Una visión con perspectiva histórica sobre la llamada "Perla del Biobío" revela que ha sufrido en el último siglo directas transformaciones en su desarrollo urbanístico. Los terremotos de 1939, 1960 y 2010 impactaron de manera profunda en las construcciones y equipamiento de la ciudad, obligando a sus pobladores a un arduo trabajo de reconstrucción.
Sin embargo, la destrucción no doblegó el espíritu de los vecinos, que una y otra vez han salido de las ruinas para levantar sus hogares, contando con la ayuda del Estado para dotar de nuevas instalaciones a los servicios públicos, indispensables para mejorar su calidad de vida.
Según Campos Harriet, en las primeras décadas de los novecientos, la planta de la ciudad era, en general, de edificaciones de un piso, sobresaliendo algunos palacios y los edificios institucionales que revelaban una raíz arquitectónica francesa. Las actividades deportivas populares se realizaban en La Alameda, con el tenis y pelota vasca, en Puchacay, con fútbol y carreras a la chilena, y en la laguna Las Tres Pascualas, con actividades de boga y vela. Todo cambió luego del terremoto de 1939, destruyéndose completamente el Concepción antiguo.
A partir de ese año, el barrio universitario y la diagonal Pedro Aguirre Cerda son el preludio de una edificación moderna y en altura, sin mayores méritos estilísticos, pero que se erige cumpliendo con normas de seguridad que han logrado resistir, con daños menores, el furor de la tierra en 1960 y 2010.
La ciudad, puesta a prueba tantas veces, solo puede exhibir de la época colonial el muro del convento de la Merced, algún edificio de comienzos de los novecientos, la pileta y uno que otro tilo de la Plaza de la Independencia. El tránsito lento de los novecientos, a través de las vías de tierra o de adoquines para carros de sangre y tranvías, se ha trocado en calles pavimentadas y colapsadas por la masiva presencia del auto particular y locomoción pública, que generan uno de los problemas contemporáneos mayores, como es la contaminación y el atochamiento vehicular.
Concepción se ha transformado en una gran urbe, que en su ampliación territorial genera una conurbación que, paulatinamente, conformó un polo poblacional importante, con actividad comercial y de servicios dinámica. Comparativamente con lo que muestra el siglo XX, ha perdido capacidad industrial, generando sitios vacuos, abandonados, reflejos de glorias pasadas, donde se asentaron diferentes establecimientos fabriles.