El despliegue internacional que combate el fuego por tierra
Las jornadas inician a las 6 de la mañana y terminan pasadas las 10 de la noche. Lejos de sus familias y arriesgando sus vidas, relatan la motivación para viajar tan lejos a ayudar a apagar los megasiniestros.
Por Francisca Pacheco Pérez cronica@diarioelsur.cl
Se cumplen tres semanas desde que comenzaron a llegar los diversos apoyos internacionales a raíz de los incendios forestales que enfrenta la zona centro sur del país. Hasta la fecha, más de 850 voluntarios, entre bomberos, brigadistas, militares y expertos, han dejado sus países de origen y a sus familias para integrarse al intenso combate contra el fuego, que hasta ahora, en el Biobío, ha afectado más de 205 mil 800 hectáreas.
Son intensas jornadas que comienzan cerca de las seis de la mañana y muchas veces terminan después de las diez de la noche. Sin embargo, a pesar de las adversidades que se han presentado, como el agotamiento físico y el hecho de estar lejos de sus seres queridos, los efectivos reconocen que desde el primer día en Chile han podido constatar el cariño y apoyo, tanto de las autoridades como de la gente a la que han ayudado.
Un equipo de 50 miembros de la Unidad Militar de Emergencias de España (UME), tres brigadas de México, una de Venezuela y un avión Hércules C-130 de Brasil son los recursos internacionales que están desplegados en la Región. Los voluntarios están preparados para movilizarse en cualquier momento, pues saben que la emergencia es incierta. De ello se encargan los respectivos jefes o representantes de cada brigada, que junto a miembros de la Conaf coordinan las acciones a realizar durante el día.
Hasta ahora, se han desplegado en los incendios denominados "Omer Huet", en Hualqui, que consumió 6,1 hectáreas del Parque Nacional Nonguén; en "El Cortijo", sector Altos de la Parra, en Tomé, y en el incendio "Santa Ana" de Santa Juana, que se extendió por cerca de 100 kilómetros y ha obligado a evacuar distintos sectores de Coronel.
Experiencia en Chile
Jorge Marín pertenece a la compañía de ingenieros 13 del primer batallón de intervención de la UME. Partió junto a su equipo de 50 efectivos desde el país europeo el 5 de febrero, y entre todas las gestiones comenzaron sus labores dos días después. Menciona que han partido con fecha de ida, pero no de retorno.
"No todos los días te llaman para irte a otro país a ayudar. Hemos recibido mucho cariño, tanto por el pueblo chileno, la gente civil, como por los brigadistas que han hecho un trabajo espectacular y han agradecido mucho que tengamos más efectivos para echarles una mano, y es una experiencia única que nos llevamos para España", expresó.
El hostal Casa Betania es el refugio provisorio de los 50 militares españoles. Jorge comentó que en dicho lugar pueden dormir, comer, y les ofrecen desayuno y cena. "Estamos muy agradecidos, porque ha sido un trato magnífico", dijo.
Asimismo, el Colegio República del Brasil de Concepción recibe a los 150 miembros del primer contingente de la brigada mexicana, que llegó a la Región el 6 de febrero y está compuesto por 30 combatientes de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y 120 del Ejército.
Gautiher Sanluis, jefe de la brigada, explicó que "nosotros estamos conscientes de que si había que pernoctar en el campo, el equipo viene equipado para cualquier despliegue en terreno, pero afortunadamente nos tocó unas instalaciones donde descansar y asearnos para poder al otro día trabajar al 100".
Su estadía contemplaba 20 días, que se cumplieron el jueves pasado. No obstante, debido a la reactivación de algunos focos de fuego, el apoyo se extenderá por, al menos, ocho días más. A pesar del sacrificio que esto supone, los brigadistas dicen estar dispuestos a continuar con el apoyo mientras las autoridades lo consideren necesario.
Así lo menciona Francisco Rivera, enlace de incendios de la Conafor, quien detalló las largas jornadas a las que se exponen los brigadistas, que en ocasiones se extienden por más de 12 horas. "Llegó el tiempo en que nuestra gente ya no responde igual, entonces decidimos que va descansando una brigada por día, porque ya llevamos 20 días y necesitamos que reposen" explicó.
