Las lecciones que deja la última gran catástrofe local
Una comisión especial entre alcaldes y el nivel central, el arreglo de caminos rurales, el reordenamiento territorial en plantaciones y poblaciones, el fortalecimiento de la prevención y aumento de penas y castigos para quienes provocan incendios son parte de las medidas trazadas.
Por Nicolás Álvarez Arrau / nicolas.alvarez@diarioelsur.cl
Por lo general, la gran mayoría de la superficies de las comunas rurales del Biobío están cubiertas de pinos o eucaliptos, según describen los mismos alcaldes. Ellos estiman que el porcentaje varía entre el 50% y 60%, aunque en algunos casos ese número puede ser mucho mayor. A la hora de analizar los desafíos que se deben asumir para evitar nuevas catástrofes como las vividas estos últimos días -o como la experimentada en el megaincendio de 2017-, las autoridades comunales y expertos ponen su atención en la gestión forestal, pero sin desconocer que Biobío posee una matriz productiva marcada fuertemente por el quehacer maderero y que una eventual eliminación sería, derechamente, un "disparo en los pies" para el desarrollo y empleabilidad de la zona.
A través de este reportaje, alcaldes, un académico, representantes del empresariado forestal y la Conaf deshilvanan las lecciones aprendidas y las acciones que se deberán tomar de ahora en adelante para que nunca más una tragedia de este tipo vuelva a golpear tan bruscamente a los habitantes del Biobío.
La tarea inmediata pasa por desarrollar una comisión especial que reúna a los alcaldes de las comunas afectadas y el nivel central, una vez que la emergencia amaine. Así, al menos, lo cree Daniel Salamanca, jefe comunal de Santa Bárbara y presidente de la comisión de Emergencias y Riesgo de Desastres de la Asociación de Municipalidades del Biobío. El edil precisa la necesidad de transmitir el conocimiento adquirido y las urgencias locales al gobierno para, eventualmente, facilitar el desarrollo de normativas o una política de Estado que invite a retroceder las plantaciones forestales de los centros poblados y carreteras, generar un relacionamiento más directo con los alcaldes y brindar recursos desde el tributo que puedan aportar las firmas que están detrás de los grandes bosques, cosa que hoy no ocurre.
"Tiene que haber una comisión que nos pida la información, de tal manera de participar en la gestación de leyes en donde, por ejemplo, se regule la entrega de recursos (...) Las empresas generan una tremenda riqueza, pero eso en la comuna no se refleja porque no hay pago de alguna patente o ingresos, y eso afecta", dice Salamanca.
Desde Florida plantean que de 2017 a la fecha sí se ha crecido bastante en aprendizaje. Sin embargo, el alcalde Jorge Roa, testigo clave de esos incendios, se inclina hoy por avanzar aún más por medio de una entrega directa y permanente de financiamiento para destinar a los equipos de Bomberos. "Se nos tiene que permitir desde un comienzo, cuando elaboramos nuestros presupuestos municipales, tener asignada una cantidad importante de recursos para ir en la emergencia y no esperar que se decrete Alerta Roja para utilizarlos", reclama.
Dentro de los desafíos, el alcalde pone sobre la mesa, además, el mal estado de los caminos rurales, situación que en esta oportunidad quedó de manifiesta y afectó a los pocos vehículos municipales y de emergencia que tienen en Florida. Agrega que la buena noticia es que tras la reciente visita de emergencia del ministro de Obras Públicas, Juan Carlos García, se pudo plantear la idea de que se traspasen dineros a las municipalidades para que estas contraten directamente los servicios de mantención de caminos, "y él dijo que no tenía ningún temor en traspasarle más plata a los municipios para cosas como esas, ya que somos nosotros quienes conocemos la situación y podemos reaccionar más rápido".
Ordenamiento territorial
Parte de las medidas propuestas para robustecer la gestión ante emergencias forestales podrían tardar más tiempo. El ingeniero forestal y profesor asociado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Gustavo Saiz, es partidario de modificar la actual gestión forestal a través de la generación de "un paisaje mosaico", es decir, salir del sistema de monocultivo y sumar otro tipo de especies en las grandes áreas de plantaciones que caracterizan al Biobío.
