La basura en las playas
La basura lanzada en las playas habla muy mal del comportamiento que tenemos frente al medio costero, ya que la mayoría de los residuos que se observan son envases de plástico, bolsas, botellas, latas de cerveza y colillas de cigarrillos.
Sólo una bolsa plástica puede tardar más de 500 años en degradarse y una colilla de cigarrillo, hasta diez años, si no se dan las condiciones para su desintegración. Las latas de bebidas, unos diez años, y una botella de vidrio, de las mismas que quedan abandonadas en las playas tras un "carrete", tarda más de 4 mil años en degradarse.
La Universidad Católica del Norte desarrolla en forma periódica el proyecto "Científicos de la basura", con la participación de voluntarios, por lo que se obtuvieron datos de 32 playas correspondientes a trece regiones del país, incluyendo Rapa Nui. El cuarto muestreo nacional de basura se realizó en diciembre de 2020 y reveló que pese a las medidas que se han tomado en Chile, como la prohibición de la entrega de bolsas plásticas en el comercio en general, en la última década no se aprecian cambios en la cantidad de desechos que llegan a las playas.
En nuestra Región del Biobío, se analizó la situación en las playas de San Pedro de la Paz y de Lenga. El promedio de basura obtenido en este último muestreo nacional fue de 1,6 unidades de desperdicios por metro cuadrado, evidenciando que no ha cambiado estadísticamente la abundancia de deshechos en el litoral, con respecto al anterior estudio del año 2016.
La investigación reveló que el mayor porcentaje de basura correspondió a productos plásticos (34,6%), vidrios (22,4%) y colillas de cigarrillos (20%). Por otra parte, en este último muestreo fueron registradas como ítem especial las mascarillas, que estuvieron presentes en cerca del 40% de las playas investigadas, lo que no dejó de ser preocupante, ya que este producto es un vector de transmisión del covid 19 y su composición es otro elemento que puede pasar mucho tiempo en el ambiente y por tanto un potencial contaminante de plástico y microplásticos. De ahí la importancia de que las personas hagan un buen manejo de estos nuevos desperdicios.
Estos antecedentes muestran la importancia que tienen este tipo de iniciativas, porque no sólo se trata de acciones para lo inmediato, sino que también es una apuesta por el futuro de las costas.
Con la finalidad de proteger el medio ambiente, en el ámbito legal han existido cambios desde que esa universidad realizó el primer muestreo en 2008, como la implementación de la ley que en el año 2018 prohibió la entrega de bolsas plásticas en las multitiendas y supermercados, inicialmente, y en el resto del comercio más tarde; y la ley de responsabilidad extendida al productor.
El estudio indicó que se mantiene la tendencia de los muestreos efectuados a lo largo de años, y que Antofagasta sigue siendo la región con mayor abundancia de basura en sus playas, en especial plásticos, colillas y vidrios, que se pueden atribuir a fuentes locales, es decir, dejadas por los mismos visitantes. Además, los consumidores, no han cambiado las conductas para elegir productos que no sean de un solo uso, y no se ha dejado de tirar la basura directamente en el ambiente pese a toda la información y campañas de educación que existen sobre esos temas. Esta situación se destaca como un gran problema ambiental global que ha aumentado notablemente en las últimas décadas. Por lo visto, aún queda mucho trabajo por hacer. Posiblemente se necesitan más iniciativas de educación ambiental para tener mayor sentido de pertenencia hacia nuestras playas y sin duda hacia otros ecosistemas también.
Es vital que exista conciencia y compromiso para el cuidado de las playas. La tarea debe incluir la educación de los niños, para que comprendan la necesidad de proteger el medio ambiente, para el bien de ellos mismos y de las siguientes generaciones. Chile tiene más de 6 mil kilómetros de costa, que deben ser resguardadas.
En nuestra Región del Biobío, se analizó la situación en las playas de San Pedro de la Paz y de Lenga. El promedio de basura fue de 1,6 unidades de desperdicios por metro cuadrado.