La respuesta regional
Francisco Gatica Neira, Académico, Universidad del Bío-Bío,
Hay un creciente consenso en el mundo público, privado y académico de que la Cuarta Revolución Industrial cambiará nuestra forma de trabajar, producir y vivir en el sentido más amplio de la palabra. La incorporación de Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial, la impresión 3D, entre otras tecnologías están revolucionando la gestión de las ciudades, la producción manufacturera, la industria de los servicios, la agricultura, por mencionar algunas actividades claves.
Los primeros análisis indican que, de no mediar un rol activo de las políticas públicas, tendremos en el futuro un aumento de las brechas entre las grandes empresas y las Pymes. La Encuesta de Acceso y Uso de Tecnología de Información Comunicación (TIC) en Empresas 2018 (MINECON 2020) nos evidenció la distancia en la adopción de las tecnologías 4.0 según el tamaño de la empresa y al mismo tiempo no mostró la brecha entre nuestras organizaciones productivas con el promedio de OECD.
El segundo frente es la necesidad de tener mano de obra calificada en digitalización, en analítica de datos y en manejo de nuevos equipos (p.e drones, sensores, impresoras en 3D, software especializado, entre otros). Hay preguntas nuevas como ¿en la agricultura hay trabajadores calificados en el manejo de drones? o en la manufactura ¿tenemos mano de obra capacitada en los nuevos sistemas ciber-físicos?
Sabemos que las posibilidades de adoptar tecnología aumentan significativamente cuando tenemos mano de obra calificada que comprende las nuevas aplicaciones, que demuestra al tomador de decisión las ventajas de invertir, que compatibiliza lo nuevo con lo antiguo y que finalmente permite que la empresa evolucione en el ecosistema de digitalización. Un punto aparte serán las reconversiones de personas que podrían ser desplazadas de sus puestos de trabajo por los procesos de sustitución de las tareas rutinarias por las nuevas tecnologías (ver estudios de la OECD Nedelkoska, L., & Quintini, G. (2018).
La mano de obra (re) calificada permite vencer el miedo atávico a lo nuevo.
Los procesos de Transformación Digital en las Pymes y la rearticulación de los sistemas educativos se deben dar al nivel mesoeconómico, en los espacios locales. Es en los territorios donde se encuentra el capital social necesario para difundir tecnologías en las Pymes, las que, por sus propios medios, no tienen posibilidad de adaptase a este cambio técnico, sin el apoyo del Estado.
La cercanía de los actores, la afinidad en los problemas-soluciones y la presencia de Universidades e Institutos será fundamental a la hora de aprovechar regionalmente las oportunidades de la Cuarta Revolución Industrial. Ya lo estamos viendo en Medellín (Ruta N), en Córdoba 4.0 o en Santa Fe Global por poner algunos ejemplos latinoamericanos. En este sentido el Gobierno Regional del Bío-Bío también está implementando iniciativas en el contexto del Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R).
La política de Transformación Digital y la rearticulación del sistema educativo debe construirse en cada territorio, recogiendo sus complejidades y fortalezas. Es en los detalles estratégicos, que solo ven los ciudadanas y ciudadanos que aman y viven en la Región, donde nos jugamos la posibilidad de aprovechar exitosamente las oportunidades de la Cuarta Revolución Industrial.