Donación de sangre: un acto humano que el aislamiento social no debe frenar
Se ha evidenciado una preocupante baja en los donantes, mientras la necesidad vital de quienes requieren componentes sanguíneos se mantiene y no hay forma de obtenerlos si no es desde el tejido líquido dado amorosamente por una persona.
Con un mundo de cabeza en la pandemia del covid-19, da la impresión que el sistema sanitario sólo debe atender las demandas de esta enfermedad. Nada más alejado de la realidad, las urgencias y patologías graves siguen requiriendo la misma vital atención e incluso se han gatillado situaciones de consecuencias que pueden ser potencialmente tan letales como el nuevo coronavirus.
La mantención de los requerimientos de componentes sanguíneos para tratar a un gran porcentaje de pacientes y la vertiginosa caída en la donación de sangre es uno de los problemas que se ha evidenciado a nivel internacional y nacional, lamenta el tecnólogo médico Eric Jara, profesor e investigador del Departamento de Tecnología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción y miembro de la Unidad de Medicina Transfusional del Hospital Clínico Regional Dr. Guillermo Grant Benavente.
Si se centra en lo que sucede allí, precisa que "la necesidad de hemo-componentes sólo ha disminuido 20%", ya que algunos procedimientos como cirugías que lo requieren se suspendieron producto de la crisis del covid-19 (aunque ya se están retomando), pero advierte que "se estima que en el mundo la caída de la donación ha sido de 70% y en poco tiempo". Y la baja la atribuye directamente a los llamados de mantener la distancia social y quedarse en casa, permeada por temores al contagio y quizá algunas creencias erróneas sobre el acto de donar en este sentido.
En el Centro de Sangre de Concepción, uno de los cuatro del país y que son los encargados de colectar la sangre y abastecer al sistema sanitario nacional, "requerimos 260 donantes diarios para cubrir los requerimientos de la macrorregión que abastecemos, que abarca desde Curicó a Victoria", precisa su directora, la doctora Cristina Martínez. Pero se ha visto una disminución del 40% en la donación, lográndose diariamente el 60% de lo que se obtenía en periodos normales. Si bien la reducción no es tan abismante, no es menos preocupante, pues se traduce, por ejemplo, en que hoy se cuente con 9,6 días de stock para el grupo O+ (el más común) e ideal es contar con sobre 11 días.
NECESIDAD DE DONANTES
Aunque con la baja en el stock de hemo-derivados todavía no hay que lamentar un desabastecimiento en los bancos de sangre en Chile ni Concepción, para Eric Jara lo preocupante es que "si se siguen las tendencias en relación a la donación y necesidad de seguro se va agravar la crisis sanitaria e incluso nos podríamos enfrentar a nuevos dilemas éticos". Si uno contingente es la eventual necesidad de decidir a qué paciente grave por covid-19 se conecte a un ventilador mecánico si es la cantidad limitada de estos llega al extremo, plantea que si falta stock de sangre podría surgir la terrible misión de elegir a qué o no paciente se da acceso a una transfusión de hemo-componentes.
Un escenario que ojalá sólo se trate de una terrible ideación. Por ello, es esencial seguir incentivando la donación altruista de sangre, concientizando que quedarse en casa y no donar puede ser lo letal, porque recalca que "la sangre es vida" y no es un producto que se puede comprar ni fabricar de manera espontánea alguno de sus componentes, como glóbulos rojos, plaquetas o plasma: "estos siempre se van a generar a partir de una donación de sangre", resalta.
Es un acto humano y social, cree, que se transforma en el soporte vital de múltiples pacientes, como los oncológicos, politraumatizados, grandes quemados o quienes se deben someter a procedimientos quirúrgicos, entre otras causas que precisan de la transfusión de algún hemo-componente, en ciertos casos de manera constante y/o prolongada, y cuya necesidad no se frena por la pandemia. Sobre todo en recintos como el Hospital Regional de Concepción, asevera Jara, que recibe a diario a decenas de pacientes con severas complicaciones derivados desde otros hospitales o clínicas del Biobío e incluso de otras regiones.
Otro factor que explica la necesidad de donación frecuente, diaria, para mantener los stocks es que "los hemo-componentes tienen vigencia. Por ejemplo, las plaquetas que se extraen de una donación de sangre sólo duran cinco días y en nuestro hospital, donde está muy desarrollada el área onco-hematológica, hay constantemente pacientes requiriendo transfusiones de 6 a 7 dosis de plaquetas, lo que significa que van a necesitar esa misma cantidad de donantes". Los glóbulos rojos, en tanto, se mantienen un máximo de 42 días.
ES SEGURO
Si bien la doctora Cristina Martínez está consciente de la caída en la donación durante esta crisis sanitaria, también lo está de que un trabajo de largo aliento en campañas educativas, de sensibilización y captación de donantes es lo que ha permitido que durante muchísimos años y todavía hoy se puedan mantener los stocks necesarios. Esto, porque si bien hasta hace algunas décadas la donación era de familiares de un paciente que requería transfusión, lo que se ha fomentado e instaurado es la donación altruista de sangre, es decir, personas que acuden a donar de manera voluntaria, anónima y se comprometen a hacerlo regularmente. De hecho, desde marzo, más del 81% de las donaciones obtenidas en la Casa del Donante de Concepción, donde se colecta el tejido líquido, provienen de donantes altruistas.
Concientizar sobre lo vital de la sangre y que no hay otra forma de obtenerla que no sea la donación, y desmitificar temores asociados a este acto, fue el pilar para construir una solidaria red que abastece a cuatro regiones y ha permitido salvar miles de vidas. El mismo desafío existe en el contexto del covid-19 para no frenar la donación, sino incentivarla, porque "nuestro sistema necesita con urgencia que los donantes se mantengan donando", enfatiza la doctora Martínez.
Y lo que más recalca es que así como la donación es necesaria, es posible y sobre todo segura también en tiempos de pandemia. Basta que como donante se esté seguro del estado general de salud y que se tomen todos los resguardos necesarios en el trayecto, como uso de mascarilla y guantes, porque el resto del trabajo lo hace el equipo de la Casa del Donante, donde si antes eran en extremo precavidos, ahora se han preparado para serlo aún más, y así "permitir que la vida siga fluyendo desde el mundo de los sanos al de los enfermos", finaliza.