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Universidad Andrés Bello y Cátedra Vargas Llosa:

Concurso de cuentos para estudiantes UNAB busca fomentar la vocación literaria

El certamen denominado "El Desafío" es parte de las actividades realizadas en el marco del convenio entre la casa de estudios y la Cátedra Vargas Llosa. El Nobel de Literatura invita a los jóvenes a participar.
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Tenía poco más de 20 años cuando, estando en Europa, Mario Vargas Llosa se animó a participar en un certamen literario con uno de sus cuentos. Lo ganó. Ese hito significó la publicación del libro "Los jefes", compilado que incluye "El desafío", pieza considerada clave en la carrera del escritor peruano y que da nombre al concurso lanzado por la Universidad Andrés Bello y la Cátedra Vargas Llosa.

Se trata de una iniciativa destinada a estudiantes de la UNAB y pertenecientes a universidades de todo el mundo que tengan convenio con la Universidad Andrés Bello y la Cátedra Vargas Llosa y que aspira a alentar la creación literaria joven, así como a difundir el idioma español. Por eso, se divide en dos categorías: alumnos que hablen el español como primera lengua y alumnos que lo hablen como segunda.

Sobre esta actividad, el Premio Nobel de Literatura (2010) emplaza a los jóvenes a atreverse a ser parte del certamen. "Esto va a fomentar las vocaciones literarias, sobre todo en un género que tiene una riquísima tradición, tanto en la novelística europea como en la latinoamericana. Así es que hay que desearle a este concurso de cuentos que tenga mucho éxito y que despierte muchas vocaciones entre los jóvenes".

Para el escritor, el cuento en particular, "encuentra fácilmente una salida en revistas, en periódicos, en tanto que, a veces, las novelas son mucho más difíciles de ser editadas". Por eso, señala, esta es una instancia ideal para aventurarse en las letras.

Características del concurso

La iniciativa se enmarca en el convenio que existe entre la Universidad Andrés Bello y la Cátedra Vargas Llosa, orientado fundamentalmente al intercambio académico del más alto nivel de profesores, investigadores, escritores y pensadores.

En ese contexto, representantes de ambas instituciones serán parte del jurado que elijan los escritos ganadores. La nómina la completan los escritores Paula Ilabaca (Chile), Rodrigo Blanco (Venezuela) y Lola Larra (Chile).

La temática del I Concurso de Relato Breve «El Desafío» es libre. El premio será otorgado a la mejor obra recibida en cada categoría. Los jurados podrán reconocer la calidad de otros trabajos otorgando un premio al segundo y tercer lugar. El plazo de recepción de los relatos concluye el 30 de octubre. La convocatoria está abierta.

Los resultados serán anunciados en una ceremonia que se celebrará en Madrid (España), el 1 de diciembre.

Los interesados en participar pueden encontrar las bases y toda la información necesaria en https://www.catedravargasllosa.org/site/relatobreve.php sitio ya disponible para la convocatoria.

Carolina Torrealba, vicerrectora de Investigación y Doctorado de la Universidad Andrés Bello:

"Apuntamos a una investigación enfocada en cambiarle la vida a las personas"

La primera subsecretaria del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, y quien asumió como vicerrectora de Investigación y Doctorado de UNAB, habla acerca de los aprendizajes que dejó su paso por el mundo público y los principales desafíos que abordará en la universidad, poniendo acento en la necesidad de fortalecer a nivel país la diversidad en la ciencia, así como también su enfoque en potenciar investigaciones que transformen vidas. "Está demostradísimo que la calidad de vida de las personas en cualquier parte del mundo está tremendamente determinada por la capacidad de los países, los entornos y las sociedades, de crear conocimiento y transferirlo a sus ciudadanos". "Hoy las sedes de la UNAB, tanto Concepción como Viña del Mar, tienen núcleos de investigación que están generando proyectos particularmente relevantes a nivel regional, que generan impacto y buscan resolver desafíos regionales".
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Tras su labor como primera subsecretaria del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile, Carolina Torrealba hoy aterriza en la Universidad Andrés Bello para liderar la Vicerrectoría de Investigación y Doctorado de esta institución.

