Preocupación por el reciclaje en la Región
Hace unas semanas se realizó en Concepción un encuentro entre municipios, para analizar las oportunidades y los desafíos de la aplicación de la Ley de Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que en lo esencial obliga a fabricantes e importadores de seis productos prioritarios a recuperar un porcentaje de ellos una vez que terminan su vida útil, es decir, cuando se transforman en residuos. En las conversaciones e intercambio de experiencias participaron representantes de municipios de las regiones del Biobío, La Araucanía, Ñuble, Maule y Metropolitana.
Se ha estimado que uno de los desafíos más urgentes es lograr una integración exitosa de recicladores de base, y organizar a los recicladores, probablemente en cooperativas, para actuar conjuntamente.
Chile produce 17 millones de toneladas de desechos al año, y de éstas, 7,4 millones de toneladas se generan en los hogares. Según el Banco Mundial, Chile es el segundo país de América Latina que genera más basura, ya que en promedio, cada persona produce 1,1 kilo de residuos domiciliarios al día. Pero solamente el 10% de los desechos va a reciclaje, cifra ínfima respecto de un promedio de 60% que van a reutilización en las naciones desarrolladas.
En junio de 2017 entró en vigencia la Ley de Fomento al Reciclaje, que debería introducir un paulatino cambio cultural en las personas, para aprovechar muchos de los desechos y reintegrarlos al proceso de producción. La iniciativa obliga a los fabricantes de productos prioritarios, como neumáticos, aceites lubricantes, aparatos eléctricos y electrónicos, baterías, pilas, envases y embalajes a hacerse cargo de ellos una vez que terminan su vida útil. En vez de irse a los vertederos, estos productos "inservibles" deben volver a las industrias donde fueron fabricados para iniciar un nuevo ciclo, proceso que se desarrollará en forma gradual. El objetivo es aumentar a 30% la cantidad de residuos que se reconvierten en nuestro país, en un período de cinco años.
El reciclaje se ha convertido en parte de la vida diaria de muchas familias, cuando depositan los desechos en los puntos limpios que han determinado las municipalidades. Tal vez en nuestra zona los mayores avances se han logrado con el reciclaje de vidrios, latas de bebidas y cartones, que son recogidos a diario por recolectores en las calles y entregados a las empresas productoras. Estas personas cumplen una labor fundamental, pero no siempre se ha logrado comprender su importancia. Hay que considerar que ayudan a minimizar los residuos, desde el momento en que vidrios, papeles, cartones y plásticos pueden ser reutilizados; también se limita el crecimiento de los rellenos sanitarios que atentan contra el ambiente y se reduce el costo de producción industrial.
Mención aparte merece el tema de las bolsas plásticas. En Chile se usaban más de 7 millones de bolsas de polietileno cada día, y sólo un 23% de ellas se recicla. Por ello, las autoridades realizaron una campaña para limitar paulatinamente su entrega en los supermercados y multitiendas, hasta prohibirlas definitivamente desde febrero de 2019. No fue fácil, porque esto requería todo un cambio cultural, pero es indudable que se dio un importante paso al sacarlas de circulación, con lo que se evita que muchas de ellas terminen contaminando el mar o los ríos.
Según la Encuesta Nacional de Medio Ambiente de 2020, el 40% de los chilenos recicla, el doble que lo registrado en la encuesta de 2016. Este mayor interés se aprecia en la Región del Biobío, donde los puntos limpios y de reciclaje casi se duplicaron en los últimos cinco años. Contar con puntos de reciclaje no solo permite reducir los residuos domiciliarios, sino que también generar conciencia en la población. La mayor cantidad de puntos de recolección responde al interés que hay en la ciudadanía por dar una buena disposición a los desechos susceptibles de ser reaprovechados.
La Ley de Fomento al Reciclaje obliga a los fabricantes de productos prioritarios, como neumáticos, aceites lubricantes, electrónicos, baterías, a hacerse cargo de ellos una vez que terminan su vida útil.