Quiebra local de empresas declina en un año, pero persiste temor por crisis
Académicos de la Región del Biobío creen que la agudización de la emergencia empeorará los actuales números.
Sin duda, las empresas del país y la Región no la han tenido fácil desde que inició la pandemia. Producto de la crisis, fueron varias las instituciones que debieron quebrar ante la imposibilidad de generar mayores flujos de caja o costear insumos cada vez más caros. Las deudas se convirtieron en un escollo difícil de sortear.
De un tiempo a esta parte, sin embargo, y en medio del proceso de recuperación económica que alcanzó el país en los últimos meses, el número de empresas que debieron liquidar sus bienes bajó. De hecho, entre enero y junio de este año fueron 533 los organismos que cayeron en esta situación en todo Chile, es decir, un 35% en relación a igual período de 2021, según un último informe de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento.
A nivel local, la tendencia es la misma. En el primer semestre hubo 37 empresas que iniciaron procedimientos concursales de liquidación de activos -concepto técnico utilizado para referirse a la quiebra-, lo que representa una disminución del 42%. Del total, la Región del Biobío absorbe el 6,9% de las quiebras y la mayor parte se concentró durante enero (10) y marzo (9) de este año.
Este porcentaje a la baja es destacado por algunos profesionales económicos de la zona, quienes califican como "positivo" el hecho de que durante el último tiempo el nivel de restricciones haya decantado, a fin de revitalizar el quehacer empresarial. Justamente, indican, el repunte económico alcanzado en 2021 evitó que nuevas empresas se sumaran a este proceso, ya sea a raíz de las ayudas proporcionadas y al crecimiento de la demanda que impulsó el aumento de liquidez entre la ciudadanía. Los retiros de los fondos previsionales se transformaron en el punto clave que apalancó la liquidez nacional.
Preocupaciones futuras
Pese al buen escenario que se observa a la fecha en materia de cifras, los académicos consultados advierten que dentro de un año es muy probable que los indicadores positivos se vuelvan, irremediablemente, negativos.
"Es posible que tengamos números negativos, en términos de un aumento en las quiebras, porque habrá un frenazo", plantea el profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo, Carlos Smith.
En concreto, el académico advierte que este es un efecto que estará ligado de manera directa a la inflación y a una menor liquidez que se comenzará a notar, por ejemplo, en las cuentas corrientes. Agrega que el fenómeno ya se percibe en las menores ventas del comercio y en las altas tasas de interés que incentivan más el ahorro que el consumo.
"Eso le comenzará a pasar la cuenta a las empresas. Habrá menor inversión, lo que genera menores puestos de trabajo a largo plazo y menores ingresos a las personas. Sin duda, golpeará a las empresas de distintos rubros, aunque siempre hay algunas que gana y pierden, pues unas en ciertos sectores seguirán vendiendo, y más que antes, pero otras, no", aventura.
Juan Saavedra, docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Concepción, coincide y sostiene que este es un tema delicado que se dará en un contexto de mucho menor crecimiento económico y en donde la demanda se ajusta a la baja.
"Vienen nubarrones fuertes todavía para pensar que esto sigue bajando. Quizá, el quiebre de empresas se estabilice, pero no vienen tan buenos tiempos, porque si el año pasado crecimos al 12% y este año al 1% o 1,5%, lógicamente, las firmas que estén complicadas se van a complicar más", sentencia.
Por lo mismo, llama a acrecentar los niveles de inversión, pues con un panorama como el que se proyecta no solo se verán impactadas las empresas, sino que también la empleabilidad.