaciales en todo el planeta. Por ello, la vacuna se llamará Sputnik V", explicó la web del producto. El fin de este sitio es "difundir información detallada y actual" sobre la sustancia y "luchar contra la campaña de desinformación" en torno a la vacuna en medios internacionales.
Científicos en Rusia y otros países reaccionaron con alarma, diciendo que apresurarse a ofrecer una vacuna antes de la etapa final de pruebas podría ser contraproducente. Los llamados ensayos de fase 3, que suelen durar meses e implican a miles de personas, son la única forma de demostrar si una vacuna experimental es segura y si realmente funciona.
En comparación, las vacunas que ingresan a las pruebas de etapa final en Estados Unidos requieren estudios a 30 mil personas cada una.
"La aprobación acelerada no convertirá a Rusia en el líder de la carrera, sólo expondrá a quienes reciban la vacuna a un peligro innecesario", dijo la Asociación de Aplicadores de Ensayos Clínicos de Rusia, al instar al Gobierno a posponer la aprobación de la vacuna hasta que se completen los ensayos avanzados.
Aunque las autoridades rusas dijeron que la producción de la vacuna a gran escala comenzará en septiembre y que las campañas masivas de vacunación empezarían a partir de octubre, la viceprimera ministra rusa, Tatyana Golikova, dijo que la vacunación de médicos podría comenzar este mes.
En tanto, el presidente del Fondo Directo de Inversiones de Rusia, Kiril Dmitriev, informó: "Esperamos que la producción de la vacuna rusa en América Latina empiece en noviembre". Añadió que es posible que ello se haga en plantas farmacéuticas de Brasil y Cuba.
ADENOVIRUS COMÚN
La vacuna desarrollada por el Instituto Gamaleya en Moscú, con la colaboración del Ministerio de Defensa de Rusia, utiliza un virus diferente -el adenovirus común, que causa el resfrío- modificado para llevar los genes de la proteína en forma de punta que recubre el coronavirus, como una manera de preparar al cuerpo para reconocerlos si se produce una infección real de covid-19.
Es una metodología similar a la de las vacunas que están siendo desarrolladas por la empresa china CanSino Biologics, la Universidad de Oxford y la firma británica AstraZeneca, pero a diferencia de estas compañías, los científicos rusos no han publicado ninguna información científica sobre el comportamiento de la vacuna en pruebas con animales o en estudios iniciales con personas.
Alexander Gintsburg, responsable del instituto Gamaleya que desarrolló la vacuna, causó sorpresa en mayo cuando dijo que él y otros investigadores habían probado la vacuna en sí mismos. Los estudios en humanos comenzaron el 17 de junio con 76 voluntarios. La mitad recibió una vacuna líquida y la otra mitad, en polvo soluble.
Ser el primer país del mundo en desarrollar una vacuna era una cuestión de prestigio para el Kremlin, que busca consolidar la imagen de Rusia.