Vocación
Ingeniero forestal de profesión, y con un evidente llamado de servicio, Francisco Rivera trabajó comandando otras brigadas, pero luego entró a la Comisión. "Inicialmente no me metía mucho, pero poco a poco me fue gustando, porque se generan estrategias, tenemos que predecir el clima, las condiciones topográficas, eso fue lo que más me gustó, porque no solo es el combate, sino más bien cómo moverse con la gente".
A través de los años ha participado en diversas capacitaciones, que hoy le permiten participar activamente del combate contra los incendios forestales de Chile, tras sumar 15 años de experiencia en el área, aunque asegura que continúa aprendiendo cada día. "Cuando hay un incendio y hacemos una buena planeación, después de haberlo liquidado es confortante darnos un abrazo y decir terminamos el trabajo, fue muy bueno lo que planeamos" expresó.
La estadía en Chile del equipo coincidió con el Día del Ejército Mexicano, el 19 de febrero. Por ello, la Municipalidad de Concepción preparó una sorpresa para los efectivos, en una jornada que contó con bailes típicos, música y comida especial. "Fue como tener una recompensa de parte de ustedes, el sentirnos festejados en ese día" señaló Francisco.
Si bien no todos forman parte del Ejército en la brigada, sostienen que sí sintieron la celebración como propia, porque, al final del día, pertenecen todos al mismo país. Sin embargo, lo que más los animó durante el día fue un show de música típica. "Hubo una sorpresa muy grata de un dúo vestido de charro cantando canciones mexicanas y eso es lo que más gusto nos dio, porque sí reconocen la música mexicana acá" manifestó.
Complejidades en terreno
Los brigadistas afirman que las condiciones de combate son similares a las que han realizado en otros países, pero también coinciden en que las pendientes chilenas son más pronunciadas y que el tipo de combustible es más agresivo, lo que de cierta manera se ha convertido en una complejidad.
"En ocasiones sí hemos tenido que correr y tratar de controlarlo por otro lado. En México hay incendios agresivos, pero no hay tanta acumulación de combustible como hemos visto aquí" explicó Francisco.
Además, Gautiher explicó que los incendios presentan comportamientos extremos en ciertos momentos, muchas veces determinados por las condiciones climáticas. "El rebrote por el tiempo atmosférico no nos certifica que un incendio esté totalmente controlado, ya que los rebrotes por rodado o por algunos antorchados, o islas que quedan, corren riesgo" detalló.
Pero no todo se trata de labores. El factor emocional también es un tema para quienes han debido dejar a sus países de origen, y sus hogares. Así lo menciona Francisco que, tras más de 20 días en Chile, asegura que "ya se comienza a extrañar la familia, la comida, las costumbres, pero cuando estamos en el combate para nosotros es gratificante y eso nos alienta".
Asimismo, se comunica con su familia por WhatsApp, ya que las líneas telefónicas son distintas en México, y durante sus tiempos libres realiza videollamadas con su esposa y sus tres hijos; dos niñas y un niño, quienes han intentado comprender la situación, pero de igual manifiestan sus ansias por volver a ver a su padre. "Ellos están preguntándome que por qué no me están dejando regresar, que qué hay que hacer para que esté allá" cuenta Francisco.
Sin embargo, una de las principales desmotivaciones para los brigadistas reside en la reciente reactivación de los focos, muchas veces de manera casi inexplicable. "A veces nos baja la moral de decir hoy combatimos, pero a lo mejor mañana se prende otro lado" señala.
Las labores se han concentrado, durante estos días, en realizar brechas cortafuego para proteger las casas cercanas a los incendios. En ese sentido, destaca la cercanía de la gente. "Ayer precisamente yo le decía a la persona 'no, no es necesario que nos den alimento, venimos a ayudar', pero ellos están agradecidos y sabemos que lo dan de corazón, eso es bonito y nos motiva, entonces sí nos pega un poquito la parte emocional, pero cuando vemos estos gestos de la gente decimos 'creo que vale la pena seguir esforzándose' ".