La doctora en Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica siempre ha tenido un fuerte vínculo con la naturaleza, desde niña, pero una vez convertida en profesional su paso por los laboratorios fue breve. Rápidamente se integró al ámbito de la gestión científica, primero en la Fundación Ciencia & Vida, luego en la dirección ejecutiva de la Iniciativa Científica Milenio y al cabo de pocos meses llegó al ministerio que ella ayudó a instalar, tras su creación en 2018.

Carolina Torrealba tuvo un papel fundamental en esta nueva cartera que a poco andar tuvo que enfrentar un estallido social y una pandemia, dos desafíos altamente complejos. Desde su posición como subsecretaria, entre otros proyectos, la Dra. Torrealba lideró la creación de una Red Nacional de Laboratorios Universitarios para el Diagnóstico de covid-19, así como la elaboración de la primera Política Nacional de Igualdad de Género en Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, además de ampliar la instalación del nuevo ministerio hacia la innovación y el emprendimiento de base científico-tecnológica.

-¿Qué aprendizajes le dejó la experiencia en el mundo público?

-Aprendí muchísimas cosas. Nos tocaron años muy difíciles, pero fue maravilloso. La experiencia de armar una red de laboratorios de diagnóstico a partir de los laboratorios de investigación de las universidades y empalmarlos con una red pública que estaba brutalmente estresada. Ahí logré entender el real impacto que tenía el ministerio, la capacidad de crear valor y porqué es importante la gestión pública de la ciencia. Es la articulación de las capacidades nacionales que se ponen al servicio del país y te cambian la realidad. Se salvaron miles de vidas en un minuto en que no entendíamos muy bien cómo se contagiaba, no había cura, y poder entregar diagnósticos a través de las capacidades de la investigación fue algo muy potente.

Lo mismo cuando construimos toda una agenda en cuanto a emprendimiento de base científica. Hicimos el primer registro de empresas, generamos un programa de fomento con financiamiento y empezamos a encontrar espacios en los cuales vincular y armar una ruta; fue ver esto como una política pública necesaria para el país, es decir, cómo la generación de conocimiento efectivamente aporta a enfrentar los desafíos más importantes que tenemos.

-¿Cómo se mantiene conectada con su amor por la ciencia, pero ya desde la gestión?

-La investigación, el crear cosas nuevas, el descubrimiento es, tal vez, una de las manifestaciones humanas más lindas e inspiradores que uno puede experimentar. Estar cerca de eso es algo que me inspira mucho, pero también sé que -más que dentro del laboratorio- mi aporte es mucho mayor cuando puedo generar herramientas e instrumentos para que las personas y los descubrimientos que están en cada uno de esos laboratorios puedan encontrar su ruta hacia el impacto. Para mí es una fuente inagotable de inspiración, aprendizaje y motivación que le da sentido al trabajo que hago. Yo me defino 100% como una persona que no está en la creación del conocimiento, sino que al servicio de este sistema.

-¿Y cuáles son los desafíos de la Vicerrectoría de Investigación y Doctorado de UNAB?

-Primero, entrar a esta universidad es un privilegio porque ha demostrado sistemáticamente su compromiso con la investigación. Es una institución que tiene una trayectoria muy reconocida, pero que mira el futuro con claridad y mira lo que ha construido con mucho orgullo. Además, llego después del exitoso proceso que lideró el exvicerrector Ariel Orellana, con quien trabajamos juntos en la coordinación de la red de laboratorios en que la UNAB estuvo muy presente. Por lo tanto, el primer desafío es seguir consolidando el trabajo de los últimos años y lo que se ha hecho desde sus inicios.

