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Heraldo Muñoz, excanciller:

"Las side letters son, en esencia, un instrumento para aplacar las críticas de Apruebo Dignidad"

El exministro dice que "el resto de las objeciones al TPP11 se esfumaron" y explica sus beneficios. También se refiere a los tropiezos en política exterior, dice que hay que "evitar el amiguismo" en los cargos "complejos" del Gobierno y cuenta cómo conviven las coaliciones de Gobierno desde la llegada del bacheletismo a La Moneda.
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Por Mauricio Ávila Cárdenas

Su larga trayectoria en relaciones internacionales transforma a Heraldo Muñoz en una voz recurrente en foros de debate sobre el tema, más aún ahora que el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, conocido como TPP11, tiene revueltas las aguas en el corazón del Gobierno de Gabriel Boric.

Muñoz fue canciller en el segundo gobierno de Michelle Bachelet y subsecretario de la cartera bajo el mandato de Ricardo Lagos. Fue también presidente del PPD, movimiento del que se hizo militante en 1988 luego de toda una vida en el Partido Socialista, y es un férreo defensor del TPP11, proyecto que se discute en el Senado y que está programado para ser votado en Sala este martes. De hecho, uno de sus argumentos contra sus detractores es preguntar si acaso están equivocados países como Australia, Canadá, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda y Vietnam, que ya lo firmaron.

-¿Por qué debería un gobierno como el de Apruebo Dignidad firmar el TPP11? ¿Sería la misma presión sin crisis global?

-El tratado permitirá que miles de productos de exportación accedan en términos favorables a mercados donde estaban excluidos o bien donde no podían competir por altos aranceles en países como Japón, Canadá y México, entre otros, creando empleos. Se calcula que Chile vería aumentar sus ingresos en US$1.180 millones de dólares anuales. En un momento de crisis global y estrecheces económicas, esos ingresos serían muy relevantes, especialmente para las pymes exportadoras.

Pero lo más importante es que el TPP11 permite la acumulación de origen, que significa que los bienes que se elaboran en cualquiera de los Estados parte del tratado se consideran nacionales, cumpliendo así con las reglas de origen, abriendo nuevas oportunidades para nuestros productores y exportadores. Es decir, podríamos elaborar en Chile materias primas provenientes de los demás países del acuerdo y reexportarlas libres de aranceles a los países del bloque, generando así encadenamientos productivos.

Por último, ratificar el TPP11 nos permitiría ser parte de un poderoso bloque Asia-Pacífico, al cual quieren entrar países como China, el Reino Unido, Corea del Sur, Filipinas, Tailandia, Costa Rica, Ecuador, Uruguay y varios más. Me pregunto: ¿acaso todos los países que han ratificado el TPP11 o los que desean integrarse están equivocados, y sólo los críticos tienen la razón?

-Entre los contrarios a su firma se indica que inclina la balanza hacia las grandes corporaciones y que, incluso, algunas de ellas habrían redactado algunos de los acuerdos. ¿Qué opina de esto?

-Eso es absurdo e insultante. Los negociadores chilenos velaron por nuestros intereses nacionales y no habrían permitido algo semejante. ¿Acaso Chile y todos los países involucrados, incluyendo aquellos con gobiernos progresistas como Nueva Zelandia y Canadá, o uno socialista como Vietnam, permitirían tal supuesta imposición de grandes corporaciones? De hecho, las compañías farmacéuticas de EE.UU. rechazaron el TPP original porque no obtuvieron los beneficios que pretendían y, por eso, seguramente, Donald Trump se retiró del acuerdo alegando que el tratado era dañino para EE.UU. y ventajoso para los otros 11 países. Esta acusación infundada es la más descabellada de todas las "fake news" que se han esgrimido contra el tratado.

¿Son las "side letters" (o cartas bilaterales) la solución para que se firme finalmente?

-Las "side letters" buscan eximir a Chile de la aplicación del capítulo 9 sección B del tratado, relativo a la solución de controversias inversionistas-Estado, y me parecen valorables porque pueden ayudar a la aprobación del tratado en el Senado, y luego a su ratificación y depósito por parte del Presidente de la República. Sin embargo, estas cartas laterales no eximen a Chile de sus obligaciones derivadas de los acuerdos de comercio bilaterales o los de protección mutua de inversiones que nuestro país tiene con la mayoría de los Estados parte del TPP11, pues esos acuerdos contemplan mecanismos de solución de controversias casi idénticos a lo establecido en él. Las "side letters" son, en esencia, un instrumento para aplacar las críticas de Apruebo Dignidad. El resto de las objeciones al TPP-11 se esfumaron.

-Si ya tenemos acuerdos de libre comercio con la mayoría de los países firmantes del TPP11, ¿por qué hay que firmar otro tratado?

-Porque algunos de esos tratados bilaterales son antiguos, excluyen el acceso de productos chilenos a mercados importantes, o bien tienen aranceles altos para las exportaciones nacionales que ahora se eliminan o bajan considerablemente. Además, el TPP11 permitirá un mayor acceso de servicios de nuestro país a varios países del tratado, acceso a compras públicas en ciertos países, y el tratado contempla medidas para reducir los obstáculos no-arancelarios.

Gobierno y constitución

-¿Cómo observa la convivencia de las dos coaliciones dentro del Gobierno, Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático?

-No siempre es fácil la convivencia entre dos coaliciones que integran un gobierno. Hay visiones distintas del pasado, por ejemplo; pero lo importante es respetar el programa de gobierno y seguir la conducción del Presidente Boric que ha combinado las aspiraciones de cambio con una sintonía con la realidad.

-¿Ve un giro o cambio de tono desde que llegó el "bacheletismo" a La Moneda, con Ana Lya Uriarte y Carolina Tohá?