La "presencia brutal" de material combustible, sumado al 40% de menos precipitaciones en los últimos 50 años y los constantes aumentos de temperatura que afectan a la zona, hacen que sea normal que una región como esta enfrente emergencias de tales magnitudes, según explica. Por lo mismo, el académico llama a modificar el patrimonio forestal que, de acuerdo a sus estimaciones, alcanza dos tercios del territorio. Eso sí, sin eliminar a la industria, entendiendo el aporte que representa para el desarrollo regional.
"Tenemos que hacer que haya menos combustible disponible, y eso no quiere decir cortar todas las plantaciones, porque evidentemente necesitamos los árboles, pero hay que distribuirlos de otra manera en el paisaje. Los paisajes de los grandes incendios de 2017 están otra vez repoblados con las mismas especies que se quemaron, y eso significa que no hemos aprendido nada. Necesitamos que el paisaje esté fragmentado con árboles frutales, cultivos agrícolas o bosque nativo, que si está bien preservado cuesta más que arda", deja entrever Saiz.
Durante los últimos días representantes de la Corporación Chilena de la Madera (Corma), de hecho, confrontaron la idea de que los incendios son favorecidos de forma exclusiva por los monocultivos. El presidente de la Corma Biobío-Ñuble, Alejandro Casagrande, advierte que hay otros puntos en los que trabajar, como la silvicultura preventiva o el tratamiento de la vegetación a partir de los pequeños y medianos propietarios, quienes a diferencia de las grandes firmas, no cuentan con ese tipo de herramientas y recursos. "Ese es un gran desafío y tiene que ser liderado por el Estado, aunque la solución pasa por la alianza público-privada", sostiene.
A eso suma el fortalecimiento de la Red de Prevención Comunitaria con los municipios y el ordenamiento y planificación territorial, "porque acá hay un tremendo problema en las áreas rurales con los miles de loteos y casas que se han establecido con gente que, en general, no tiene el conocimiento de vivir en el campo, generando también microbasurales". Por último, Casagrande dice que hay que fomentar la "prevención punitiva", es decir, incrementar las penas o castigos a las personas que provocan incendios forestales de manera intencional o negligente, con el fin de evitar que estos hechos se repitan en el tiempo.
Parte de estos puntos y otras medidas son descritas por un grupo de ocho gremios presentes en la zona, quienes a través de una declaración conjunta expuesta el jueves, plantearon una serie de desafíos de corto y mediano plazo para evitar nuevos incendios. Además de la Corma, el texto fue firmado por CPC Biobío, Irade, Asipes, Asexma Biobío, Pymemad, Socabio y Asem Biobío.
Coordinación con persecutores
Antes de cualquier análisis, Rodrigo Jara, director regional de la Conaf, insiste en que hay que entender que la Región posee una serie de elementos que propician este tipo de eventos, entre ellos la gran masa vegetacional, los vientos sureste y suroeste que predominan en el área, así como sus características topográficas. Sin embargo, recalca que en la ecuación tiene un rol preponderante la intencionalidad y la anomalía climática detectada durante el jueves y viernes de la semana pasada entre las regiones Metropolitana y Los Ríos, con altas temperaturas y la baja humedad relativa.
En vista de lo anterior, cree que es necesario profundizar la labor de prevención, pero desde una coordinación entre las empresas forestales, los municipios y los ciudadanos.
"Siempre la intención es generar mayor prevención, pero también hay que entender que existe alta intencionalidad, por lo tanto ahí hay un dolo (...) La prevención puede ayudar a aplacar la irresponsabilidad, aunque otra cosa es la intencionalidad, entonces es necesario que las investigaciones que se realicen tengan un apoyo vital por parte del Ministerio Público y las policías", enfatiza el directivo regional.
Jara añade que esta es una acción que ya se realiza por medio de la coordinación y capacitación que efectúa Conaf en materia de investigación de causas y origen de incendios, así como en la entrega de los informes finales a Fiscalía. "Eso tiene que permanecer para tener un resultado concreto", cierra Jara.