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La escritora Luna Miguel sobre "Coloquio de Perras" y el aporte de sus pares hispanoamericanas

"Fueron ninguneadas, maltratadas y olvidadas"

La española habla de la obra escrita en 2019, una compilación literaria que rescata a escritoras hispanoamericanas que debieron abrirse paso con grandes dificultades y que, confiesa, le gustaría seguir ampliando.
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Agencias

"Lo que más se me ha instalado en el cuerpo es la visceralidad, la ausencia de miedo y el atrevimiento de las escritoras latinoamericanas", dice la escritora española Luna Miguel, autora de "Coloquio de las perras".

Este libro, escrito por ella en 2019, es una compilación literaria que homenajea a aquellas autoras hispanohablantes que "fueron ninguneadas, maltratadas y olvidadas por el hecho de ser mujeres", como es el caso de la mexicana Elena Garro, la chilena Gabriela Mistral y la argentina Alejandra Pizarnik.

Según Miguel (Alcalá de Henares, 1990), la filosofía que pregona en su texto también está presente en su ejercicio personal de lectura.

"Hay muchos autores del boom o del siglo XX que son canónicos a los que procuro leer lo menos posible, porque pienso que hay tan poco tiempo en esta vida que, si tengo que elegir entre leer a Gabriel García Márquez, que ya lo ha leído todo Dios, o a Elena Garro, de la que todavía nos queda mucho por descubrir, seguramente por mi trabajo y vocación tiraré por Elena Garro", justifica, y agradece que en España se haya mejorado el acceso a la literatura escrita por mujeres.

"En los últimos años sí podemos acceder a muchas obras, pero hace cinco años intentabas comprar un libro de Elena Garro o de Marvel Moreno o de Pita Amor y era imposible", afirma la creadora de recientes publicaciones como "Un amor español" (2023).

"proyecto de vida"

Sobre "Coloquio de Perras", que lleva el mismo título de un cuento de la puertorriqueña Rosario Ferré, Miguel confiesa que a "cuatro o cinco años de haberlo escrito" le duele que muchas escritoras que ha descubierto últimamente no estén incluidas.

Por eso, para ella este es un "proyecto bonito de por vida" que le gustaría continuar ampliando para que finalmente se convierta en un catálogo donde pueda seguir escribiendo sobre "un montón de mujeres que deberíamos leer".

Entre las autoras que incluiría se encuentran la cubana Dulce María Loynaz; las chilenas Teresa Wills Montt y María Luisa Bombal; la costarricense Yolanda Oreamuno y la mexicana Josefina Vicens, aunque para la también periodista y poeta española este catalogo es realmente "infinito".

"Coloquio de perras" fue "un deber", comenta, ya que "desde muy joven me han llamado como poeta para participar en festivales y eventos en América Latina (...) y yo, como española, me sentía de repente en una especie de lugar extraño. ¿Por qué me están trayendo a mí si seguramente aquí hay muchas personas haciendo cosas increíbles?", se pregunta.

La autora relata que este encuentro con las obras de escritoras latinoamericanas comenzó en redes sociales y con sus viajes.

"Empecé a conectar con otras poetas jóvenes de lugares a los que iba gracias a las redes sociales. Empecé a preguntarles por sus abuelas y referentes literarias y me di cuenta que todas esas referentes en España no las conocíamos o no estaban editadas", explica.

Entonces -añade- "fue un poco eso (...) ¿Cómo puedo hacer que la gente de aquí que me lee comparta mis lecturas y reivindique a esas abuelas que no nos han dejado conocer?", agrega.

Su labor

Miguel pertenece a un grupo de mujeres referentes en la difusión de literatura latinoamericana en España. En 2015, junto a la novelista española Elena Medel, escribió la antología "Los reyes subterráneos. Veinte poetas jóvenes de México", en la que incluyó a la mexicana Clyo Mendoza.

"Soy muy, muy fan de Clyo Mendoza, tanto su poesía como su novela "Furia" me parecen fascinantes. (...) Es alguien a quien admiramos hace tantísimo tiempo y es maravilloso que al fin su obra pueda leerse aquí", resalta.

La labor de Luna Miguel por la difusión literaria está en "Coloquio de las perras" y también en sus redes sociales, donde difunde el trabajo de escritoras latinoamericanas en España para que, como dice en su libro, "las perras ladren muy alto y sean escuchadas".

