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A través de piedras y otros elementos

Arqueología experimental: la ciencia que nos permite oler o escuchar el pasado

Laboratorio se dedica a recrear la vida como era hace miles de años.
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Por Efe

¿A qué olía una vivienda del Paleolítico? ¿Cómo sonaba una flauta fabricada hace 400.000 años? Oler, escuchar o tocar el pasado más remoto es posible gracias a una disciplina conocida como arqueología experimental.

"Siempre que surja una pregunta sobre el pasado, podremos recurrir a la arqueología experimental para darle respuesta", resume uno de los pioneros en este campo, el catedrático de Arqueología Experimental de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Javier Baena.

Su pasión por aprender cómo se hacían las cosas en la Prehistoria comenzó con siete u ocho años cuando, tras visitar por primera vez un museo arqueológico, empezó a tallar rocas para imitar las herramientas que había visto. Y en Madrid abunda el sílex o pedernal, el material con el que fabricaban sus armas y útiles nuestros antepasados.

Sus habilidades para tallar llegaron a oídos de dos pioneras de la investigación sobre la Prehistoria en la UAM, Concepción Blasco y -la ya fallecida- Rosario Lucas, que lo "ficharon" para que recrease en directo lo que ellas explicaban en sus clases en los años 70. Así comenzó el primer Laboratorio de Arqueología Experimental (LAEX), donde investigadores y estudiantes recrean la vida de hace miles de años.

Fabricar el pasado

El LAEX tiene varias salas y un patio donde se "fabrica" el pasado. Hay roca en abundancia para tallar, huesos, astas de venados, tendones, pieles, fibras vegetales e incluso cadáveres de animales (fallecidos y cedidos por los zoológicos) en un búnker, a partir de los cuales se recrean los usos y costumbres de la antigüedad.

La clasificación del contenido de sus grandes cajones ejemplifica los artefactos que elaboran los investigadores para que toquemos, olamos o escuchemos la Historia: flautas hechas de huesos de avestruz, silbatos, agujas, arpones, útiles básicos para hacer fuego, colgantes ornamentales o pegamentos de materiales naturales.

En el patio, Baena talla bifaces dando golpes rápidos y precisos a una roca de sílex con una pieza de asta de ciervo. En apenas segundos obtiene un arma extremadamente afilada con la que se podría cortar carne, tendón o trabajar la piel de un animal, entre otros.

"Pese a lo que parece, no estamos jugando. La reproducción experimental parte de una base científica que es lo que nos permite a los investigadores, y a la sociedad, entender de forma rigurosa el pasado", relata el catedrático.

"Se trata de instrumentos que tallaban rápido para una ocasión. Descuartizaban una presa para llevarse las partes que más les interesaban y como tenían prisa, porque en cualquier momento podía acechar un león o una hiena, se llevaban la carne y abandonaban sus bifaces porque podían hacer otras nuevas de forma sencilla", señala Marcos Terradillos, investigador de arqueología experimental en la Fundación Atapuerca.

Al replicar estas técnicas, los científicos han ido comprendiendo cuál era la forma de tallar este tipo de útiles. Y ese conocimiento, junto con las nuevas tecnologías, les permite saber hoy cuestiones como si una pieza fue elaborada por un tallador más o menos experto.

Los olores del mesolítico

"Un yacimiento arqueológico nos ofrece, a lo sumo, el 10% de las piezas del puzzle, y la arqueología experimental nos proporciona muchas otras piezas a raíz del estudio y la recreación que hacemos con lo que hemos encontrado", añade Terradillos.

Esa explicación aplica a la forma en la que otra investigadora del LAEX, Concepción Torres, recrea cómo olían las viviendas del Mesolítico en la Península Ibérica: en base al análisis de lo encontrado en los yacimientos se simula el olor que tenían.

"En las viviendas realizaban procesos de secado y ahumado de pescado, que hemos recreado a través de polvo de humo, escamas de pescado, de otros olores que ya encontramos preparados hoy día. Los preparamos, los olemos y vemos si realmente huelen a lo que perseguimos", detalla.

