Venta de armas cae hasta en 50% y locatarios profundizan nuevos rubros
Nuevas restricciones y la situación económica mundial han incidido negativamente en el funcionamiento de estos negocios.
Hace algunas semanas, el medio alemán DW informaba acerca de un "boom" en la venta de armas a nivel nacional, fenómeno empujado por un eventual temor a la violencia y un alza en la tasa de homicidios, según constatan. En la Región del Biobío, sin embargo, la realidad del negocio parece ser totalmente distinta, pese a que en un año seis delitos se han incrementado en más de un 50%, como el robo con violencia o por sorpresa.
Emprendedores dedicados a la venta de armas de fuego indican que, en relación al año pasado, las ventas han caído en más de la mitad a raíz de restricciones y el factor económico que ha venido afectando el bolsillo de las personas desde la pandemia. Todos coinciden en esta merma, aunque hay armeros que dicen que es más bien menor, del orden del 25%.
Factores
Aniceto Fernández, socio principal de la armería penquista Sarasqueta, ubicada en Maipú 794, cuenta que tradicionalmente su local suele vender más escopetas de caza o defensa personal, o armas cortas para defensa -estas últimas tienen un valor aproximado de $750 mil, mientras que una escopeta $650 mil-, "pero eso hoy se paralizó". Según cuenta el emprendedor, en lo que va de año no han vendido ninguna escopeta, a diferencia de épocas anteriores, cuando en marzo y abril se vendía la mitad de la temporada.
"Esto lo atribuyo a la prohibición de caza que hay y a la escasez económica. La temporada de caza partía el 1 de abril, pero a raíz de los incendios se prohibió por todo el año y no sabemos si seguirá el próximo. Entonces, quién va a querer comprar una escopeta", lamenta Fernández, quien buscará potenciar otras áreas del negocio asociadas a la pesca y el camping para amortiguar estas bajas.
El dueño de la armería Stack, Juan Carlos Anfossi, coincide, pero agrega otras variables que han golpeado su establecimiento ubicado en San Martín 645, local 9. "Tras el estallido social de 2019 hubo filas de personas queriendo comprar armas, pero después vino la modificación de la ley de control de armas, lo que puso exigencias un poco complicadas para la gente. Eso hizo que disminuyeran las ventas, a lo que se suma la pandemia y el cierre de varias fábricas de armas en el mundo. Cuando el tema se recuperó, las fábricas subieron los precios", relata.
Anfossi ejemplifica que antes de la pandemia una arma IWI podía ser adquirida por $600 mil, la mitad de lo que cuesta ahora, "y eso hace bajar el interés de la gente". De las 20 armas que ofertaba en un mes normal, hoy logran vender al público sólo 15.
Pese a todo, el emprendedor plantea que se ha visto un interés mayor de las personas por saber qué se necesita para inscribir un arma legalmente a causa de la sensación de inseguridad presente en estos días. A diferencia de meses anteriores, Anfossi advierte que este proceso se ha burocratizado en exceso por parte de la Dirección General de Movilización Nacional, situación que en cierta medida impacta el nivel de compra.
Al igual que Sarasqueta, este negocio tiene otras opciones para resistir. La venta de productos importados como cinturones estadounidenses, poleras, vehículos de colección de Carabineros, o la instalación de cercos eléctricos, cámaras y alarmas, permiten que la caída no se sienta tanto.
Menos reparaciones
La merma, por supuesto, también se observa en tiendas locales dedicadas a la reparación de armas. Marco Olave, propietario de Armería y Restauración Olave, ubicada en Colo Colo 954, cuenta que en el último mes sólo repararon dos armas, es decir, 16 menos de lo que se recibe en un período de mayor bonanza.
"Hay una baja considerable en lo que es reparación, porque los estados de excepción han hecho que en varias zonas no se pueda transitar con armas o comprar municiones (...) Además, hoy la ley de control de armas no sólo castiga la tenencia, sino que también las piezas que tienen las armas", precisa Olave.
La reparación realizada en este establecimiento se realiza a armas legales -hasta calibre 45-, ya sea deportivas, de colección o de defensa personal. Una mantención puede costar entre $18 mil y $32 mil.