Mirada prolongada frente a pantallas: no solo son efectos para los ojos
Aunque el último tiempo las nuevas tecnologías y uso de dispositivos digitales se han vuelto aliados fundamentales para seguir funcionando, el abuso conlleva diversos riesgos y son latentes para personas de todas las edades.
Internet, los dispositivos y aplicaciones digitales, llevan años cambiando la forma en que las personas se relacionan con el mundo y siendo parte de la vida cotidiana en múltiples ámbitos. Pero, la pandemia del covid-19 llevó a otro nivel la interacción con las nuevas tecnologías y la exposición a pantallas aumentó cuantiosamente desde marzo a la fecha.
Es que ante la recomendación de quedarse en casa y restringir el contacto directo con otros para evitar riesgos de contagio, se han vuelto prácticamente indispensables para seguir trabajando, aprendiendo, comunicándose y recreándose al tiempo que se protege la salud del ataque del patógeno. No obstante, la sobreexposición a pantallas tiene varios efectos que pueden afectar el bienestar integral.
EFECTOS VISUALES
Las molestias visuales están entre las consecuencias de la alta exposición en niños, jóvenes y adultos. "Las más frecuentes son los ojos rojos y ardor ocular. Esto es generado por una elevada atención que brindamos a la pantalla, la cual disminuye la frecuencia habitual de parpadeo y, por ende, la lubricación del ojo es menor, produciéndose enrojecimiento y sequedad", advierte María José Ormeño, académica de Tecnología Médica de la Universidad San Sebastián.
Ello empeora cuando la pantalla está situada por sobre la línea de visión, ya que el área de exposición es mayor y aumenta la evaporación de la lágrima. "Esto se produce porque el ojo humano está diseñado para el trabajo a distancia y no está preparado para una demanda excesiva de visión cercana. Por eso es frecuente la sensación de fatiga ocular, que va acompañada de síntomas como cefaleas vespertinas y visión borrosa, por mencionar algunos", precisa.
La profesional explica que el cristalino, estructura del ojo que ejerce la función de ser un "lente" que da el enfoque adecuado, en la visión de cerca necesita estar en un estado de permanente acomodación para permitir que los rayos puedan ser enfocados con precisión en la retina y se obtenga una visión nítida.
Uno de los problemas graves que se ha evidenciado del abuso de las pantallas, de la visión de cerca, es que podría adelantar hasta una década la presbicia según estudios a nivel internacional de los últimos años; una condición que debido a la dificultad de acomodación del cristalino genera visión borrosa de cerca y es resultado del proceso natural de envejecimiento, por lo que normalmente su incidencia es desde los 45 a 50 años de edad.
Ormeño añade que otro problema grave de mantener de manera prolongada la visión de cerca es la pérdida de la capacidad de relajación del cristalino y "con el tiempo se podría presentar un fenómeno denominado 'pseudo miopía', en el cual habrá una visión borrosa de lejos", asegura.
DESARROLLO
INTEGRAL Y MÁS
Mantener la mirada por tiempos prolongados en las pantallas no sólo afecta los ojos y en la población infantil se debería poner especial atención, pues están en pleno desarrollo y éste podría verse afectado, según resalta la doctora Ana María Bravo, pediatra y jefa de la Central Médica de Help.
"El uso de todo tipo de pantallas en niños es bastante nocivo, porque si bien los mantiene tranquilos, es un ente que les cautiva y produce una relación unidireccional, ya que el menor no está relacionándose con nadie y así no está desarrollando ninguna habilidad" aclara, como son las del tipo social y emocional que se dan fundamentalmente en la relación cara a cara con otros como la empatía y comunicación, por mencionar unos ejemplos.
Pensando en los más pequeños y por la disminución de la necesidad de comunicarse, la pediatra sostiene que "el uso excesivo de pantallas hasta podría producir un retraso en el lenguaje", además "varios estudios publicados demuestran una merma en el desarrollo cognitivo de niños que están expuestos de forma prolongada a pantallas respecto a los que no, que puede manifestarse en mayor probabilidad de tener problemas de aprendizaje en el futuro", complementa Sergio Juica, neurólogo de Clínica Biobío.
En caso de adolescentes, jóvenes y adultos, un tema preocupante y que no se puede desligar del abuso de las pantallas es la dependencia a la tecnología, la necesidad de estar siempre conectados, que puede afectar la socialización, vínculos y estados de ánimo. En los videojuegos, algunos títulos no sólo se han atribuido a mayor agresividad, sino que su adicción es catalogada hoy como trastorno de salud mental y estos se manifiestan e impactan en la vida de múltiples formas en lo individual y también al entorno.
No es menor que en todos los grupos etarios la sobreexposición a pantallas, desde el smartphone al televisor, promueve el sedentarismo y así el sobrepeso y obesidad.
El doctor Juica asevera que también se puede afectar el buen dormir y hasta alterar el ciclo sueño-vigilia, primordialmente cuando se usan al finalizar el día. "Una de las formas de nuestro 'reloj biológico' para reconocer que es hora de dormir es por los niveles de luminosidad que capta la retina y procesa el cerebro. Al recibir un estímulo lumínico a una hora donde naturalmente debería ser bajo como la noche, se puede traducir en mayor dificultad para conciliar el sueño", explica, y si es recurrente puede gatillar trastornos del sueño, los que tienen importantes efectos negativos en el bienestar y calidad de vida.