Torres encapsula esos olores en un tarro, y, al abrirlo, su fuerte olor a rancio y a grasa de pescado seco nos transporta a una vivienda española de hace unos 8.000 años.

Otra investigadora del laboratorio, Nuria Castañeda, reprodujo la vestimenta y los útiles de Ötzi, un pastor neolítico, muerto hace más de 5.000 millones de años, que había permanecido congelado en un glaciar de los Alpes y fue hallado por una pareja de montañeros en 1991.

"La arqueología experimental nos ha permitido recrear su vestimenta a base de pieles -las originales eran de oso- y de una capa impermeable de paja vegetal que lo resguardaba del agua y la humedad, así como las herramientas que llevaba, entre ellas un hacha de metal y un puñal con una vaina de esparto", describe Castañeda.

Pero no todo es recrear con métodos prehistóricos. Las nuevas tecnologías han sido grandes aliadas de la arqueología experimental. "Somos muy piratas -bromea Baena-, normalmente nadie inventa nada para nosotros pero estamos pendientes de instrumentos que se crean para otras disciplinas y que nos pueden venir bien".

Escáneres en tres dimensiones, sistemas de identificación, análisis geológico, inteligencia artificial, o programas de identificación sonora para comprender mejor cómo sonaban las cosas en la antigüedad forman parte hoy del día a día de quienes trabajan en esta ciencia que hace realidad el sueño de trasladarnos al pasado.

Conocido por el diseño de la Sagrada Familia de Barcelona

El Papa aprueba el primer paso para la beatificación del arquitecto español Antoni Gaudí

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El Papa aprobó este lunes el decreto en el que reconoce las "virtudes heroicas" del español Antoni Gaudí, conocido como el 'arquitecto de Dios' por su trabajo en el diseño de la Sagrada Familia de Barcelona, una iglesia monumental que aún no termina de construirse.

Francisco, que se encuentra aún convaleciente de su infección respiratoria, recibió al prefecto del Dicasterio de la Causa de los Santos, Marcello Semeraro, y firmó algunos decretos, entre ellos el del arquitecto catalán nacido el 25 de junio de 1852 y fallecido el 10 de junio de 1926 en Barcelona.

El camino a la santidad tiene varias etapas: la primera es ser declarado "Venerable siervo de Dios", título que se da a una persona fallecida a la que se reconoce "haber vivido las virtudes de manera heroica"; la segunda, beato y la tercera, santo.

Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión, y para que sea canonizado o hecho santo se precisa un segundo milagro obrado por intercesión, después de ser proclamado beato.

El proceso de beatificación del arquitecto se impulsó hace 30 años por la Asociación para la probeatificación de Antonio Gaudí, fundada en 1992 y presidida por José Manuel Almuzara, mientras que posteriormente el cardenal y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, constituyó la Asociación Canónica que tomó el relevo de la de carácter civil.

La nueva asociación aceleró el proceso enviando en 2023 la 'positio' o argumentario fundamental sobre la causa de beatificación de Gaudí al dicasterio de las Causas de los Santos.

"testimonio de fe"

Según la Asociación Canónica, Gaudí fue "testimonio de fe, hombre de fe, gran observador de la naturaleza y arquitecto genial y se ha convertido en una figura universal de la arquitectura moderna. Su aportación a esta disciplina rompió con los esquemas establecidos. El testimonio de fe que ofreció en vida, ha quedado plasmado en su obra más importante, la Sagrada Familia de Barcelona".

En marzo del año 2000, la Santa Sede había autorizado la apertura formal del proceso diocesano de beatificación que llevó a constituir el correspondiente tribunal para investigar la fama de santidad.

