El fin de la alerta sanitaria
El Gobierno de Chile ha levantado la alerta sanitaria en el país, que tuvo una vigencia de poco más de tres años, para enfrentar la pandemia de covid 19, que llegó al país en marzo de 2020.
El decreto de emergencia sanitaria permitió que los organismos de Salud tuvieran facultades extraordinarias para contratar personal sanitario, adquirir bienes o equipamiento para el manejo de la urgencia, disponer de trabajo extraordinario para el personal, y contratar estudiantes de sexto año en adelante de la carrera de Medicina o a funcionarios acogidos al incentivo al retiro, de acuerdo con los requerimientos. También se obligó a que los servicios públicos y demás organismos de la Administración del Estado, y otras entidades públicas o privadas, proporcionaran colaboración y ejecutaran las acciones que les fuesen requeridas, con el fin de reforzar la capacidad de producción de la red asistencial, disminuir tiempo de espera en prestaciones, o tomar acciones de gestión adicionales al quehacer usual del sector salud.
La alerta sanitaria permitió que la autoridad decretara la obligatoriedad del uso de mascarillas al inicio de la pandemia, e incluso en el presente invierno se mantuvo su uso en las salas de clases, y además se potenció la vigencia del teletrabajo en las empresas. La última extensión de dicha medida ocurrió en marzo de este año, luego que el Ministerio de Salud determinara su prórroga para que se continuaran destinando recursos adicionales al resguardo de la salud, tanto por covid 19, pero también por otras enfermedades respiratorias, como el virus sincicial, adenovirus, influenza y rinovirus, entre otros. Ahora la mascarilla dejará de ser obligatoria, aunque las autoridades han sugerido mantener su uso en los establecimientos de salud, tanto para proteger a los pacientes como a los visitantes.
En mayo, la Organización Mundial de la Salud había declarado el fin de la emergencia de salud pública en el mundo, por la pandemia de covid 19. El doctor Tedros Adhanom Gebreyesus, director general de la OMS, aclaró entonces que esto no significaba que el covid 19 haya dejado de ser una amenaza para la salud mundial y, por el contrario, sigue siendo una prioridad de salud pública global, pero ya no constituía una emergencia de salud pública de importancia internacional. El organismo planteaba que desde entonces cada país podría decidir cuándo levantaba la alerta, aunque "sin bajar la guardia".
Desde que el coronavirus se propagó por el mundo a partir de febrero de 2020, ha habido 769 millones de casos de contagios y más de 6,9 millones de muertes en el orbe. En Chile, desde que se inició la pandemia, se han registrado 5,2 millones de contagiados, mientras el número total de fallecidos asciende a 61.637.
El mundo pasó de tener grandes interrogantes respecto a esta enfermedad desconocida hasta entonces, a adquirir experiencia, desarrollar la ciencia y la investigación hasta encontrar un mecanismo de inmunización. Durante este período se ha investigado y se han producido vacunas para el virus inicial y para las variantes que aparecieron posteriormente, que permitieron tener mayores certezas.
Chile se convirtió en uno de los líderes del proceso de inoculación a su población. Las vacunas permitieron que, con el tiempo, las duras restricciones que marcaron los dos primeros años se flexibilizaran, como el uso de mascarillas, evitar las reuniones sociales, e incluso pedir un pase para salir a comprar. La mascarilla no sólo fue un elemento clave para la protección individual y colectiva, sino que se transformó en un símbolo de esa guerra contra la pandemia. La OMS recomienda conservar lo ganado en términos de capacidad nacional y prepararse para eventos futuros, con el fin de evitar un ciclo de pánico y descuido; integrar la vacunación contra la enfermedad en los programas de vacunación a lo largo del curso de vida, y aumentar la cobertura de la vacunación para todas las personas de los grupos de alta prioridad.
La alerta sanitaria permitió que la autoridad decretara la obligatoriedad del uso de mascarillas al inicio de la pandemia, e incluso en el presente invierno se mantuvo su uso en las salas de clases.