Aumento del sedentarismo en cuarentena
La cuarentena, el distanciamiento social y físico y, en general, las medidas que se han adoptado para que las personas no salgan de sus casas con el fin de no exponerse a contagios con el coronavirus, han impactado también la salud física y mental. Un estudio de la Asociación de Municipalidades de Chile ha revelado que el 47% de los chilenos no está desarrollando actividad física desde que en marzo del presente año se declaró la emergencia sanitaria.
Si bien estas acciones van en el sentido de contribuir a evitar contagios y resguardar la vida de las familias, han limitado asimismo la actividad física, ya que no se han adoptado hábitos de reemplazo, como realizar ejercicios dentro de la casa. Y a la inactividad se debe agregar la mayor propensión a comer en exceso.
De acuerdo con la encuesta, tres de cada diez consultados (33%) declara que no practica actividad física alguna porque no es prioridad en este momento, una afirmación que los expertos cuestionan, indicando que se trata de excusas que podrían traer serias consecuencias para la salud, al agravarse los ya altos niveles de sedentarismo, sobrepeso y obesidad que muestran los chilenos y sobre los cuales diversos organismos internacionales han formulado alertas.
La Organización Mundial de la Salud caracteriza a una persona sedentaria como aquella que realiza menos de 150 minutos de actividad física a la semana. En ese sentido, hay diversos estudios que revelan la magnitud de ese problema en Chile, desde antes del confinamiento por covid-19. Por ejemplo, la Encuesta Nacional de Salud de 2017 determinó que el 86% de la población es sedentaria, siendo mayor el porcentaje en mujeres que en hombres. Y el informe Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de América Latina, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), señala que el 63% de la población adulta en Chile tiene sobrepeso u obesidad, por factores de sedentarismo y alimentación poco sana, con excesos de grasas y azúcares. Y en el segmento de niños y jóvenes la situación es más alarmante.
En nuestro país, probablemente el acceso a la comida se vea más por la cantidad que por la calidad y allí también está parte de la explicación con respecto al exceso de peso que tiene la población. Tal vez está ligado a la conducta y al crecimiento que vivió el país a partir de la década de los 90, que abrió una nueva forma de vida a las familias. Un estilo en que el sedentarismo y el consumo de comida chatarra han sido detonantes de estas peligrosas cifras, porque Chile ocupa el primer lugar en América Latina en obesidad infantil y un sexto lugar en el mundo.
Sabemos que buena parte de los chilenos tiene enormes dificultades con el sobrepeso, un problema que se transformado también en una pandemia y cuyos efectos son de alto costo para la salud y para el presupuesto que se destina a ese ítem. Cada vez aparecen a más temprana edad enfermedades de adultos como la diabetes, hipertensión y problemas cardíacos. Asimismo, la obesidad infantil puede ocasionar disminución de la autoestima, apnea del sueño, aumento de lesiones articulares, problemas cardíacos y respiratorios, además de problemas al hígado. En paralelo, la Cepal estima que en Chile se pierden un millón y medio de días al año debido a las enfermedades y trastornos que están asociados al exceso de peso y a la obesidad. Del mismo modo, junto con la alimentación excesiva en grasas y azúcares, hay un bajo consumo de frutas y verduras, lo que se suma a la poca actividad física, que sin duda se ha agravado durante estos meses de cuarentena.
El objetivo principal de la encuesta de la Asociación de Municipalidades era percibir los hábitos de hacer ejercicio antes y después de la emergencia de covid-19, pero los resultados servirán para generar estrategias que bajen los niveles de sedentarismo entre las personas, que es la otra pandemia de la cual habrá que hacerse cargo.
Un estilo en que el sedentarismo y el consumo de comida chatarra han sido detonantes de estas peligrosas cifras, porque Chile ocupa el primer lugar en América Latina en obesidad infantil y un sexto lugar en el mundo.