En el viaje a España en 2010, el papa Benedicto XVI, cuando consagró la Sagrada Familia, lo definió como un "arquitecto genial y cristiano consecuente" que "superó la escisión actual entre la conciencia humana y la conciencia cristiana, entre la existencia en este mundo temporal y la apertura a una vida eterna, entre la belleza de las cosas y Dios como la Belleza".

El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia comenzó a construirse en 1882, es la obra maestra de Gaudí y el monumento más visitado de España.

Aunque se inspira en el gótico, Gaudí incorporó desde columnas en forma de árbol hasta un uso de la luz y de los colores nunca visto. Se espera que su construcción esté finalizada el próximo año. Cuando eso ocurra, será la iglesia cristiana más alta del mundo, con 172,5 metros, incluida la cruz.

Opinión

Sin inclusión real en la educación, la sociedad retrocede

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Chile ha dado pasos importantes en la construcción de un marco normativo para garantizar y proteger la inclusión en la educación. En los últimos años, se han aprobado leyes como la Ley de Inclusión Escolar (2016), el Sistema de Admisión Escolar (2015) y el Decreto 152 (2016), que regulan el acceso y la equidad en las aulas. También se han ratificado compromisos internacionales, como la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (2008), reforzando el deber de crear espacios educativos accesibles para todos.

En paralelo, la legislación ha avanzado en la protección contra la violencia y la discriminación. La Ley de Violencia Escolar (2011) tipificó el acoso escolar como una agresión sostenida que puede ser física, psicológica o digital. Más recientemente, la Ley sobre Acoso Sexual en Educación Superior (2021) estableció protocolos para prevenir y sancionar la violencia de género en universidades e institutos. A esto se suma el proyecto de Ley sobre Acoso y Hostigamiento en la Comunidad Escolar, que, aunque aún en discusión, busca erradicar la violencia en todas sus formas dentro del sistema educativo, incluyendo el ciberacoso.

Pero más allá de la normativa, la realidad en las aulas sigue revelando brechas preocupantes. Las actitudes discriminatorias y la exclusión siguen presentes, desafiando la esencia de lo que debería ser la educación: un espacio de aprendizaje y desarrollo, no de miedo. Los casos de violencia, tanto contra estudiantes como contra docentes, nos obligan a una pregunta incómoda pero urgente: ¿estamos realmente preparados como sociedad para educar en la diversidad, fomentar la tolerancia y construir comunidades escolares donde la inclusión sea un hecho y no solo una aspiración?

Si nos enfocamos en la Educación Media Técnico Profesional (EMTP), encontramos que esta modalidad concentra a los jóvenes con mayor vulnerabilidad del sistema. Según el CILED, el 12% de los estudiantes de la EMTP tiene Necesidades Educativas Especiales (NEE), en comparación con el 7% en la Educación Científico-Humanista. Esto evidencia dónde debemos poner el foco.

Además, el Centro de Políticas Públicas UC indica que los estudiantes con NEE tienen un 12% menos de probabilidades de acceder a la educación superior. Si realmente queremos promover trayectorias formativo laborales prósperas y equitativas, es urgente fortalecer la inclusión y la no discriminación.

Algunas instituciones han implementado programas de inclusión educativa, pero no podemos depender solo de esfuerzos individuales. No bastan las buenas intenciones o programas piloto. Chile debe avanzar hacia un marco regulatorio que haga obligatoria la capacitación en inclusión para docentes y la adaptación de espacios educativos y laborales. Esto implica formación docente especializada, redes de apoyo, ajustes curriculares y, sobre todo, incentivos reales para que las empresas no solo contraten, sino que acompañen a estos trabajadores en su desarrollo profesional.

En un momento donde se están adecuando las bases curriculares de la EMTP, la inclusión y la no discriminación deben ser prioridades. Si estos temas no se abordan desde la escuela, la construcción de trayectorias laborales prósperas será más compleja y seguiremos contribuyendo a una sociedad que, en términos de convivencia, parece estar retrocediendo.

Manuel Farías, director de Educación Técnica y Trayectorias Formativo Laborales, Fundación Chile.