-Por cierto, ha mejorado el desempeño del Comité Político de ministros, y hay un énfasis mucho más marcado en los asuntos que le interesan a la ciudadanía, como, por ejemplo, la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado. También ha mejorado la relación del Ejecutivo con el Congreso. El ingreso al gabinete político de Carolina Tohá y Ana Lya Uriarte ha sido un incuestionable aporte.

-Hace un año decía que el PPD había cumplido su ciclo y ahora está instalado en el Comité Político, en el corazón del Gobierno de Boric. ¿Se apresuró en su diagnóstico?

-Sigo pensando que el PPD cumplió un ciclo político importante, y que ahora es necesario avanzar hacia una sola fuerza del socialismo democrático. Me atrae el modelo del Frente Amplio de Uruguay donde convergen partidos políticos y personas independientes. Esta izquierda debe levantar, además de justicia social y crecimiento sustentable, los temas de siglo 21, tales como cambio climático, protección de océanos, ciberseguridad, inteligencia artificial, diversidad cultural e identitaria.

-¿Ve posible que se reagrupe la ex Nueva Mayoría, ex Concertación, o la atomización de fuerzas en la izquierda llegó para quedarse? ¿Es posible una sola coalición de izquierda?

-Creo que hay diferentes izquierdas y por eso estoy por la convergencia de las fuerzas del socialismo democrático, comprometido con los cambios en democracia, con respeto a los derechos humanos, abierto al mundo. Eso no impide, sin embargo, las alianzas electorales con la otra izquierda en función de acuerdos programáticos.

-Ha llamado varias veces al Gobierno a improvisar menos en política exterior. ¿A qué se refiere con eso y en qué podría terminar?

-Ha habido demasiados tropiezos y errores no forzados en política exterior, que opacan los logros. Por eso he dicho que es necesario una mayor disciplina, improvisar menos y escuchar más a la Cancillería, a los y las profesionales, a quienes tienen recorrido en política exterior.

-Los casos de Claudio Grossman, John Kerry, del embajador en España, el de Israel en Chile, el supuesto retraso del rey de España en el cambio de mando, entre varios otros, ¿perjudican la imagen de la diplomacia chilena afuera?

-Bueno, algunos de esos han sido ejemplos de los errores no forzados que mencionaba. Lo importante en adelante es derivar lecciones de estos episodios, para que no se afecte el bien ganado "poder blando" de nuestro país en el escenario internacional.

-Se ha pedido desde la salida de la canciller hasta mantenerla, pero sin tener a Presidencia sobre ella todo el tiempo. ¿Qué salida ve usted?

-Yo apoyo a la canciller Antonia Urrejola y no he escuchado voces pidiendo su salida. No me parece, independientemente de que las y los ministros permanecen en sus cargos en tanto gocen de la confianza presidencial.

-¿Qué le parece que se esté desmantelando la institución de Primera Dama como se conoce en Chile?

-Encuentro una buena idea que las fundaciones vayan a los ministerios correspondientes. Eso puede reforzar esos ministerios y darles mayor coherencia a sus labores. La institución de la Primera Dama siempre ha dependido y dependerá de la personalidad y el perfil que le dé cada pareja del Presidente o Presidenta.

-¿Está bien incorporar amigos y exparejas en cargos o funciones importantes de Gobierno, como hemos visto en el último tiempo en embajadas o ministerio del Interior, o es una imprudencia?

-En esto nadie puede tirar la primera piedra. Efectivamente, hay que evitar el amiguismo en las responsabilidades de gobierno; más aún en cargos complejos que requieren competencias especiales. Una modernización profunda del Estado está pendiente para que tengamos un servicio público profesional y de alto nivel.

-¿Cómo ve el momento de los gobiernos de izquierda en Sudamérica y el avance de los de derecha en Europa, algunos nacionalistas, o incluso de Bolsonaro en Brasil?

-Creo que está surgiendo una izquierda nueva, profundamente comprometida con los cambios en democracia y con respeto a los DDHH; una izquierda que expresa anhelos, pero con los pies en la tierra; en sintonía con las demandas de la gente. La ultraderecha populista avanza cuando no hay respuestas a los temores de la población, aprovechándose de la incertidumbre sobre el futuro en contextos de alta criminalidad, violencia, migraciones irregulares, inflación, desempleo, ineficientes servicios públicos, etcétera. Las redes sociales difunden "fake news" que agitan esas incertidumbres y ofrecen respuestas fáciles de parte de supuestos salvadores de la Patria. Por eso la izquierda en la región tiene que ser propositiva y competente.

-¿Qué propuesta está suscribiendo o a cuál adherirá para el itinerario constituyente?

-Comparto la propuesta presentada por el Partido Socialista y el Partido Por la Democracia. Es decir, que no haya un nuevo plebiscito de entrada pues el anterior ya zanjó que la ciudadanía quiere una nueva Constitución redactada por una Convención elegida 100%, con paridad y presencia de pueblos indígenas, cuestión a ser debatida en cuanto a número. Y creo que debe ser una Convención más reducida en integrantes y con un plazo acotado para la redacción de un nuevo texto constitucional, de modo que se vote en un plebiscito de salida con voto obligatorio hacia diciembre del próximo año. Y que sea un proceso que tenga bordes o bases institucionales limitadas, sin entrar en materias propias de la elaboración constitucional. Lo importante es lograr el consenso más amplio posible, a la brevedad posible. Me parece que se está avanzando.

-¿Qué responde a quienes no quieren volver al voto obligatorio?

-Diría que tendrán que acostumbrarse a votar como obligación ciudadana, o bien disponerse a ser multados.