La disparidad regional que esconden las cifras de pobreza

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Gabriel Ugarte Investigador Centro de Estudios Públicos (CEP)

¿Cuántos son los chilenos que no pueden sostener una vida digna a causa de la falta de ingresos? Los resultados de la última Encuesta Casen -dada a conocer por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia hace unas semanas- nos indican que son casi 1,3 millones de compatriotas. Ellos representan el 6,5% del total de personas en el país, de las cuales cerca de 400 mil viven en situación de pobreza extrema. La buena noticia es que esta cifra es menor a la del año 2020, e incluso a la del 2017, periodo previo a la crisis social y sanitaria. De esta forma Chile retoma la senda de disminución de la pobreza que nos había caracterizado como país.

La mala noticia es que estos resultados esconden desigualdades territoriales que es urgente relevar. Respecto de 2017, mientras en nueve regiones la tasa de pobreza disminuyó de forma significativa, en Tarapacá y Antofagasta hubo un aumento de un 50% y 70% respectivamente. Son más de 40 mil nuevas personas cuyos ingresos no alcanzan a satisfacer necesidades básicas y que representan un desafío para la política social. Se suma a ello que en esos territorios las tasas de pobreza extrema también aumentaron y no se aprecia una baja respecto del 2020, cuando se vivieron los momentos más álgidos de la pandemia.

¿Qué factores son los que están detrás de esta situación? Sin duda que estas regiones se han visto fuertemente afectadas por los flujos migratorios de los últimos años. Los resultados de la encuesta señalan que la población nacida fuera de Chile tiene mayores niveles de pobreza de ingresos que aquella nacida en el país. Sin embargo, a pesar de que se aprecia un aumento importante en la tasa de pobreza de la población migrante en esas regiones respecto de 2017, también se observa un incremento en aquella que no lo es, por lo que el retroceso en pobreza en estos territorios no puede solo asociarse a un tema migratorio.

Otro factor fundamental es la capacidad generadora de ingresos de los hogares, que muestra signos preocupantes de rezago. Si ordenamos de menor a mayor a todas las personas del país de acuerdo a sus ingresos propios (o autónomos), se tiene que el 40% más pobre no ha podido recuperar el nivel que tenía previo a la pandemia. En el 10% de menos recursos esta situación es aún más dramática, donde se observa que los ingresos de estos hogares cayeron de $167 mil en 2017 a $95 mil en 2022 (ajustado por la inflación). Es decir, para estas familias la capacidad de generar ingresos por su cuenta es solo poco más de la mitad de la que tenía en 2017. Este escenario se repite, con distintos niveles de intensidad, en todo el territorio nacional.

Esta caída en los ingresos propios de los hogares más pobres fue compensada con un aumento relevante de los subsidios estatales. A esto se suma que la metodología de medición considera como ingreso lo que los dueños de viviendas "ahorran" en arriendo, lo que se denomina alquiler imputado, que subió en un 30% respecto de 2017. En las regiones de la macrozona norte se observa que los aportes estatales tienen un rol relevante, pero el ingreso por alquiler imputado sigue una trayectoria distinta, manteniéndose e incluso disminuyendo en algunos territorios. Estos resultados indican que la apreciación en los precios de los arriendos y viviendas a nivel país no se estaría observando en las regiones del norte para estos hogares.

La caída en la pobreza nacional es una buena noticia para el país. Hoy son menos los compatriotas que no pueden financiar una canasta básica de necesidades. Sin embargo, esto no es una realidad para algunas regiones, especialmente en la zona norte, donde la cantidad de personas viviendo en la pobreza ha aumentado. Sin duda, los aportes estatales focalizados jugaron un rol muy importante en los hogares más pobres, pero algunos de ellos no tienen un carácter permanente, por lo que no es de esperar que se mantengan. Asimismo, el alquiler imputado, junto con exhibir importantes diferencias territoriales, no es un ingreso "real" con el que cuenten los hogares.

De esta forma, la gran lección que podemos sacar de estos resultados es que tenemos un desafío enorme en mejorar las capacidades para que los hogares vuelvan a generar sus propios ingresos. El ministro Marcel hace unos días dijo que "el gobierno en sus inicios no tenía el tema del crecimiento como un tema central". Sin duda son importantes las políticas para revertir el deterioro que exhibe el mercado laboral, pero por sobre todo es urgente volver a la senda del crecimiento. Es este el principal factor que ha explicado la trayectoria a la baja en la pobreza de ingresos del país, y es también el motor que asegurará que la tendencia se sostenga en el futuro.


Columna