Covid-19, el "cisne negro" de 2020
Nassim Nicholas Taleb, autor del libro "El Cisne Negro, el Impacto de lo Altamente Improbable" (2007), expone que aquellos eventos que modifican radicalmente nuestras vidas son "cisnes negros". Realiza una analogía con esta particular ave dado que cumple con tres condiciones: primero, es una rareza; segundo, produce un impacto profundo en nuestra rutina y, tercero, se transforma en un objeto de análisis o estudio.
La actual pandemia es un "cisne negro", al igual que otros eventos que han afectado a nuestra humanidad o vida personal. Nos hace reflexionar sobre nuestra vulnerabilidad y como eso, que en algún momento fue rutinario y hasta pedestre, se transformó en un tesoro. Basta pensar en situaciones que hace dos meses eran habituales como saludarnos, conversar y conectarnos de manera presencial.
Este "cisne negro" nos obliga reinventar el cómo vivimos y nos conduce a una nueva resignificación del valor de las cosas, de las relaciones, del trabajo, de la educación y la salud, entre otros aspectos.
Un profesor universitario pidió a sus estudiantes que imaginaran que este confinamiento hubiera ocurrido el año 1990. Los instó a que pensaran cómo se hubiera vivido esta experiencia sin internet, sin teléfono personal, con sólo dos o tres canales de televisión, entre otras circunstancias. Sin duda hubiera sido bastante más complejo.
Y si nos remontamos a otras crisis que han afectado a la humanidad tales como la gripe española (1918-1920) o las guerras mundiales, veremos que han dado origen no sólo a una gran cantidad de conocimiento y elementos que aportaron a las generaciones que sucedieron, sino también a una nueva forma de relacionamiento social, reinventando la forma de vivir. Es así que tras esta pandemia probablemente el teletrabajo, la educación on line, el cuidado excesivo por la higiene, las estadísticas en salud y otros múltiples conceptos se enquistarán en nuestra cotidianidad.
Los estudiantes de educación superior tienen hoy una gran oportunidad, no como espectadores sino como protagonistas de la historia. Pero para cumplir un rol activo deben desafiar la inercia y así, en 20 o 30 años más, podrán sacar un positivo recuento de este "cisne negro". Relatarán a sus hijos, estudiantes o colegas lo que hicieron en la pandemia que nos afectó el año 2020. Podrán decir que no fue una mala película de terror, sino realidad y espero que muchos tengan la posibilidad de asegurar con satisfacción que hicieron un aporte. Una innovación que beneficie a los más vulnerables, sumarse a un voluntariado o algo tan simple como una llamada telefónica a alguien que vive este período en soledad son acciones que pueden transformar estos días en una experiencia motivadora.
La humanidad ha estado históricamente sometida a eventos de este tipo. Hoy es un desafío en salud, antaño fueron conflictos bélicos o catástrofes naturales. Siempre ha logrado salir adelante gracias a la capacidad del hombre de sobreponerse a las adversidades, con su motor intelectual y espiritual. Entonces, el llamado, sobre todo a los jóvenes, es a tomar este desafío que nos impone la historia y hacerle frente con fortaleza e inspirados en los principios fundamentales de la humanidad.
Efectivamente, los "cisnes negros" modifican nuestra vida, pero cuando esta crisis pase miraremos atrás y reflexionaremos cuánto hemos aprendido. Es de esperar que el balance sea positivo.