Nuevo sistema nacional de prevención de desastres
La Asociación de Funcionarios de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi) inició el martes en la noche una paralización de actividades en todo el país, asegurando que no hay recursos, personal suficiente ni infraestructura para la nueva institucionalidad que debería comenzar a funcionar este mes de agosto, cuando la actual Onemi será reemplazada por el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred).
De acuerdo con la versión de esa Asociación, la legislación asigna nuevas tareas y despotencia la descentralización al concentrar muchas de las tareas propias de la región en el nivel central, volviendo a una realidad que era propia de la Onemi anterior a 1974.
En agosto de 2021 se promulgó la ley que creó el nuevo organismo que reemplaza a la Onemi, que reconoce e incorpora todos los avances y desarrollos que se han logrado en función de las buenas prácticas y lecciones aprendidas en esta última década por el actual sistema nacional de protección civil.
El nuevo servicio Senapred, que asumirá las obligaciones y derechos de la Onemi, además de nuevas funciones, será descentralizado territorialmente, para coordinar, organizar, planificar y supervisar las actividades relacionadas a la gestión del riesgo de desastres. Durante este período debía dictarde el decreto con fuerza de ley que define, entre otras materias, la nueva planta de la institución, la regulación de la asignación de turnos y la fecha de entrada en vigencia del nuevo servicio.
La historia de Chile está marcada por los terremotos, las inundaciones y los incendios forestales, porque cada cierto tiempo sufrimos con fuerza los embates de la naturaleza. La relación forzada de nuestra población con los sismos y las catástrofes naturales en general, entrega valiosas lecciones para estar preparados en estos casos. Hemos aprendido de los errores del pasado. Qué hacer en caso de terremoto, adónde ir y qué implementos tener en el hogar, son preguntas que la mayoría de las personas conocen y que pueden salvar la vida ante una emergencia.
Los terremotos de 2007 en Tocopilla, de 2010 en nuestra Región del Biobío, de 2014 en Iquique, y 2015 en Coquimbo, dan cuenta de que es necesario convivir de la mejor manera con este fenómeno. Y también cada verano con los incendios forestales, considerando que los centros poblados se acercan cada vez más hacia los bosques, por lo que cada año se realizan cortafuegos y se prepara a las familias que están más cerca del riesgo, para saber cómo operar en caso de un siniestro. El país también ha dado grandes pasos para contar con eficaces normas sísmicas de construcción.
Hay que recordar que el 27 de febrero de 2010 quedaron al desnudo las falencias de coordinación entre organismos como Onemi y la falta de información fidedigna a la ciudadanía respecto a la catástrofe. El terremoto y tsunami del 27/F 2010 dejó claro que sectores de poblaciones que se construyeron en terrenos ganados al mar en Talcahuano, se inundaron, que el recinto naval fue muy azotado y que la mitad de Dichato fue arrasada por el oleaje, entre otros lugares. Han pasado los años, se realizaron muchos simulacros de evacuación en las comunas costeras y hoy las familias tienen mayor cultura preventiva: la mayoría sabe hacia dónde debe dirigirse tras la activación de las alarmas. Toda esta educación permite estar preparados de la mejor manera ante un terremoto o una catástrofe.
Siempre hay aspectos que mejorar, pero lo importante es estar preparados en los hogares ante cualquier desastre natural y tener un organismo coordinador de todos los servicios e instituciones que participan en esas emergencias, tarea que deberá cumplir ahora el Senapred. La paralización del personal de Onemi en el país revela también la necesidad de que la nueva institución cuente con los recursos necesarios para desarrollar sus funciones de acuerdo con lo que se espera.
El nuevo Senapred, que asumirá las obligaciones de la Onemi y nuevas funciones, será descentralizado, para coordinar las actividades relacionadas a la gestión del riesgo de desastres.