Refugio emocional en tiempos de crisis
¿Cómo cuidamos a nuestros niñas y niños de todo lo que ha provocado el estallido social?
Ésta es una pregunta que la mayoría de nosotros, los padres, cuidadores, los adultos, nos hemos hecho en algún minuto desde que comenzaron las manifestaciones y situación de crisis social en Chile, que ya llevan más de un mes.
Y la respuesta es que además de protegerlos físicamente, debemos resguardarlos emocionalmente. Sobre todo durante los primeros años de vida, que es cuando se pueden educar las emociones y se instalan los patrones de personalidad que tendrán en la vida adulta.
Por ello, se recomienda otorgar tiempos de contención emocional de calidad, es decir, donde no exista ningún otro distractor, sino la total atención de los adultos hacia los niños ante la expresión de sus sentimientos y emociones provocadas por esta situación (y eventualmente ante cualquier momento de crisis). Es necesario dejar que los niños expresen lo que sienten y orientarlo hacia aspectos positivos, destacando la importancia de la seguridad que provoca estar acompañado de la familia o de un círculo de apego.
Es importante, si preguntan, hablar con ellos de lo que está pasando, atendiendo a las características propias de su edad o desarrollo evolutivo. En edades tempranas, es recomendable explicar la situación con simpleza y sin entrar en detalles, pues aquí predomina el pensamiento concreto.
En el caso de que los niños y niñas muestren miedo y nerviosismo, es importante recalcarles que estarán seguros si se encuentran cerca de sus padres, familiares o cuidadores directos, y también hay que explicarles que es normal que sientan esas emociones con los eventos vividos últimamente.
Como familia se debe buscar continuar, en lo posible, con la rutina mantenida hasta antes del estallido social, pues eso genera mayor confianza y estabilidad emocional. Además, se deben buscar momentos y lugares que generen placer y felicidad a los niños, ya que en ocasiones como éstas se hace imprescindible estimular emociones positivas.
Hay que recordar también que, como adultos, somos los referentes emocionales directos de nuestros niños y niñas y, por lo tanto, todo lo que hagamos, expresemos y vivenciemos será proyectado de alguna forma hacia ellos. Si queremos encontrar la paz en todo esto, como adultos debemos ser generadores de paz.
dir. carreras
Educación IP-CFT Santo Tomás sede Concepción