Otro desafío es cómo abrimos la universidad cada vez más a una investigación cuyo objetivo esté fuertemente impulsado por cambiarle la vida a las personas, transformar nuestro entorno, abordar desafíos ineludibles que tienen que ver con salud, con cambio climático, entre otros, y cómo la universidad pone lo mejor de su talento al servicio de estos desafíos. Para ello, es indispensable contar con una visión interdisciplinaria, que incorpore las disciplinas científicas, humanidades, las ciencias sociales. En ese sentido, la creación de los centros de investigación e institutos de la universidad es una de las herramientas clave. A través de ellos también vamos generando investigación interdisciplinar para dar respuesta a problemáticas concretas de nuestra sociedad.

-¿Y qué pasa cuando el conocimiento aplicado genera externalidades negativas?

La tecnología no tiene guion, la sociedad le pone guion y estar en esa discusión es clave. Hoy está demostradísimo que la calidad de vida de las personas en cualquier parte del mundo está tremendamente determinada por la capacidad de los países, los entornos y las sociedades, de crear conocimiento y transferirlo a sus ciudadanos, y que parte de ese conocimiento va a generar herramientas enfocadas en bien común y otra parte va a generar herramientas para las cuales tenemos que crear un marco para protegernos.

Así como nos entrega herramientas muy positivas tenemos que salvaguardar que el desarrollo científico-tecnológico se oriente siempre a un bienestar. Por ejemplo, la Inteligencia Artificial puede traer grandes oportunidades, como también un amplio mundo de mayor discriminación y esas son las discusiones potentes en las que tenemos que estar involucrados como universidad, estamos llamados a jugar un rol en ese debate. Y la vinculación con centros UNAB que tienen un fuerte enfoque hacia la generación de conocimiento público, como CIUDHAD, el Instituto de Políticas Públicas o el Instituto de Políticas Económicas, va en esa línea, no solo de creación de conocimiento, sino que también de cómo la sociedad gestiona este conocimiento que estamos generando.

-¿Y en términos de equidad de género e igualdad de oportunidades en investigación?

-La UNAB se define como un espacio plural, abierto, laico que busca incorporar a todas las personas para que puedan desarrollar su talento. Es un objetivo muy trascendental entregar igualdad de oportunidades para que todas las personas que formen parte de la institución puedan desarrollar plenamente sus potencialidades, y desde la VRID se están haciendo cosas en esa línea, generando por ejemplo instancias de apoyo a la carrera de mujeres investigadoras, y no solamente a más mujeres, sino mayor diversidad, con más colores porque estamos convencidos que el resultado va a ser cada vez más potente y de mayor Impacto.

La ciencia contemporánea debe preguntarse cómo tenemos que hacer investigación el día de hoy, en un mundo que ha cambiado, que por un lado requiere más y mejor investigación e innovación, pero que también se ha rebelado frente a realidades o culturas históricas que hemos decidido erradicar como la exclusión de las mujeres de los espacios de investigación. Debemos tener procesos cada vez más claros, de cuidar y reportar transparentemente el cómo se hace la investigación, cuáles son los criterios de integridad, cómo buscamos que se vincule de manera temprana con su potencial objetivo o impacto, cómo incorporamos una visión de pluralismo en todo el sentido de la palabra y cómo incorporamos igualdad.

-¿Cómo proyecta el trabajo con la sede UNAB en Concepción?

-Es una región tremendamente rica en materia de vida universitaria y de importancia en la investigación, reconocida en distintas áreas. Por ejemplo, uno de los núcleos potentes de investigación aplicada de la universidad está en Concepción.

Hoy las sedes de la UNAB, tanto Concepción como Viña del Mar, tienen núcleos de investigación que están generando proyectos particularmente relevantes a nivel regional, que generan impacto y buscan resolver desafíos regionales. Esa es un área de gran interés para nosotros, que debemos apoyar y potenciar.